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¿Es bueno tener una mascota con niños pequeños? Si bien no existe una respuesta absoluta, un nuevo estudio sugiere que tener un perro desde muy temprana edad ayudaría a evitar el desarrollo de alergias de los niños. No sucedería lo mismo con los gatos. Aquí te contamos más detalles sobre este tema que involucra las mascotas, los niños y las alergias.

Las alergias en los niños es un tema que le preocupa a muchos padres, porque afecta la calidad de vida de sus pequeños y en ocasiones hace que tengan que tomar medicamentos y que tengan que estar muy atentos a lo que les causa las reacciones alérgicas. Laura, es madre de dos niños que padecen de alergias y me dice con desconsuelo: ¡Cómo quisiera que las alergias no existieran!

El caso de Laura es muy común. Muchos padres de familia temen que sus hijos sufran de alergias. ¿Cuál es la solución para prevenirlas? ¿Podría ser tener como mascota a un perro?

A primera vista parece contradictorio (se asocia a las mascotas con las alergias), pero un estudio reciente dio algunos indicios sobre cómo el que los niños tengan un perro desde que son pequeños podría ayudar a los chicos a desarrollar defensas y a evitar la aparición de alergias o eczemas. El análisis también se realizó con gatos pero en ese caso los resultados no fueron los mismos y no hay señales de que los felinos ayuden a los niños del mismo modo en que lo haría el llamado “mejor amigo del hombre”.

Sin embargo, estos resultados -publicados en el Journal of Pediatrics– no prueban que los cachorros sean protectores y que los gatos no lo sean para los niños propensos a tener alergias, sino que se suman a una relación compleja entre la mascota familiar y la salud infantil. Por eso, la doctora Tolly G. Epstein, profesora asociada de la Facultad de Medicina del University of Cincinnati, en Ohio, en Estados Unidos, y coautora del estudio, destaca que aún es demasiado pronto para recomendarles a los padres si deberían tener a un perro o a un gato en casa o no.

Si bien distintos estudios sobre el comportamiento infantil sugieren que la interacción de los niños con los animales domésticos proporcionan beneficios emocionales y físicos, no es lo mismo cuando se trata de los niños que ya sufren de asma o de alergias. En este caso, es muy probable que tener mascotas sea contraproducente. ¿Por qué? Porque quienes padecen asma tienen 2 o 3 veces más posibilidades de ser alérgicos a las mascotas que los niños que no tienen este problema.

Una persona que es alérgica a los animales es alérgica a las proteínas que se encuentran en la caspa o en las escamas de la piel, la saliva y la orina de los animales. El pelo acumula fácilmente estas partículas que producen alergias (o alergenos), pero no es el que las produce en sí mismo. Por eso, no es cierta la creencia según la cual ciertas razas de perros y gatos no desencadenan reacciones alérgicas, básicamente porque pierden menos pelos. Todos los animales de sangre caliente pueden provocar este tipo de reacciones; incluso los pájaros u otros que viven en jaulas.

Si tu hijo tiene asma, lo ideal es que no haya mascotas en la casa pero si ya las tienen hay que controlar que no le provoque las reacciones alérgicas. Puedes consultar con el pediatra o con el especialista (alergólogo, etc.) qué es lo más adecuado, y antes de desprenderte del animal, por doloroso que puede ser eso para toda la familia, puedes intentar algunas medidas preventivas. Por ejemplo:

  • Ayuda a tu hijo a tomar los medicamentos para la alergia, tal como le haya indicado el médico.
  • No permitas que la mascota entre en el dormitorio del niño; limpia a fondo su habitación, elimina el polvo frecuentemente y quita todo tipo de alfombras.
  • Si es posible, haz que la mascota tenga su espacio fuera de casa, en el jardín, por ejemplo.
  • Explícale a tu hijo que no debe alzar, abrazar ni besar a la mascota, tampoco debería cepillarla ni bañarla.
  • Asegúrate de que todos los miembros de la familia se lavan las manos luego de tocar a la mascota.
  • Consigue un purificador de aire con filtro HEPA.
  • Si tienes algún animal pequeño en una jaula, no se te ocurra colocarla en la habitación del niño con alergias (alérgico). Cuanto más lejos mejor, y recuerda que, si la jaula está cerca de un calefactor o un ventilador, podría diseminar alergenos por toda la habitación.
  • Si tienes un gato, no permitas que tu hijo se acerque al cajón de los excrementos y, del mismo modo que con las jaulas, colócalo lejos de los ventiladores.

Si todo esto no funciona, quizás debas buscarle un nuevo hogar a la mascota. En ese caso, asegúrate de hablar con tu hijo sobre esta decisión y, sobre todo, aclárale que esta medida no es por “su culpa”. Luego, ten en cuenta que posiblemente no hay ninguna mejoría en los síntomas durante un tiempo, ya que cuando un animal abandona una casa puede tardar hasta 6 meses en disminuir los niveles de alergenos a niveles similares a los de una casa sin mascotas. Y si vienen a visitarlo amigos con mascotas, recuerda de darle previamente la medicina que le haya recetado el pediatra. También recuérdale que se lleve su medicamento “de rescate” por si presenta una crisis.

 

Imagen © iStock / Mariya Bibikova

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