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Lo que comes – y las cantidades que te sirves- tienen un impacto directo en el control de tu diabetes.  De hecho, tu dieta es una herramienta fundamental para el manejo de la condición.  Una mejor selección de los alimentos, variedad y control de las porciones te garantiza el éxito.  Aquí te explico en qué consiste la dieta del diabético.

¿Tienes prediabetes o diabetes tipo 2? Entonces tu médico te habrá explicado la importancia de llevar una dieta adecuada para mantener los niveles de la glucosa (azúcar) en tu sangre lo más estables posible para mantenerla dentro de un rango saludable.  Y te preguntarás, ¿en qué consiste la dieta del diabético?  Pues bien, este tipo de dieta, conocida en términos médicos como terapia de nutrición médica para la diabetes (MNT por sus siglas en inglés) significa sencillamente que debes comer una variedad de alimentos nutritivos en cantidades moderadas y seguir un horario regular de comidas.

Más que una dieta de tipo restrictivo, se trata de un plan saludable que incluye alimentos ricos en nutrientes y de bajo contenido de calorías y de grasa, que pone más énfasis en frutas, vegetales y granos integrales.  Es una dieta ideal para todas las personas, ya sea que tengan diabetes o no la tengan, pero si ya te la han diagnosticado, seguir un plan de este tipo es fundamental para controlar tus niveles de glucosa en la sangre.

Como sabes, cuando se tiene diabetes tipo 2 el cuerpo o no produce suficiente insulina o no la puede usar adecuadamente para trasladar la glucosa desde el torrente sanguíneo a las células para que la utilicen como fuente de energía. En general, los alimentos y las bebidas que consumes hacen que tus niveles de glucosa en la sangre suban y bajen, así que aquí tienes la regla de oro: tu dieta es una de tus herramientas principales para evitar subidas y bajadas extremas del azúcar (glucosa) en la sangre.

Por qué necesitas seguir una dieta recomendada para el diabético

La nutrición adecuada te ayuda a mantener los niveles de azúcar en la sangre relativamente estables, pero además, te ayuda a mantener un peso saludable y a protegerte de otras enfermedades comunes en las personas con diabetes, como la enfermedad cardíaca y la renal (de los riñones). Además, si no la controlas tu diabetes puede dañar de forma seria y permanente a tus ojos, así como a los nervios de tus piernas y tus pies (neuropatía).

Los siguientes puntos te ayudarán desarrollar un plan alimenticio que te favorezca.  Los principales son:

  1. Controla el consumo de carbohidratos (azúcares).  Este es un principio fundamental en la dieta del diabético.  No se trata de eliminarlos, ya que tu cuerpo necesita alimentos de todos los grupos, pero la clave es seleccionar los que más te convengan. Los que debes limitar son los carbohidratos simples (los azúcares básicos, como los que consumirías al comer un caramelo, tomar jugo de frutas o comer mermeladas) y los carbohidratos complejos ricos en almidones, como los que contienen alimentos preparados a base de harina blanca (los productos horneados como los pasteles (tortas), los panes, el arroz y la pasta).  Este tipo de carbohidratos es el que representa un mayor peligro para los diabéticos ya que se requiere una mayor cantidad de insulina para procesarlos y causan una elevación rápida de la glucosa seguida por un descenso o caída rápida.  Esto significa que tienen un índice glicémico (índice glucémico) alto y debes evitarlos lo más que puedas.
    • Evita los siguientes: pan, pasta y arroz blancos; productos horneados como las rosquillas, pasteles, donas y galletitas; jugos (zumos) de frutas y bebidas azucaradas; caramelos y galletitas dulces;
    • Concentra tu dieta en los siguientes: carbohidratos integrales pero ricos en fibra y por lo tanto con un índice glicémico más bajo, como los granos integrales (arroz silvestre (salvaje), quinoa, trigo o cebada); avena; fruta natural; pasta de trigo integral; legumbres (lentejas, arvejas o chícharos, frijoles o habichuelas); productos lácteos bajos en grasa.
  1. Consume bastante proteína. Además de supervisar cuidadosamente tu consumo de carbohidratos, asegúrate de balancear tus comidas con alimentos ricos en proteína. Las mejores fuentes de proteína para personas como tú, según la Asociación Americana de la Diabetes, son las carnes magras, aves, pescados (de preferencia los pescados grasos ricos en omega 3), los huevos, o las claras, legumbres (como arvejas o chícharos y frijoles o habichuelas), el queso y los productos lácteos bajos en grasa.
  1. Elige las grasas saludables.  ¿Cuáles son? Un buen ejemplo de las grasas que te conviene consumir son el aceite de oliva, canola o maní (cacahuete) o la que contienen los aguacates (paltas), los frutos secos y las nueces. Este tipo de grasa se digiere más lentamente y aumenta tu sensación de saciedad (de estar satisfecho o lleno), lo que reduce los “antojos” y el deseo de comer de más. Solamente debes preocuparte de controlar las porciones de estos alimentos porque aportan muchas calorías.
  1. No te olvides de la fibra, como la que contienen los vegetales (sin almidón), como el espárrago, el brócoli, la zanahoria, la coliflor y los vegetales de hoja verde como la espinaca.  Todo ellos son ricos en nutrientes y en fibra lo que también ayudará a que te sientas satisfecho(a) por más tiempo.  Tu meta debe ser la de consumir de tres a cinco porciones de vegetales al día (de 1 ½ a 2 ½ tazas de vegetales crudos, o de 3 a 5 tazas de vegetales de hoja verde (como lechuga, col rizada (kale en inglés) o espinaca).  Limita tu consumo de vegetales ricos en almidón, como la papa (patata) y el maíz, ya que contienen más carbohidratos y calorías que los demás.

