No se debe ignorar aquella debilidad muscular nunca antes sentida, dice la Mayo Clinic. Sentir repentinamente debilidad muscular puede ser la señal de un accidente cerebrovascular o de otro problema grave que amerita atención médica.
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Aquel debilitamiento que se presenta de manera más gradual puede relacionarse con varias enfermedades. Sin embargo, cualquiera que sea la causa, perder fuerza puede contribuir a mayor riesgo de sufrir caídas, menos fortaleza ósea y ganancia de peso.
El movimiento muscular empieza con una señal cerebral que viaja por la médula espinal, atravesando las vías nerviosas y zonas donde se conectan los nervios con los músculos. Cualquier interferencia en las vías puede derivar en debilidad muscular. Las causas de dicha interferencia pueden ser:
• Enfermedades del cerebro o de la médula espinal. El deterioro cognitivo, los temblores, la rigidez, los espasmos musculares y la hiperreflexia son algunos signos de enfermedad del cerebro o médula espinal. Un accidente cerebrovascular o los trastornos cerebrales, como la enfermedad de Parkinson, pueden provocar debilidad y dificultar la coordinación o inicio del movimiento muscular. Una resonancia magnética puede ayudar a diagnosticar muchas afecciones que afectan el cerebro y la médula espinal.
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• Daño a los nervios periféricos. Esto puede interrumpir las señales enviadas por el cerebro y se presenta en varias zonas del cuerpo. Además de la debilidad, el daño nervioso también puede ocasionar pérdida de la sensibilidad y disminución de los reflejos y del tono muscular. Cuando se sospecha una neuropatía periférica, los análisis de sangre pueden servir para identificar la afección subyacente, tal como la diabetes, una enfermedad inflamatoria o genética y/o una deficiencia nutritiva.
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• Problemas de la unión entre nervios y músculos. Las enfermedades que se encuentran dentro de esta categoría incluyen a la miastenia gravis y al síndrome de Lambert-Eaton, que generalmente ocasionan debilidad. Dicha debilidad aumenta con la actividad de un grupo muscular en particular. Las características de la enfermedad incluirían descenso del párpado, visión doble, arrastrar el habla y dificultad para tragar y respirar.
• Enfermedades musculares. La debilidad puede ser producto de una enfermedad muscular sin participación de los nervios. Entre los ejemplos de estas afecciones están las enfermedades inflamatorias, como la polimiositis y la dermatomiositis.
• Otras enfermedades. A veces, la debilidad es el signo de una enfermedad no diagnosticada, como la artritis reumatoide, el lupus, la enfermedad de Lyme o la diabetes. Muchas otras afecciones también pueden contribuir a que una persona sienta debilidad, entre ellas, los problemas del sueño, la depresión, el dolor y una enfermedad crónica.
De todas las causas para debilidad muscular, el mal estado físico es la más común. Afortunadamente, casi todos podemos hacer algún tipo de ejercicio para mantener o recuperar la fuerza muscular.
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