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Los niños aprenden tocando las cosas y pondrán las manos en casi todo, así que asegúrate de que esas pequeñas manos y esos deditos estén limpios.

Aunque no lo creas, ¡la suciedad puede ser una cosa buena!  La exposición ligera a gérmenes y bacterias puede ayudar a los bebés a desarrollar sus sistemas inmunológicos.  No quieres tener un bebé sucio, pero la limpieza excesiva y las soluciones antibacterianas no son necesarias.

La mejor manera de mantener limpio a tu bebé es con agua y jabón.  Escoge un jabón suave para la delicada piel de tu bebé.

El momento del baño hará que tu pequeño esté radiante y limpio.  Baña a tu bebé dos veces a la semana.  Si lo bañas más seguido, puedes irritar su delicada piel.

Supervisa el baño y prueba la temperatura del agua con el codo.

Usa champú para bebés que no irrita los ojos y un jabón suave.

Cepilla esos pequeños dientecitos para evitar las caries (picaduras) y prevenir las enfermedades, pero usa un dentífrico (pasta de dientes) para niños.  Antes de que le salgan los dientes, frota suavemente las encías del bebé con una tela con regularidad para que tenga una boca saludable.

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