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El consumo de alcohol aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades como cáncer de esófago, de hígado, de intestino, colorrectal y de mama. No existe una cantidad segura de alcohol, pero entre más cantidad se toma, mayor es la probabilidad de enfermar. En un artículo anterior ya explicamos que los supuestos beneficios de tomar una copita de vino tinto al día no se han podido demostrar científicamente.

Diversas organizaciones internacionales, entre ellas la Organización Mundial de la Salud (OMS), están buscando medidas eficaces de salud pública para reducir su consumo a nivel mundial.

Ahora un estudio realizado en Escocia demuestra que subir el precio de las bebidas alcohólicas puede ser una buena idea. Desde el 1 de mayo de 2018 se implantó en este país europeo una regulación que establece un precio mínimo de venta para las bebidas alcohólicas, proporcional a la cantidad de alcohol que contienen.

La investigación, realizada por científicos de la Universidad de Glasgow y financiada por el gobierno escocés, utilizó datos recopilados de muertes y hospitalizaciones atribuibles al consumo de alcohol y analizó el impacto de la política de precio mínimo en ese país. 

Los resultados, publicados en la prestigiosa revista científica The Lancet, muestran que la política de precio mínimo se asoció con una reducción significativa del 13,4% en el número de muertes y una disminución del 4,1% en el número de hospitalizaciones atribuibles al consumo de alcohol. Estos efectos se observaron principalmente en las enfermedades crónicas, especialmente en la enfermedad hepática alcohólica. 

Además, esta política tuvo un mayor impacto en los grupos socioeconómicamente más desfavorecidos, lo que indica que la política está abordando positivamente las desigualdades basadas en la privación en el daño a la salud atribuible al alcohol.

“Es una buena noticia que se evalúen políticas de salud pública. Llevamos mucho tiempo reclamando medidas regulatorias y fiscales para lograr ganancias en salud en diversos ámbitos, incluidos la alimentación y las bebidas alcohólicas y las azucaradas. La disponibilidad de nuevas evidencias científicas es algo muy positivo y más en una revista como Lancet”, explica el Dr. Ildefonso Hernández, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Miguel Hernández y director del grupo de investigación en Salud Global, en declaraciones al Science Media Center España.

Al igual que ocurrió con un artículo sobre la norma escocesa de prevención del tabaquismo cuyos resultados se publicaron en su día en la revista científica New England Journal of Medicine, “se trata de estudios que apuntalan los argumentos para facilitar la implantación de medidas similares en otros países o regiones”, añade el Dr. Hernández.

De hecho, dicho estudio fue utilizado por los expertos para respaldar la ley de prevención del tabaquismo de 2011, con la que se consiguió que bares y restaurantes en España estuvieran libres del humo del tabaco.

Estas conclusiones nos demuestran que las campañas de concientización están muy bien, pero las medidas que afectan directamente al bolsillo de los consumidores tienen efectos importantes y pueden ser una medida útil cuando de cuidar la salud se trata.

 

Por Karla Islas Pieck
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Imagen: ©Shutterstock / NVS my world

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