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En todo el mundo, la incidencia de la diabetes tipo 2 aumenta cada vez más. Y los niños no están exentos. También ellos, a pesar de su corta edad, padecen de este tipo de diabetes. ¿Cómo puedes identificar si tu hijo tiene síntomas de la diabetes tipo 2 y cuándo debes llevarlo al médico? En este artículo te lo contamos.

Según la Asociación Americana de Diabetes, si bien el aumento de la diabetes tipo 2 en los niños se debe en parte a una causa genética, también se debe a factores ambientales. La alimentación y la falta de ejercicio contribuyen a que haya aumentado el índice de diabetes tipo 2 en nuestros niños, hasta el punto de considerarse una epidemia estrechamente ligada a la obesidad.

La diabetes tipo 2 en los niños, al igual que en los adultos, es una condición crónica que afecta la manera en que metabolizan el azúcar o glucosa. Tú como padre o madre tienes la posibilidad de ayudar a prevenir la diabetes en tus hijos enseñándoles a alimentarse sanamente y señalándoles la importancia de la actividad física para mantener un peso sano. Sin embargo, si ya es demasiado tarde y tu hijo o hija sufre de obesidad, es necesario que estés alerta a las señales que pueden indicar que ya tiene diabetes tipo 2.

Primero que todo, debes saber que la diabetes tipo 2 en los niños puede desarrollarse de forma gradual. Esto significa que no necesariamente presentan síntomas. Sin embargo, otros niños sí tienen síntomas que pueden incluir los siguientes:

  • Orinar con frecuencia y tener mucha sed. Esto se debe a que a medida que el azúcar o glucosa se acumula en el torrente sanguíneo de los niños, los líquidos son absorbidos de los tejidos. Esto hace que el niño sienta sed, tome muchos líquidos y como consecuencia, tenga que ir al baño con mucha más frecuencia de la habitual.
  • Aumento del apetito. Cuando no hay suficiente insulina para transportar la glucosa (azúcar) a las células, los órganos y los músculos sufren una gran falta de energía que se manifiesta en tener mucha hambre. El azúcar está alta en la sangre pero baja en el resto del cuerpo.
  • Sentir fatiga. Esto se produce como consecuencia de la falta de azúcar necesaria para que los niños tengan energía. Por esta razón pueden volverse irritables y sentirse cansados o fatigados todo el tiempo.
  • Ver borroso. Cuando los niveles de glucosa en la sangre son muy altos, los ojos de los niños pueden perder líquido que les impiden enfocar correctamente.
  • Tener manchas oscuras en la piel. La diabetes tipo 2 causa que algunos niños tengan parches de piel más oscura por lo general en las axilas y el cuello o en otras zonas del cuerpo donde tengan pliegues. Esta coloración puede ser un signo de resistencia a la insulina.
  • Pérdida de peso. Aunque los síntomas de la diabetes hagan que los niños tengan más hambre y coman demasiado para calmarla, es posible que pierdan peso porque la energía no está siendo almacenada por las células y los músculos y los tejidos se encogen.
  • Infecciones frecuentes o heridas que sanan muy lentamente. La diabetes tipo 2 hace que el cuerpo de los niños sea más vulnerable a las infecciones y que las heridas se tarden más tiempo en sanar.

Si tu hijo presenta estos síntomas podría tener diabetes tipo 2. Debes de ir al médico para que le hagan una serie de análisis y se establezca el diagnóstico. Los estudios para la detección de la diabetes tipo 2 también se recomiendan para todos los niños y los adolescentes que están en alto riesgo de desarrollarla, aunque no tengan síntomas. Los niños que están en alto riesgo son:

  • Aquellos que tengan hermanos, papás, abuelos, tíos o primos que hayan sido diagnosticados con diabetes tipo 2.
  • Los que son hispanos, afro-americanos, indígenas americanos o de origen asiático. Estos grupos raciales están genéticamente más predispuestos a contraer diabetes tipo 2.
  • Los niños cuyo índice de masa corporal (IMC) sobrepase el 85%.

Recuerda que la diabetes a pesar de ser una enfermedad crónica e incurable, se puede prevenir. Si tus hijos están en riesgo, actúa ahora. Implementa cambios en su estilo de vida y llévalos al médico para que les hagan un análisis de sangre que determine si son diabéticos o no. Es hora de frenar esta epidemia y de tener niños sanos que se conviertan en adultos sanos.

 

Imagen © Shutterstock / JPC-PROD

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