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Una disminución en la capacidad de identificar olores podría ser la señal de Alzheimer incipiente, mientras que un examen del ojo podría detectar la acumulación de la proteína beta amiloide en el cerebro, asociada con la condición, según informes presentados en la Conferencia Internacional de la Asociación del Alzheimer de este año celebrada en Copenhague. Pero eso no es todo: los niveles anormales de la proteína conocida como TDP-43 podrían estar asociados con la aparición de los síntomas de la enfermedad. Ponte al día aquí en Vida y Salud.

Saber es poder. Conocer más a fondo cada día las causas, las señales y la forma de tratar o controlar las condiciones que afectan a la salud es la motivación de la investigación científica que, afortunadamente, no se detiene. Como producto de este esfuerzo se van produciendo avances que permiten la detección temprana y una mejor calidad de vida de los pacientes de enfermedades como el Alzheimer. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, alrededor de 35.6 millones de personas en el mundo se ven afectadas por esta condición de la que se diagnostican unos 7.7 millones de casos nuevos cada año.

Teniendo en cuenta estas cifras, resulta vital que se encuentren nuevas y mejores formas de detectar el Alzheimer cuanto antes, así como las causas que la provocan. Hay buenas noticias en ese sentido, según informes presentados en la reunión anual de la Asociación del Alzheimer celebrada en Dinamarca.

El sentido del olfato ofrece una nueva pista

Los resultados de dos investigaciones recientes, una de la Facultad de Medicina, en Boston y otra del Centro Médico de la Universidad de Columbia, en Nueva York, sugieren que la disminución en la capacidad de identificar olores podría ser una señal de las primeras etapas de la enfermedad de Alzheimer. Esto se debe a que la capacidad de oler se asocia con el primer nervio craneano y, con frecuencia, es una de las primeras cosas afectadas por el declive cognitivo típico de la condición. Según los investigadores, las regiones cerebrales que procesan los olores son especialmente vulnerables a los cambios que se producen durante el desarrollo del Alzheimer, lo que han demostrado previamente autopsias de personas afectadas en las que se han descubierto señales características del Alzheimer como placas amiloideas y nudos en áreas del cerebro encargadas del olfato.

En el estudio de Boston, participaron 215 personas entre los 64 y los 88 años de edad a las que se les hicieron escáneres cerebrales, pruebas genéticas, análisis de sangre y de líquido céfalo raquídeo, así como escáneres TEP (tomografía por emisión de positrones o PET scans) para detectar las placas amiloideas en el lóbulo temporal, un área cerebral vital para la memoria. Los participantes hicieron también una prueba de identificación de olores conocida como Prueba de Identificación de Olores de la Universidad de Pensilvania (UPSIT), y otros exámenes para medir las habilidades del pensamiento.

En el grupo de participantes con los niveles más elevados de placa amiloidea se detectó una mayor mortalidad de neuronas (células cerebrales) y una menor capacidad del olfato. Por otro lado, en el estudio de la Universidad de Columbia, en el que participaron 757 personas, las puntuaciones más bajas en la prueba de olfato UPSIT se asociaron con el inicio de la demencia y la enfermedad de Alzheimer. Además de haber encontrado una pista para detectar la condición en una etapa temprana, la investigación demuestra que la UPSIT (una prueba económica y de tecnología básica), o algún otro tipo de prueba de identificación de olores, en teoría, podría ser una prueba de detección asequible y rápida para las personas que necesiten pruebas más extensas para diagnosticar la demencia.

Los exámenes de la vista ayudan a identificar el Alzheimer

Según un estudio de la Organización de Investigación Científica e Industrial del Commonwealth en Australia, al efectuar exámenes oculares en 40 participantes se encontró una asociación importante entre los niveles de las placas de la proteína beta amiloidea en la retina (en el ojo), y los niveles de las placas en el cerebro, comúnmente asociadas con el Alzheimer. El examen de la vista, según los investigadores, podría servir además para monitorear el avance de la enfermedad, así como la respuesta del paciente al tratamiento. Otro estudio similar realizado en el Instituto del Alzheimer Banner en Phoenix, Arizona, encontró una relación importante entre los niveles de la placa beta amiloidea en la lente del ojo y en el cerebro. Los investigadores destacan la necesidad de contar con exámenes rápidos, confiables y de fácil acceso, como los exámenes de la vista utilizados en el estudio, para diagnosticar el Alzheimer y para empezar a controlarlo desde su etapa inicial.

El rol potencial de la proteína TDP-43

Los científicos han encontrado una nueva proteína, conocida como TDP-43 que podría jugar un papel importante en el desarrollo del Alzheimer. Hasta el momento, quienes se han dedicado a la investigación del Alzheimer se han concentrado en dos proteínas en el cerebro, la beta amiloidea y la tau, que en los pacientes con la condición, forman una sustancia viscosa compuesta por placas de beta amiloidea y nudos de tau. Un estudio reciente, cuyos resultados también se presentaron en la reunión de Dinamarca, se concentró en una tercera proteína, la TDP-43, asociada con la esclerosis lateral amiotrófica (o enfermedad de Lou Gehrig) y la senilidad causada por daño al lóbulo frontal del cerebro. Los investigadores examinaron los cerebros de 342 personas a quienes se les diagnosticó Alzheimer mediante una autopsia (la condición no se puede confirmar definitivamente mientras los pacientes están vivos) y encontraron que 200 de ellos tenían TDP-43. La particularidad de esta investigación es que, a diferencia de otras previas, estudió dos tipos de pacientes a los que se les diagnosticó Alzheimer después de fallecidos: uno que mostró síntomas de la condición en vida y otro que no. Se encontraron niveles anormales de TDP-43 en las personas que tenían Alzheimer y tuvieron los síntomas. Además, se pudo determinar que las que tenían niveles altos de la proteína tenían 10 veces más probabilidades de sufrir problemas de memoria y de pensamiento en el momento de la muerte que las demás. Cómo es que algunas personas pueden tener placas y nudos de las proteínas tau y beta amiloidea sin tener síntomas no está claro todavía, pero los investigadores sugieren que dichos síntomas no se manifiestan a no ser que la proteína TDP-43 esté también presente.

A estos descubrimientos, hay que agregar otra buena noticia: la tasa de nuevos casos de Alzheimer y demencia ha ido decayendo en décadas recientes en los Estados Unidos, Alemania, Holanda, Suecia y otros países desarrollados, al parecer debido a una mejoría general de la salud cardiovascular, lo cual es un estímulo para cambiar los hábitos de vida relacionados con la dieta y los niveles de actividad física.

El Alzheimer es una condición devastadora, pero afortunadamente, los esfuerzos de los científicos no se detienen. Los que hemos visto aquí son un rayo de esperanza ya que cada vez sabemos más sobre la enfermedad y la forma de detectarla a tiempo. Apoya y contribuye en lo posible con cualquier campaña a favor de la investigación en este campo: es la mejor manera de ponerle freno a esta enfermedad.

Imagen © Thinkstock / Dzmitry Tsydzik

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