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Tu hijo o hija que hasta hace poco era amoroso y se sentía feliz de compartir su tiempo contigo y en familia, de repente empieza a tirar las puertas y a gritarte. Es una etapa difícil que anuncia la llegada de la adolescencia y para la cual tienes que prepararte con paciencia y siguiendo algunos consejos útiles como los que te doy en este artículo.

La mala cara, echar los ojos para atrás, el silencio, las respuestas hirientes, los “¡déjame en paz!”, las puertas que se cierran violentamente. ¿Te suena familiar alguno de estos escenarios con tu hijo(a) adolescente? No te preocupes, no es nada contra ti, y no estás solo(a).

De ese niño o niña que era amoroso y te ponía atención, que te involucraba en sus actividades, que te abrazaba y besaba espontáneamente, ahora parece que queda sólo el recuerdo. La adolescencia es la etapa en la cual los jóvenes buscan su independencia y su identidad, y reaccionar en contra de los padres. Aunque es doloroso, digamos que es parte del proceso.

Los jovencitos no cuentan con la habilidad de comunicar sus emociones de manera clara, y por eso generalmente lo hacen reaccionando de forma hiriente hacia sus padres. En lugar de decirte, “necesito estar solo, mamá, ¿puedes volver a mi cuarto en un rato?”, te gritarán que los dejes en paz y te cerrarán la puerta en la cara.

De la misma manera, te pedirán el favor de que los lleves a una fiesta, pero insistirán en que nadie, absolutamente nadie los puede ver llegar contigo. Aunque suene a que te están apartando de su vida para estar cerca de sus amigos, lo que en realidad significa esto es que eres muy importante para él o ella, pero les resulta difícil admitirlo, en especial cuando están cerca de sus amigos. Estos se han convertido en el centro de su vida, porque tu hijo(a) los ve como la puerta hacia un mundo independiente de los padres.

Es doloroso, lo sé. Pero no lo tomes como algo personal ni definitivo. Es una etapa del desarrollo que también pasará. Tu hijo(a) te buscará y luego te apartará. Un día sí, un día no. Es una montaña rusa. Por ahora, respira profundo y toma nota:

  • No lo tomes a pecho. Es decir, no pienses que tu hijo(a) no te quiere. Recuerda que es una etapa normal de su desarrollo y que él o ella simplemente está actuando como lo hacen los jovencitos de su edad.
  • Dale espacio cuando sea posible. Si tu hijo(a) quiere estar solo(a), por ejemplo, una noche con sus amigos, permíteselo siempre y cuando sepas que es una situación segura y puedas estar en contacto con él o ella si fuera necesario.
  • Desde luego, si tu hijo(a) te responde irrespetuosamente y es grosero(a) contigo, toma medidas. Las malas palabras y los insultos no están bien y debes poner límites desde el principio. Lo ideal es que no dejes que las emociones te confundan, piensa calmadamente y habla con él o ella sobre este tema cuando a los dos se les haya pasado el enfado. Por ejemplo, si no lo dejaste ir a una fiesta y tu hijo(a) adolescente te insulta, te dice que te arrepentirás, y te amenaza, debes insistirle en que enojarse es una cosa, y otra muy diferente, desahogar el enojo de esa manera. Enséñale con tu ejemplo que la rabia y el descontrol no traen sino más problemas. Dale una lección de amor abriendo un espacio de diálogo y poniéndote firme con tu autoridad, siempre recordándole el por qué lo haces. Es por su bien.

Si lidiar con un adolescente respondón y grosero se te hace difícil y te afecta demasiado emocionalmente, primero habla con tu pareja y busquen soluciones juntos. También es útil que conversen con otros padres sobre el tema o incluso, que busquen la asesoría de un especialista para que les ayude a pasar esta etapa sin demasiados traumas y tristezas.

Ten presente que el diálogo, la paciencia y el amor, son tus mejores aliados. No alejes a tus hijos, acércate a ellos con tu comportamiento comprensivo y abre la puerta para que ellos se sientan seguros contigo, hasta el punto de poder ser sinceros y decirte cuándo “no te necesitan” sin herir tus sentimientos.

 
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Imagen ©Shutterstock / YAKOBCHUK VIACHESLAV

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