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Muchos no se dan ni cuenta de que “se pasan de la raya” o creen que consumen la cantidad de sal o sodio adecuada. Sin embargo, varios estudios internacionales han demostrado que el consumo de esta sustancia se ha elevado a nivel mundial. ¿Te preguntas qué tiene eso de malo? Pues que el exceso de sal en la dieta puede poner en riesgo tu salud y tu vida. Sigue leyendo y descubre por qué  es necesario que controles tu consumo de sodio.

El consumo de sal o sodio se está convirtiendo en una preocupación de salud pública en todo el mundo, ya que es excesivo de manera universal.

El problema es que, si bien la sal es un mineral necesario para el cuerpo, porque ayuda al funcionamiento de los nervios y los músculos, y a mantener el equilibrio adecuado de los líquidos, sólo necesitamos pequeñas cantidades para que el organismo pueda hacer su trabajo eficientemente.

Por el contrario, consumir demasiada sal es peligroso para la salud ya que a largo plazo puede contribuir al desarrollo de la hipertensión o presión alta, uno de los principales factores de riesgo para los ataques al corazón y los ataques cerebrales o ataques cerebrovasculares, al igual que otros problemas de salud que incluyen insuficiencia renal, osteoporosis, obesidad  y Alzheimer.

Teniendo en cuenta estos riesgos, es importante que te preguntes si en verdad consumes la cantidad de sal que necesita tu cuerpo. La Asociación Americana del Corazón (American Heart Association) recomienda alrededor de 1,500 miligramos por día (o media cucharadita de sal). Sin embargo, un nuevo estudio estima que tres cuartas partes de los adultos en todo el mundo consumen el doble de la cantidad de sal recomendada diariamente, que alcanza un promedio de 3,950 mg al día.

Para obtener estos datos analizaron 247 encuestas acerca del consumo de sodio de los adultos, realizadas entre 2007 y 2012 como parte del Estudio de la Carga Global de las Enfermedades, que fue presentado en la reunión anual sobre epidemiología y prevención, nutrición, actividad física y metabolismo de la Asociación Americana del Corazón, que este año se desarrolló en marzo en Nueva Orleáns, Estados Unidos.

El problema es que – según este mismo informe- ese consumo excesivo habría sido el responsable de alrededor de 2.3 millones de muertes por enfermedad cardiovascular, sólo en el año 2010. Del mismo modo, un comunicado de la Organización Mundial de la Salud (OMS) reportó un estudio canadiense sobre 18 países de América Latina, según el cual una disminución del 10% en el consumo de sodio cada año podría prevenir unos 593 mil eventos cardiovasculares y salvar alrededor de 54 mil vidas.

Esta organización internacional de salud pública recomienda que los adultos consuman menos de 5 gramos de sal por día (casi el doble de la cantidad recomendada por los Institutos Nacionales de Salud –National Institutes of Health- en Estados Unidos que recomiendan 2.5 g máximo al día). Sin embargo la OMS advierte que, el consumo de sodio promedio en las Américas varía de 12 gramos al día en Argentina y 11 gramos diarios en Brasil, a entre 8.5 y 9 gramos por día en Canadá, Chile y Los Estados Unidos.

¿Te parece que no es tu caso? Sigue prestando atención, pues muchas veces ni te das cuenta que estás consumiendo sal. Es que la mayor parte de lo que consumes no viene de los saleros sino de los alimentos procesados, es decir, de la sal que la industria alimenticia le incorpora a los productos durante el proceso mismo de su elaboración, principalmente como conservante y saborizante.

Al respecto, un informe reciente publicado en Vital Signs, de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Los Estados Unidos, indica que el 44 por ciento del sodio (sal) que consumimos proviene de sólo 10 tipos de alimentos. Toma nota:

  1. Panes y panecillos
  2. Carnes frías y procesadas
  3. Pizza
  4. Aves
  5. Sopas
  6. Sándwiches (emparedados)
  7. Queso
  8. Platillos de pasta
  9. Platillos de carne
  10. Bocadillos, botanas o tentempiés (snacks)

Además, ten en cuenta que la comida de los restaurantes también contribuye al exceso en el consumo de sal. Por eso, antes de decidir qué vas a comer y de hacerle saber al mesero (camarero), recuérdale que no le agreguen sal a tus comidas. Asimismo, aprende a evitar el exceso de sal en tu dieta y lee con atención las etiquetas de los productos antes de comprarlos en el supermercado. Así, entre todos, podremos evitar más enfermedades provocadas por consumir más sal de la que necesitamos.

Imagen © iStockphoto.com / Ugurhan Betin

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