La frase “somos lo que comemos” pone a relucir la relación entre los alimentos que ingerimos y la salud de nuestro cuerpo. Lo que nos servimos y comemos a diario va repercutiendo en el funcionamiento de nuestros órganos, así de sencillo. El resultado de un estudio reciente realizado en el Heart and Vascular Institute, de la Clínica Cleveland nos lo demuestra. El consumo de la carne roja debe limitarse a un mínimo o incluso, eliminarse totalmente, si se quiere llevar una dieta favorable para que el corazón funcione bien.
Para aclarar tus dudas, aquí está la razón: la transformación a través de la digestión de un compuesto de la carne, llamado carnitina (que también se añade como suplemento a algunas bebidas energéticas) contribuye al endurecimiento y al bloqueo de las arterias. Esta condición se conoce como aterosclerosis. La ateroesclerosis va disminuyendo la irrigación de órganos importantes como el corazón, el cerebro y los intestinos con consecuencias severas: desde ataques cardíacos hasta accidentes cerebrovasculares, entre otros.
Las bacterias que viven en las vías digestivas convierten a la carnitina en una sustancia llamada trimetilamina n-óxido (TMAO por sus siglas en inglés), cuya relación con el proceso de la aterosclerosis ya había sido establecida por el mismo equipo de la Clínica Cleveland en investigaciones previas. Pero eso no es todo: el estudio también encontró que una dieta rica en carnitina estimula el desarrollo de las bacterias que metabolizan el compuesto, lo que lleva a un continuo círculo vicioso: a más carnitina, más bacterias y más TMAO.
Los expertos aclaran que nuestros hábitos alimenticios determinan el tipo de bacteria que vive en las vías digestivas. Una dieta en la que abunda la carne roja (y por lo tanto, es abundante en carnitina), hace que, a la larga, el tipo de microorganismo que habita en nuestras vías digestivas sea del tipo que consume la carnitina. De ese modo, los amantes de la carne son más susceptibles a formar la sustancia TMAO y a sufrir sus efectos negativos en las arterias (con desarrollo de más ateroesclerosis).
El equipo de investigadores estudió los datos de 2,600 pacientes a quienes se les hizo una evaluación cardíaca y encontró que:
Aunque estos resultados, publicados en la edición de abril de la revista Nature Medicine, no prueban una relación de causa y efecto entre la carnitina y el daño al corazón, sí permiten valorar los beneficios de las dietas de tipo vegetariano o vegan. A la vez, han permitido extraer otras conclusiones:
Nada de esto significa que tengas que privarte de todo lo que gusta, sino de que aprendas a seleccionar los alimentos que benefician a tu corazón. Piensa más en aumentar y sumar (más alimentos que te convienen, como granos integrales, vegetales y frutas), y no te dolerá tanto restar los que te perjudican (carnes rojas y bebidas energéticas). Quizás hasta puedas considerar adaptarte a una dieta de tipo vegetariano. La decisión es tuya, pero te recomiendo que cualquiera que sea, pienses en todo lo que vas a ganar y lo disfrutes con el corazón ¡bien contento!
Imagen © iStockphoto.com / Ivan Kmit
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