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En la artículo anterior hablamos sobre qué es la celiaquía, una enfermedad que ha aumentado en los últimos años. A continuación te presentamos la gran variedad de síntomas que se presentan, algunos relacionados con el sistema digestivo, pero también existen otros no digestivos.

Una gran variedad de síntomas

Los síntomas de la celiaquía pueden ser muy variados. Aunque los síntomas pueden ser similares a los de otras enfermedades gastrointestinales, la celiaquía se diagnostica mediante pruebas de anticuerpos específicos y una biopsia del intestino delgado.

Los principales síntomas digestivos relacionados con la celiaquía son:

  • Diarrea crónica.
  • Pérdida de peso.
  • Fatiga.
  • Malnutrición.
  • Mala digestión.
  • Meteorismo o exceso de gases en el intestino.
  • Alteraciones en los análisis de sangre: como la falta de hierro o la elevación de la cifra de transaminasas.
  • Aftas recidivantes en la boca.

Esto en cuanto a lo digestivo se refiere. Pero existen otra serie de síntomas no digestivos que pueden dar pistas de que el gluten está dando problemas:

  • Retraso en el crecimiento de los niños.
  • Asociación con enfermedades autoinmunes del tiroides.
  • Asociación con la diabetes tipo 1.
  • Dermatitis.
  • Anemia o deficiencia de hierro.
  • Problemas en el embarazo.
  • Osteoporosis u osteopenia.
  • Síntomas neuropsiquiátricos: como la neuropatía, la dificultad para caminar, la depresión o la epilepsia.

La dificultad para identificar los síntomas y la inexistencia de pruebas fiables que confirmen la enfermedad antes de que el paciente se vea afectado en gran medida en su calidad de vida son los dos grandes hitos que superar para mejorar el diagnóstico de una enfermedad que puede tener un gran impacto en la salud de las personas.

Esto ha motivado que en los últimos años se hayan puesto en marcha diversos proyectos que buscan identificar nuevos marcadores que puedan emplearse en la práctica clínica para detectar la enfermedad de una forma más eficaz, sin embargo muchos de estos proyectos están todavía en fases muy iniciales. También existen diferentes proyectos que están trabajando para mejorar las pruebas ya existentes. “Se están estudiando nuevos métodos de detección de anticuerpos antitransglutaminasa para pruebas de punto de contacto que mejoren la sensibilidad y la especificidad, pero todavía no existen resultados evaluables”, comenta el Dr. Fernando Fernández, jefe clínico del Servicio Digestivo del Hospital Mútua Terrassa de Barcelona, en España.

El Dr. Fernández insiste en que es complejo el diagnosticar por la inespecificidad de la sintomatología de la celiaquía. “No existe un cuadro clínico exclusivo de esta enfermedad y el diagnóstico se obtiene al realizar una búsqueda activa de casos mediante serología, buscando anticuerpos anti-transglutaminasa tisular, cuando vemos un paciente que presenta alguno de los síntomas o alteraciones analíticas que son propias de la enfermedad o que pertenece a alguno de sus grupos de riesgo. Esto obliga a que los médicos de familia mantengan un alto índice de sospecha delante de muchos pacientes cuyos síntomas podrían ser explicados por otras causas”.

La dieta como solución

El único tratamiento conocido para la celiaquía es seguir una dieta libre de gluten de por vida. Esto significa evitar todos los alimentos que contengan trigo, cebada, centeno y algunos otros granos. Las personas con celiaquía deben leer cuidadosamente las etiquetas de los alimentos y tener cuidado con los alimentos procesados ​​que pueden contener gluten. También pueden ser necesarios suplementos nutricionales para corregir las deficiencias nutricionales que pueden haberse desarrollado debido a la mala absorción intestinal.

“Habitualmente y por información externa, es el propio paciente el que elimina el gluten de su alimentación sin supervisión médica”, explica el Dr. Francesc Casellas, responsable del Comité de Nutrición de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) quien incide que la exclusión del gluten de la dieta debe realizarse siempre tras consultarlo con el especialista para un correcto diagnóstico y tratamiento de la celiaquía.

“Mantener una alimentación sin gluten, por cuenta propia y sin ser celíaco, no aporta beneficios para la salud de la persona: no solo está siguiendo una dieta mal indicada, desequilibrada y poco saludable, sino que excluir el gluten de la dieta se ha relacionado con ciertos factores de riesgo cardiovasculares”, asevera el experto quien añade que no tiene sentido, desde el punto de vista médico, retirar el gluten de la dieta si no se padece una enfermedad relacionada con el gluten.

Incluso si después de consultar con un especialista en digestivo y tener sospechas de una posible celiaquía, el responsable del Comité de Nutrición de la FEAD advierte que es importante que el paciente no excluya el gluten de su dieta antes de someterse a las pruebas de detección de la celiaquía. Porque esto podría negativizar los resultados y provocar un diagnóstico erróneo.

 

Por Miguel Ramudo
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Imagen: ©Shutterstock / margouillat photo

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