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Si tu hijo o hija tiene programada una operación, seguramente es porque la necesita. Los médicos no recurren a la cirugía a menos que sea la opción más recomendable para el tratamiento de alguna enfermedad o lesión. Gracias a la ciencia, existe la anestesia, que permite que no experimentemos dolor durante la cirugía. ¿No es increíble? La anestesia es como sumirse en un sueño profundo en donde no se siente nada para al despertar, encontrarse con la sorpresa de que algún problema de salud se ha solucionado.

Pero cuando se trata de los niños especialmente, muchos padres le tienen temor a la anestesia. Existen varios mitos acerca de ella: se dice que es peligrosa porque puede que la persona jamás se despierte. También se habla de daños o lesiones. Sin embargo, no te angusties. Hoy en día los riesgos son muy bajos. Así que no te preocupes.

Como mencioné, la anestesia ha sido creada para que no se experimente dolor durante una cirugía o durante un procedimiento quirúrgico. Además, existen médicos que se especializan, o sea, después de que terminan la escuela de medicina, se dedican a estudiar todo lo relacionado con las anestesias y la administración de las mismas durante una cirugía. Estos son los anestesiólogos. El anestesiólogo(a) es la persona encargada de estar antes, durante y después de una cirugía que requiera anestesia general. Él o ella es el encargado(a) de revisar que tu hijo(a) reciba el tipo de anestesia y la dosis necesaria y justa, de acuerdo a su edad, condición y tipo de cirugía.

No todos los procedimientos quirúrgicos requieren el mismo tipo de anestesia. No es lo mismo una cirugía del corazón que por ejemplo, extraer un diente. Por eso, existen diferentes tipos de anestesia.

Anestesia general

Se usa en los casos en donde la persona debe estar completamente “dormida” o inconsciente. Por lo general en cirugías mayores.  Como no se requiere de ninguna respuesta por parte de tu pequeño durante la cirugía, y con el ánimo de que no le quede una experiencia desagradable, es mejor que él o ella, puedan “dormir” placenteramente mientras los médicos trabajan para mejorar su salud. Además, en algunas cirugías también es importante que no se mueva durante el procedimiento.

Para que tu pequeño entre en sueño profundo, el anestesiólogo puede ponerle una máscara que le cubra la nariz y la boca con algún tipo de gas o vapor, o puede ponerle una inyección en el brazo a través de la cual administrará la anestesia. Durante el periodo post- operatorio (después de la cirugía) después de la anestesia, una enfermera, entrenada adecuadamente, seguirá paso a paso la recuperación de tu hijo, de acuerdo con las indicaciones del anestesiólogo.

Anestesia regional

Otras cirugías requieren una dosis menor de anestesia, o simplemente requieren “desconectar” sólo una región específica del cuerpo. Por ejemplo, de la cintura para abajo. Algunas personas pueden estar conscientes durante la cirugía, mientras que, en otros casos, es preferible que estén dormidos con un tipo de sedante. En algunos casos, los niños deben estar conscientes como en el caso de los niños obesos, ya que le es difícil al anestesiólogo sentir el hueso como referencia para poder colocar la aguja y para evitar dañar alguna estructura como un nervio, prefieren que el niño esté despierto para que le diga si tiene alguna molestia.

Anestesia local

La anestesia local se utiliza para procedimientos menores, como en los que los doctores realizan en sus mismos consultorios o en clínicas. A través de este tipo de anestesia se adormece solamente el área que será intervenida.

Para algunos niños, el miedo a estar despiertos durante una cirugía y darse cuenta de lo que sucede a su alrededor, es mucho más grande que el miedo a la anestesia. Muchos niños quisieran estar dormidos para no ver ni oír nada de lo que pasa en ese momento, incluso cuando se trata de procedimientos menores, como por ejemplo, cuando se trata de extraer un lunar, porque hasta la idea los impresiona. Entonces le dicen al médico que preferirían estar completamente dormidos. Sin embargo, esta decisión la toma el médico a veces junto con el anestesiólogo considerando varios factores, entre ellos:

  • La condición física y médica del niño
  • El tipo de cirugía que se le practicará a tu pequeño, y el tiempo de duración de la misma
  • Los medicamentos que toma y si es alérgico a alguna medicina o no
  • Si ha tenido reacción a la anestesia, en caso de haber tenido cirugías previas.

Por otro lado, si tu hijo(a) no va a recibir anestesia y está muy angustiado acerca de la cirugía, habla con el médico acerca de cómo pueden reducir su ansiedad. Tal vez puedan sedarlo  para que esté somnoliento durante el procedimiento. El o la pediatra puede explicarle que estará dormido para que esté más tranquilo(a).

Como te habrás dado cuenta, no hay de que preocuparse cuando se trata de recurrir a la anestesia. Ya sea que tu hijo(a) tenga que someterse a una cirugía con anestesia general o de otro tipo, recuerda que esto hará que no sienta dolor y que tenga una mejor actitud si es que tiene que someterse a otras cirugías en el futuro. Háblale a tu hijo(a) y explícale que la anestesia es como un sueño profundo que le va a ayudar a despertarse más sano o a tratar algún problema o a curarlo.

Si tienes dudas sobre la anestesia o la cirugía a la que será sometido tu hijo(a) preguntarle a su médico y/o al anestesiólogo.

 

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Imagen: ©Shutterstock / fizkes

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