La atrofia o sequedad vaginal es mucho más frecuente de lo que se cree, aunque todavía sea un tema del que se habla poco. “Se produce por la pérdida de estrógenos, lo que hace que la mucosa vaginal pierda grosor, elasticidad y humedad”, explica la Dra. Mónica González, ginecóloga y responsable de la Unidad de Disfunción Sexual Femenina de la Fundació Puigvert, en Barcelona.
“Esto puede causar picor, irritación o dolor durante las relaciones sexuales, y muchas mujeres lo asumen como algo normal, como si fuera lo que toca con la edad”, añade.
Durante años apenas se habló de la menopausia y mucho menos de cómo afecta a la sexualidad femenina. “No es una enfermedad, pero es un estado fisiológico en el que entramos todas, y del que no salimos”, señala. “Si pensamos que muchas mujeres vivirán la mitad de su vida en etapa menopáusica, sorprende que aún hoy sea un tema tan silenciado”.
Tres escenarios frecuentes
La falta de estrógenos puede deberse a distintos motivos:
- La menopausia natural, que conlleva un descenso progresivo de las hormonas sexuales.
- Los tratamientos oncológicos, como la quimioterapia o la radioterapia, que pueden provocar una “menopausia inducida”.
- Los cánceres de mama hormonodependientes, donde los tratamientos bloquean por completo la producción de estrógenos.
“Cada paciente necesita un tratamiento a medida, adaptado a su edad, a su situación médica y a cómo vive sus síntomas”, recalca la especialista.
Tratamientos y soluciones
La buena noticia es que la atrofia vaginal tiene solución. En mujeres con una menopausia natural, el tratamiento más eficaz suele ser la terapia hormonal sustitutiva, sobre todo si hay otros síntomas como sofocos o insomnio.
En casos más leves, se pueden usar estrógenos locales o tratamientos no hormonales como el ospemifeno, un modulador selectivo de los receptores hormonales que mejora la salud vaginal sin aportar hormonas directamente.
También existen opciones no invasivas, como los hidratantes vaginales a base de ácido hialurónico y extractos vegetales regeneradores, o tratamientos regenerativos como el láser vaginal o las infiltraciones de plasma rico en plaquetas, con resultados cada vez más respaldados por la evidencia científica.
La importancia del autocuidado
“Así como nos hidratamos la piel o usamos cremas para prevenir arrugas, también deberíamos cuidar la mucosa vaginal”, aconseja la Dra. González.
Recomienda comenzar con la hidratación regular en cuanto aparecen los primeros síntomas de la menopausia, o incluso antes, como medida preventiva.
Además, insiste en mantener una actividad sexual satisfactoria, ya que ayuda a conservar la salud de la mucosa vaginal.
“El dolor no es normal. Si hay dolor durante las relaciones, hay que parar y consultar con un especialista. Forzar la penetración solo agrava el problema y puede contracturar el suelo pélvico”, advierte.
Romper el tabú
Para la Dra. González, hablar de la sequedad vaginal sin vergüenza es el primer paso para mejorar la salud femenina.
“La atrofia vulvovaginal no se cura, pero sí se controla. Si la tratas, mejora; si la abandonas, empeora. Por eso es importante instaurar hábitos de cuidado y no resignarse al malestar”, concluye.
Preguntas y respuestas
¿Qué es la atrofia o sequedad vaginal?
Es el adelgazamiento y pérdida de elasticidad de la mucosa vaginal debido a la falta de estrógenos. Provoca sequedad, picor y molestias durante las relaciones sexuales.
¿Solo afecta a mujeres menopáusicas?
No. También puede aparecer en mujeres jóvenes que han recibido tratamientos oncológicos como quimioterapia o radioterapia, o en aquellas con cáncer de mama hormonodependiente.
¿Tiene tratamiento?
Sí. Existen opciones hormonales (como la terapia hormonal sustitutiva o los estrógenos locales) y no hormonales (hidratantes, ospemifeno, láser vaginal, etc.). La elección depende del caso.
¿El dolor durante las relaciones es normal?
No. El dolor nunca debe normalizarse. Si aparece, se recomienda suspender la actividad con penetración y consultar con un especialista para evitar complicaciones del suelo pélvico.
¿Se puede prevenir?
Sí. La hidratación regular de la zona vaginal y mantener una vida sexual activa y placentera son medidas que ayudan a prevenir la atrofia y mantener la salud vaginal.
Por Karla Islas Pieck
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