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Tal vez no sabías que los niños que tienen problemas de la visión no diagnosticados pueden experimentar baja autoestima. ¡Sí! Estos niños pueden sentirse frustrados con más facilidad, tener dificultad para concentrarse en la lectura, sentirse ridículos, tener dolores de cabeza frecuentes o frotarse los ojos hasta que les arden. Pero una vez que se corrige su visión, los niños con anteojos andan con la cabeza erguida y emanan confianza, siempre que sus padres muestren una actitud positiva y les brinden apoyo.

A continuación respondemos a algunas de tus preguntas más frecuentes acerca de los exámenes de la visión para los niños.

¿Cuándo debo hacerle el primer examen de la visión a mi hijo(a)?

El Consejo Americano para la Visión recomienda que todas las personas se hagan periódicamente un examen visual. Estas son las pautas generales a seguir para garantizar la salud visual de tu hijo, según su edad. Ten presente que la programación del examen visual de tu hijo puede verse afectada por otros factores, incluyendo la salud general del niño y su predisposición genética a desarrollar problemas visuales. Sigue las recomendaciones de tu profesional de la salud visual.

Niños menores de 5 años: Es difícil realizar exámenes de visión exhaustivos en bebés y en niños en edad preescolar. Aún así, la Asociación Americana de Optometría recomienda que se le realice un examen visual a un bebé durante sus primeros 12 meses de vida. Tu y tu profesional de la salud visual sabrán evaluar mejor cuándo sea indicado realizarle un examen visual completo a tu hijo.

Niños en edad escolar y adolescentes: Antes de que tu hijo comience el primer grado escolar, es importante hacerle un examen visual completo. El examen visual de rutina que le hace su pediatra no es suficiente.  El examen visual integral debe ser realizado por un profesional de la salud visual y debe repetirse según el programa recomendado por este profesional.

¿Cómo puedo preparar a mi hijo para un examen visual?

La mayoría de las personas, en especial los niños, temen más a lo desconocido que cuando saben exactamente qué esperar. Ayudarás a reducir la ansiedad de tu hijo si le explicas lo qué pasará durante su examen visual. Es útil conocer los miedos e inquietudes de tu hijo para poder tratarlos con anticipación. Si es demasiado chico para expresar sus inquietudes, puedes usar una muñeca o un animal de peluche para “representar” parte del procedimiento. A menudo esto revela miedos que tu hijo no es capaz de articular.

Otras sugerencias:

  • Reconforta a tu hijo haciéndole saber que estarás allí con él durante todo el procedimiento.
  • Asegúrate de que tu hijo entienda que el examen no es un castigo, sino una manera de garantizarle la visión más saludable posible.
  • Si tu hijo no es tan pequeño y no quiere que estés presente durante el procedimiento, respeta su deseo. La privacidad es importante para los adolescentes y es algo que debe protegerse.

¡Felicidades!  Has tomado el primer paso para garantizar la salud visual de tus hijos.

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Imagen: ©Shutterstock /Peakstock

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