Sangrar más de lo normal es una condición que afecta a más de 10 millones de mujeres al año en los Estados Unidos solamente. El problema es que muchas no se dan cuenta de que lo tienen. Este sangrado podría ser una señal de que existe un trastorno hemorrágico, que es importante tratar para evitar consecuencias serias.
Aunque Adela padecía de menstruaciones excesivamente largas y abundantes, no le daba mucha importancia al asunto. Pensaba que era una molestia, simple “cuestión de familia”, ya que tanto su mamá como su abuela habían tenido el mismo problema. Pero cuando tuvo que hacerse una cirugía dental para extraer sus cordales impactados, se asustó por la enorme cantidad de sangre que le brotó y por la dificultad para contenerla. Su dentista le aconsejó que consultara a su médico.
Y en buena hora Adela siguió el consejo. Tras los exámenes, el médico le diagnosticó un trastorno en la coagulación de la sangre, y le dio un tratamiento para controlarlo.
¿En qué consiste un trastorno hemorrágico?
Las hemorragias debidas a problemas en la coagulación de la sangre ocurren tanto en los hombres como en las mujeres, pero por falta de conocimiento de cuáles son los síntomas, muchas veces no se dan cuenta de que existe un problema. Las mujeres suelen notar con más frecuencia que hay algo anormal, debido precisamente a la menstruación demasiado abundante (menorragia).
Las menstruaciones excesivamente abundantes:
Normalmente, cuando te das un golpe fuerte o te lastimas, se rompen uno o varios vasos sanguíneos. Entonces, tu cuerpo forma un coágulo de sangre que sirve de “tapa” en el vaso sanguíneo para detener la hemorragia. Para que la sangre coagule, se necesitan células llamadas plaquetas y unas proteínas que se conocen como factores de coagulación, que forman una especie de malla para contener la sangre. Cuando la malla se seca, se forma una costra que protege la herida mientras se cura. Si tienes un trastorno de la coagulación, significa que no tienes suficientes plaquetas o factores de coagulación, o que no funcionan con la debida eficacia. Se necesitan aproximadamente 20 proteínas diferentes que se conocen como factores de la coagulación que actúan juntos con otros químicos para formar una sustancia llamada fibrina que para el sangrado. Si falta cualquiera de estos factores, puede prolongarse el sangrado.
El trastorno hemorrágico más frecuente en las mujeres es la enfermedad de von Willebrand, que se debe a una deficiencia del cuerpo para producir una de las proteínas (llamada el factor von Willebrand) que ayudan a formar coágulos y a parar el sangrado si alguien se corta, por ejemplo. Eso contribuye a que, tengan menstruaciones demasiado abundantes. Algunas personas con von Willebrand también tiene niveles bajos de otra sustancia, el factor VIII, que ayuda a estimular la coagulación. Una vez que se identifica el trastorno aunque no se puede curar, se puede tratar.
Existen una variedad de trastornos de la coagulación además de la enfermedad de von Willebrand como:
Los trastornos hemorrágicos o de la coagulación también puede presentarse, entre otras razones, por enfermedades hepáticas (del hígado) serias, a deficiencia de vitamina K, al consumo de algunos medicamentos (como los anticoagulantes) o por el uso prolongado de algunos antibióticos.
Los síntomas generales que sugieren que la sangre no coagula bien
Es importante que conozcas algunas señales que pueden indicar que tu sangre no coagula adecuadamente. Entre ellas:
Si notas uno o más de los síntomas o señales anteriores o ves cualquier sangrado anormal, acude a tu médico para que te examine y te haga los estudios necesarios para descartar un problema en la coagulación de la sangre que pueda asociarse a un trastorno hemorrágico. El tratamiento depende de la causa.
Los trastornos hemorrágicos pueden llegar a ser peligrosos si no se controlan. Por ejemplo, si no recibes el tratamiento adecuado, se pueden tener problemas serios después de un parto, de alguna cirugía o de lesiones de cualquier tipo. Además, los trastornos en la coagulación pueden asociarse con otras enfermedades, como el lupus o la leucemia, y en estos casos es importante tener un diagnóstico acertado para tomar medidas a tiempo.
Imagen © Thinkstock / Sebastian Kaulitzki
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