Ahora que sabes qué deberías incluir en tu plato, trata de llevar un horario regular de comidas. Necesitas hacer tres comidas diarias, así como pequeñas meriendas. Lo ideal es comer cada 3 a 4 horas para mantener estables los niveles de azúcar en la sangre. Además, no estarás “muerto de hambre” antes de la siguiente comida.  Como meriendas saludables puedes comer frutas, frutos secos o un yogurt bajo en grasa. Aunque el azúcar de las frutas (fructosa) es un azúcar simple, la fibra que contienen hace que se digiera más lentamente y que no cause subidas drásticas de la glucosa en sangre.

Desde luego, existen alimentos, que deberías evitar. ¿Cuáles son? Los que contengan:

  • Grasas saturadas, como la carne de res, los hot dogs, las salchichas y el tocino. Si no puedes eliminarlos del todo de tu dieta, redúcelos a un mínimo (no más del 7 por ciento del total de las calorías diarias debe provenir de este tipo de alimentos).
  • Grasas trans, que se encuentran en los alimentos procesados, como los pasteles, galletas, papas fritas y otras meriendas chatarra, así como en las barras de margarina.
  • Exceso de sodio y de colesterol (Entre las fuentes de colesterol están los productos lácteos de alto contenido en grasa: como la leche entera, las proteínas de origen animal con alto contenido en grasa: como la carne roja, las yemas del huevo, los mariscos, el hígado y otros órganos).  Tu meta es consumir menos de 2,300 mg de sodio y no más de 300 mg de colesterol al día.
  • Bebidas azucaradas, incluyendo sodas, tés con azúcar, bebidas deportivas y energéticas.
  • Alimentos empaquetados y procesados con alto contenido de azúcar, como cereales para el desayuno, barras de granola y la mayoría de los productos instantáneos que por lo general contienen demasiada azúcar.

Si sigues estas reglas, estarás consumiendo una dieta balanceada que, como mencioné anteriormente, beneficia no solamente a los diabéticos, sino a todas las personas.  Si tienes diabetes tipo 2 te ayudará a mantener niveles tus niveles de glucosa en la sangre controlados y un peso saludable. No te concentres en lo que dejarás de comer, sino en los beneficios de todos esos alimentos que puedes llevar a tu mesa sin perjudicar tu salud y el control de tu diabetes y que además de nutritivos, pueden ser deliciosos ya que, una dieta de este tipo no tiene que ser desabrida. Todo es cuestión de dejar volar tu imaginación y tu creatividad.

Imagen © Thinkstock / Victor 69

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