La infección urinaria afecta a los riñones, los uréteres (los tubos que conectan los riñones con la vejiga), la vejiga y la uretra. Las infecciones urinarias se clasifican en dos tipos:
- Infecciones de las vías urinarias bajas: La cistitis es la infección de la vejiga.
- Infecciones de las vías urinarias altas: Estas afectan a los uréteres y riñones. La pielonefritis es la infección de los riñones.
Estas infecciones son más frecuentes en las mujeres, especialmente si son sexualmente activas, porque las relaciones sexuales pueden hacer que las bacterias se diseminen hacia la vejiga. El uso de diafragmas y espermicidas aumenta el riesgo de infección. En las embarazadas, los cambios en el tracto urinario provocan la cistitis y la pielonefritis con más frecuencia. Las infecciones de vejiga y de riñón pueden ocasionar un gran riesgo para la embarazada y para su feto al aumentar el riesgo de contracciones o parto prematuros y a veces hasta la muerte de feto o del recién nacido.
Las infecciones de las vías urinarias pueden causar uno o más de los siguientes síntomas:
- Orinar con frecuencia o tener necesidad intensa de orinar
- despertarse con necesidad de orinar o orinar en la cama por una persona que normalmente no lo hace
- dolor, molestia o sensación de ardor al orinar
- orina de apariencia turbia, y de mal olor
- sensibilidad, presión o dolor en el área de la vejiga
- fiebre y escalofríos, náuseas y vómitos
- dolor en el costado o en la parte media superior de la espalda
Los médicos recetan antibióticos para tratar las infecciones de las vías urinarias altas y bajas. Los análisis de laboratorio ayudan a determinar cuál es el mejor antibiótico en cada caso. Las personas que tienen infecciones urinarias graves podrían requerir antibióticos administrados vía intravenosa en el hospital. Esto está indicado si hay náuseas, vómitos y fiebre que aumentan el riesgo de deshidratación e impiden que la persona tome antibióticos por la boca.
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