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Ir de viaje puede ser maravilloso, pero organizarlo es más que hacer las maletas, sobre todo cuando se padece una enfermedad crónica. Aquí te damos algunas sugerencias para que puedas planear tu itinerario y disfrutar tus vacaciones tranquilo(a), protegiendo bien tu salud aunque estés fuera de casa.

Juan Carlos ha planeado las vacaciones de la familia con todo detalle a una isla del Caribe. Tiene listos los pasajes, las reservaciones del hotel y ha planificado las actividades que disfrutarán durante su estadía. Uno de sus hijos padece de asma, y necesita su tratamiento de control diario. A Juan Carlos y a su esposa les preocupa que sufra una crisis durante el viaje.  “¿Qué podemos hacer?” Se preguntan: “¿Llevamos la máquina nebulizadora por si la necesitamos?”  Todas esas inquietudes  pueden solucionarse con un mínimo de preparación e información.

Siempre es bueno incluir a la salud dentro del plan de viaje, pero especialmente si uno de los miembros de la familia sufre una condición crónica. Esto implica tomarse unos minutos para planificar y decidir:

  • ¿El lugar al que viajas es el adecuado para su condición de salud?
  • ¿Puede la persona divertirse y disfrutar del viaje sin perjudicarse?
  • ¿Cuáles son las limitaciones para esa persona y para la familia en general?

Por ejemplo, las personas que tienen presión alta, especialmente si tienen problemas del corazón pueden tener problemas si van a lugares cuya altura sobre el nivel del mar es muy elevada. Si ese es tu caso, es importante que hables con tu médico para que te indique cómo reconocer si tú o tu familiar empiezan a desarrollar síntomas de alerta o si se encuentran en una situación de emergencia y para que te indique cómo actuar, sobre todo en un lugar lejas de casa.

Una visita al médico o al especialista, con suficiente tiempo antes del viaje, es una excelente idea. Tu médico puede ayudarte en lo siguiente:

  • A determinar tu estado de salud, o el del miembro de tu familia y decidir si es lo suficiente bueno como para emprender el viaje.
  • A estabilizar al paciente o completar un tratamiento antes de la partida.
  • A actualizar las vacunas que puedas necesitar según el sitio que vayas  a visitar.
  • A darte por escrito el diagnóstico, el tratamiento y las medidas que requieres.
  • Brindarte recetas para que puedas llevar la cantidad de medicamento que vas a necesitar.
  • Darte un certificado médico para que puedas llevar contigo agujas, jeringuillas y el equipo que necesites (si eres diabético por ejemplo), si viajas en avión. Llama con tiempo a la aerolínea para conocer las restricciones e instrucciones para viajeros que necesitan llevar este tipo de medicamento.

Como tus medicinas también van de viaje te recomiendo lo siguiente:

  • Llévalas en los envases originales y con las dosis e instrucciones necesarias.
  • Si viajas por avión, mételas en una bolsa plástica para que se vean fácilmente y no te causen problemas en los puntos de revisión del equipaje de mano.
  • Si llevas algún medicamento en la maleta, empácalo con cuidado, de nuevo, en envases originales y protegido en bolsas plásticas por si el contenido se vierte.
  • Si llevas contigo insulina, llévala en un recipiente en la que se mantenga fresca. Si viajas en coche, no la coloques en el maletero (la cajuela, el baúl), donde puede estar expuesta al calor más fácilmente, sino en la parte más ventilada del vehículo.
  • Verifica que todos los equipos que puedas necesitar estén en buen estado: silla de ruedas, oxígeno, máscaras, bastones o andadores.  De nuevo, si piensas viajar en avión, confirma con la aerolínea si admite el transporte de estos equipos y si hay algún cargo adicional por llevarlos a bordo.

Todas estas precauciones son necesarias a la hora de planificar tus vacaciones o cualquier viaje de placer y garantizan la seguridad y el bienestar de la persona enferma. Aún tomando todas las precauciones, puede presentarse una emergencia. ¿Estás preparado para esta eventualidad?

Un dato que puedes consultar con anterioridad es a dónde están ubicados los hospitales o cuáles son los centros de salud más cercanos al lugar donde vas a alojarte. Una llamada al hotel en donde te hospedaras, o a tu agente de viajes, puede tranquilizar tus dudas. También puedes preguntar si pueden preparar una dieta especial, en caso de que la persona sufra de alergias (como al gluten), o tenga limitaciones alimenticias por su condición médica.

Llama también a tu compañía de seguro médico (si lo tienes), para confirmar si tienes cobertura fuera del país. De ser así, lleva copia de tu póliza, así como los teléfonos de emergencia que puedas necesitar.

Si no tienes cobertura médica que te proteja lejos de casa, siempre puedes contratar algún seguro de salud para viajeros. Puedes conseguir información en una agencia turística o en el Internet (pero ten precaución de leer con cuidado lo que te ofrecen).

Ahora sí, ya tienes todo preparado para emprender tu viaje. ¿Cuál es el destino que has elegido?

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Imagen: ©Shutterstock / Nejron Photo

 

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