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Parece ser que un gen que le permitió a nuestros antepasados sobrevivir en épocas de hambre es uno de los responsables de que hoy, en estas sociedades en las que abundan los alimentos azucarados y ricos en calorías, no podamos eliminar esas grasas y perder peso. ¿Realmente la obesidad es una cuestión genética (heredada) o tiene que ver con hábitos y costumbres (adquirida)? Aquí te contamos más detalles sobre este debate.

Por mucho que Carolina se cuida en las comidas, no logra bajar de peso. La obesidad ¿tiene que ver con las conductas? o ¿es algo genético que heredamos de nuestros antepasados? La respuesta a esta pregunta no es tan sencilla ni definitiva. De algún modo, ambos factores pueden hacer que tengas esas libras o kilos de más que no puedes sacarte de encima.

Actualmente, la obesidad se ha convertido en una epidemia a nivel mundial, especialmente en los países en donde se ha incrementado el consumo de los alimentos con un alto contenido calórico (que contienen muchas calorías). Pero los genes, que regulan el modo en que nuestro cuerpo captura, almacena y elimina la energía de la comida tardan mucho tiempo en adaptarse a los cambios.

En este sentido, una hipótesis plantea que tenemos un gen “ahorrativo”, que es el que en el pasado le habría permitido a nuestros antepasados sobrevivir en épocas de hambre o escasez, cuando la disponibilidad de comida no siempre era segura, no estaba garantizada. Básicamente, estos genes hacen que las células grasas no consuman la grasa tan rápidamente, sino que la almacenen para tener reservas (y que nunca falte energía).

Frente a esta postura, otros especialistas han planteado que esto es sólo una parte de las condiciones (genéticas y ambientales) que favorecen la obesidad, como alimentarse en exceso (y no poder parar de comer), el sedentarismo o la falta de ejercicio físico, una disminución de la capacidad de utilizar las grasas de la dieta como energía y el aumento en la capacidad de almacenar las grasas corporales (del cuerpo).

De todos modos, no todas las personas que vivan en condiciones similares serán obesas ni todas las personas obesas tendrán la misma distribución de grasas en el cuerpo ni sufrirán los mismos problemas de salud. Incluso dentro de un mismo grupo étnico, las reacciones son diferentes entre uno y otro miembro. Esto hace pensar que sí existe un factor genético (hereditario) que acompaña a las costumbres.

Y si bien varias investigaciones han encontrado que la obesidad está relacionada con factores genéticos, la dificultad se encuentra en determinar cuáles son esos factores genéticos y cómo actúan en el cuerpo. Durante las últimas décadas, los estudios y los descubrimientos varían y continúan, con el objetivo de poder encontrar nuevas formas de combatir la obesidad.

Esto no significa que tengas vía libre para abandonarte a tus genes. Por el contrario, hay investigaciones que demuestran que la actividad física puede invertir cierta tendencia genética a engordar y a combatir la obesidad. Y lo mejor de todo es que incluso con media hora de caminatas, jardinería o actividades cotidianas se puede marcar una diferencia.

Con respecto a la dieta, es importante que aprendas a elegir de manera inteligente qué, cuánto y cuándo comes lo que comes, no sólo para combatir la obesidad sino también otras enfermedades y complicaciones de salud como la presión arterial, el colesterol elevado, los problemas del corazón y la diabetes, entre otras.

Si tienes dudas al respecto o tienes algún problema de salud, la próxima vez que vayas al médico pregúntale cómo puede tu dieta ayudarte a mejorar tu condición, para mantenerte saludable, por más tiempo. Recuerda que la obesidad es una cuestión de salud.

 

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Imagen: ©istockphoto.com / ELENA BESSONOVA

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