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El mes de octubre ha sido designado como el Mes de la Concientización del Cáncer del Seno, el segundo en incidencia entre las mujeres en Estados Unidos (lo sobrepasa sólo el cáncer de la piel), y la quinta causa de muerte entre ellas. Es un enemigo formidable, pero que puede derrotarse si se detecta a tiempo con la ayuda del autoexamen de los senos y la mamografía. En esta sección nos enfocaremos principalmente en el autoexamen, que puedes hacer cómodamente en tu casa, sin ningún equipo especial y sin costo: solamente debes dedicarle tiempo y dominar la técnica que te explicamos. Tienes en tus manos los medios para ayudar a proteger tu vida: aprovéchalos al máximo y proponte hacer todo lo posible por no ser una víctima más del cáncer del seno.

Seguramente entre los miembros de tu familia, tus amistades o tus compañeras de trabajo conoces a alguna mujer que padece de cáncer del seno, que es sobreviviente de ese tipo de cáncer o que ha fallecido debido a él. Todas las mujeres, independientemente de su edad y de su procedencia étnica, tienen riesgo de desarrollarlo, algunas más que otras, pero nadie, ni tú misma, está 100% a salvo. Considera estas cifras: según la Sociedad Americana del Cáncer, este año se estima que habrá por lo menos 230.480 casos nuevos de cáncer del seno y entre ésos, se calcula que morirán unas 39.520 mujeres. La buena noticia es que durante los últimos 20 años, las muertes por cáncer del seno han venido reduciéndose en gran medida, según los expertos, por los avances en la detección y la prevención del cáncer, así como los tratamientos disponibles para combatirlo.

¿Quieres aprender a defenderte de este tipo de cáncer? Entonces debes familiarizarte con el autoexamen del seno y con la mamografía (en otra sección aparte nos enfocaremos más en esta prueba). Estas son las recomendaciones de la Sociedad Americana del Cáncer:

  • Una mamografía anual a partir de los 40 años, y recomienda que se continúe anualmente mientras se mantenga en buenas condiciones de salud
  • Un examen clínico del seno (CBE por sus siglas en inglés) como parte de su examen físico anual por un profesional, cada 3 años entre los 20 y los 30 años y cada 3 años a partir de los 40 años de edad
  • Un autoexamen periódico del seno a partir de los 20 años (con el entendimiento que este examen tiene sus limitaciones) y reportar cualquier cambio a su médico de inmediato

El examen clínico del seno, ¿qué es?

Consiste en la evaluación de los senos por un médico o profesional de la salud, y se realiza como parte de un examen ginecológico de rutina, para detectar anormalidades, masas o bultos en las mamas. El médico evaluará el aspecto, el tamaño y la textura de la piel. Luego, palpará los senos con la yema de los dedos para analizar la textura de los mismos, para determinar si hay bultos o quistes (si los hay, si duelen, si son firmes, si se pueden mover).  Palpará primero un seno y luego otro, y revisará también los pezones (para ver si tienen alguna secreción o líquido) y el área del axila (para ver si hay aumento en el tamaño de los ganglios linfáticos). Este es un buen momento para que te indique cómo realizar tú misma el autoexamen en casa, para conversar sobre tus factores de riesgo y qué puedes hacer para disminuir tu riesgo de desarrollar el cáncer del seno.

El autoexamen: cómo se hace

Es parecido al examen clínico, pero lo realizas tú en la comodidad de tu casa. Te conviene hacerlo de forma rutinaria a partir de los 20 años, se recomienda una vez al mes. Elige un momento del mes en que los senos no estén inflamados, una semana o dos después de tu período menstrual.  Si ya has dejado de menstruar, puedes elegir cualquier día del mes, pero te será más fácil si estableces una rutina, por ejemplo, la primera semana de cada mes, o cada 3 meses. Así no se te olvida.  Hace tiempo se pensaba que era mejor realizarlo de pie, pero en la actualidad, conviene realizar parte del examen acostada para que el tejido mamario se esparza de forma pareja sobre el pecho. Existen tres posiciones básicas para realizar un examen completo y minucioso de los senos (aunque recuerda que el autoexamen no reemplaza el examen del profesional ni la mamografía):

