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Los malos hábitos de alimentación, fumar y una higiene dental deficiente son algunas de las causas del deterioro dental y de la inflamación de las encías (o gingivitis, la forma más leve de la enfermedad periodontal).  Los adolescentes y los adultos jóvenes son propensos a desarrollarla precisamente por su alto consumo de alimentos azucarados y su tendencia a olvidarse de visitar al dentista.

Las sodas, la comida chatarra, los caramelos, los chocolates y en general, todas las bebidas y los alimentos con alto contenido en azúcar tan populares entre los adolescentes y los adultos jóvenes, contribuyen a la formación de la placa que recubre los dientes. Si a este tipo de dieta le sumamos los cigarrillos y una higiene bucal deficiente, ya encontramos el ambiente perfecto para la proliferación (reproducción o multiplicación) de las bacterias que conducen a la inflamación de las encías.

Las bacterias también encuentran un excelente medio ambiente alrededor de los cordales (las muelas del juicio), que acomodados al final de la boca, son más difíciles de alcanzar y de limpiar con el cepillado común.

Pero hay buenas noticias.  Los adolescentes y los adultos más jóvenes, a pesar de todo lo anterior, pueden evitar la gingivitis (la inflamación de las encías) y el eventual desarrollo de su etapa más grave, la periodontitis, que destruye los huesos y los tejidos que protegen a los dientes y  provoca su caída. ¿Cómo puedes saber si has desarrollado gingivitis? Pues las encías se inflaman y adquieren un color rojo intenso o rojo púrpura, son más sensibles al tacto, y sobre todo, sangran con el cepillado de los dientes o al pasar el hilo dental.

Para combatirla, la primera recomendación de los expertos es dejar el cigarrillo y mejorar los hábitos alimenticios.  Al reducir el consumo del azúcar, se previene también la formación de la placa.

Por supuesto la higiene bucal es vital: el cepillado a fondo después de las comidas, el uso del hilo dental al menos una vez al día, así como sacarle partido a los enjuagues bucales, que además de eliminar las bacterias, mejoran el aliento. Así como algo tan simple como beber agua potable fluorada (que contiene flúor o fluoruro en cantidades limitadas y controladas).

Un estudio conjunto realizado en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill y la Universidad de Adelaide en Australia, ha demostrado que el fluoruro ayuda a reducir la incidencia de la enfermedad periodontal en los adolescentes y en los adultos jóvenes, incluso en aquellos que no consumieron el agua potable con flúor en la infancia.

Los resultados del estudio, publicados en el Journal of Dental Research , confirman que los adultos jóvenes pueden combatir los efectos negativos de la enfermedad periodontal bebiendo agua potable que contiene fluoruro, ya que su consumo habitual refuerza el esmalte que recubre los dientes y los hace más resistentes a la placa y al desgaste.

También es importante visitar periódicamente al dentista para revisiones periódicas de la boca, para que se solucionen los problemas si se presentan (como las caries, por ejemplo) y para recibir una limpieza profesional que elimine la placa y el sarro acumulado en la base de los dientes.

La salud de la boca depende de los buenos hábitos que deben  comenzar desde la infancia y mantenerse a lo largo de la vida.  Y aunque haya etapas, como la juventud o la adolescencia, en que se tienden a olvidar esos buenos hábitos, nunca es tarde para rectificarlos y mejorarlos.

Cepíllate bien los dientes varias veces al día, bebe agua potable fluorada que contribuye a disminuir el riesgo de desarrollar caries, no fumes ¡y no te olvides de visitar al dentista!

 

Imagen © iStock / Frans Rombout

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