ACOSTADA:

  • Acuéstate con una almohada o una toalla doblada bajo el hombro derecho.
  • Dobla el brazo derecho y colócalo bajo la cabeza
  • Con la mano izquierda, palpa el seno derecho, utilizando las yemas de tres dedos (el índice, medio y anular) para detectar abultamientos o masas.
  • Ve cambiando los dedos de lugar como si estuvieras dando un masaje de arriba hacia abajo
  • Presiona cada área del seno haciendo pequeños movimientos circulares y ejerciendo tres tipos de presión.  La más ligera y suave para analizar el tejido más cerca de la piel. Una presión mediana, te servirá para revisar la parte intermedia del tejido. La más intensa llegará hasta el nivel más profundo y más cercano a las costillas.
  • Usa dos dedos para comprimir suavemente el pezón y observa si hay secreción.
  • Repite el proceso en el lado izquierdo.

DE PIE ANTE UN ESPEJO:

Esta parte del examen te permitirá detectar cambios en la apariencia de los senos. Quítate la ropa de la cintura para arriba y colócate de pie ante un espejo con los brazos relajados a los costados del cuerpo. Procura que el lugar esté bien iluminado. Si es necesario, acerca una lámpara o enciende todas las luces del cuarto de baño o el dormitorio. Observa detenidamente los senos. ¿Qué estás buscando? Cambios en la apariencia de los pezones, por ejemplo, o algún hoyuelo o cambio en la piel. Mírate desde distintos ángulos y posiciones de los brazos. Cuando el examen se realiza con regularidad, es cuando más se notan las posibles diferencias: cambios en el color de la piel o del pezón, o si surge alguna protuberancia.

DE PIE CON EL BRAZO LEVANTADO HACIA EL COSTADO:

Esta posición te permite revisar mejor el área de la axila.

  • Levanta un brazo a la altura del hombro.
  • Con la mano opuesta, examina la axila. Estarás tratando de localizar masas, abultamientos o protuberancias, igual que hiciste con los senos.
  • Repite por el lado opuesto.

¿Qué hacer si notas algo irregular?

Supongamos que sientes un bulto que no tenías antes. No tienes por qué asustarte. A veces, los abultamientos pueden deberse a infecciones, a lesiones en el seno, a crecimientos que no cancerosos como un fibroadenoma, o a pequeños quistes que contienen líquido y que cambian de tamaño durante el ciclo menstrual y se conocen como cambios fibroquísticos de la mama. Muchas mujeres los tienen y como están asociados a los cambios hormonales, se acentúan justo antes y al comienzo del ciclo menstrual.  Pero definitivamente, si sientes un bulto en el seno definitivamente debes consultar a tu médico cuanto antes para saber de qué se trata.

También debes consultar al médico si tienes alguno de estos síntomas o de estas señales:

  • Dolor en un seno que no esté relacionado con el período menstrual
  • Descubres un abultamiento, cambio o protuberancia que antes no tenías
  • Uno de los senos se siente hinchado, caliente y se ve enrojecido
  • Los pezones segregan líquido sanguinolento
  • Te palpas un abultamiento en la axila o cerca de la clavícula

El objetivo principal del autoexamen del seno es que te familiarices con el aspecto y la textura de tus senos. No importa el tamaño, si un seno es un poco más grande que el otro, esos son detalles estéticos que, al menos en relación al cáncer, no son importantes.  Sí es fundamental que aprendas a conocer muy bien tu cuerpo. Eso te permitirá detectar cualquier cambio, y reportarlo rápidamente a tu médico, por insignificante que te parezca.  Aprende a hacerte el autoexamen y podrás defender mejor tu vida. Pero recuerda que el autoexamen no reemplaza el examen por un profesional ni la mamografía.

 

Imagen © iStock / b-d-s

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