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  • La epilepsia puede presentarse a cualquier edad pero es más común en niños y ancianos
  • No todas las crisis epilépticas se manifiestan en forma de convulsiones
  • Hasta el 25% de los casos de epilepsia se podrían llegar a prevenir
  • Existe actualmente una gran variedad de tratamientos para la epilepsia

La epilepsia es un trastornos del sistema nervioso central que puede afectar a las personas de maneras muy distintas. Esto se debe a que hay muchas causas. Este trastorno se caracteriza por una actividad eléctrica anormal en el cerebro que provoca convulsiones, comportamientos y sensaciones inusuales e incluso, en ocasiones, la pérdida de conciencia.

“Aunque la epilepsia afecta a personas de todas las edades, su incidencia es mayor en niños y ancianos. En estos últimos es la tercera enfermedad neurológica más frecuente mientras que en los niños es la primera”, explica el Dr. Juan José Poza, coordinador del Grupo de Estudio de Epilepsia de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

Se trata de uno de los trastornos neurológicos más comunes y podría afectar a 50 millones de personas en todo el mundo. Solo en Estados Unidos alrededor de 3,4 millones de personas tienen epilepsia activa. En América Latina y el Caribe, esta enfermedad se estima que afecta a 5 millones de personas, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Sin embargo, más de la mitad de las personas con epilepsia en estas regiones no estaría recibiendo ningún tipo de tratamiento.

Gran variabilidad de síntomas

Lo que caracteriza a la epilepsia es la aparición repentina de diversos síntomas agrupados, algo que se conoce como crisis epilépticas. Estas crisis son muy variables y cambian según la persona y según el lugar del cerebro que está afectado por el trastorno. Aunque mucha gente cree que las convulsiones son el principal síntoma que la define, eso no es cierto. “No todas las crisis epilépticas se manifiestan con convulsiones, éstas solo están presentes entre el 20 y el 30% de todas las crisis epilépticas”, explica el Dr. Poza.

Los principales síntomas de la epilepsia son:

  • Convulsiones. Es el más conocido pero, como se explicaba antes, solo está presente entre el 20 y el 30% de los casos.
  • Pérdida de conocimiento o conciencia.
  • Ausencia.
  • Falta de respuesta a estímulos.
  • Alteraciones en el movimiento.
  • Alteraciones de los sentidos, especialmente al vista y el oído, pero también puede ser el olfato.
  • Alteraciones de las funciones cognitivas o del estado de ánimo.

Por todas esta variedad de síntomas, diagnosticar este trastorno no es algo sencillo muchas veces. “Hasta el 25% de las crisis pueden pasar inadvertidas por pacientes y familiares, y esto hace que el retraso en su diagnóstico en algunos casos pueda llegar a ser de hasta diez años”, añade el experto de la SEN, quien destaca la importancia de un buen diagnóstico lo antes posible, ya que con un manejo terapéutico adecuado, las crisis pueden controlarse mejor y esto repercute positivamente la calidad de vida de quien tiene epilepsia.

¿Es posible prevenir la epilepsia?

En el origen de algunas epilepsias la genética juega un papel importante. Se estima que entre el 10 y el 20% de todos los casos puede tener una causa genética, siendo esto más probable si las crisis epilépticas son difíciles de controlar o comenzaron en los primeros años, entre otros factores.

Sin embargo, la genética no es la única causa y el Dr. Poza señala que en la aparición de este trastorno puede intervenir además de los factores genéticos puede haber otras causas, siendo las principales las siguientes:

  • Lesiones entre las 22 semanas de gestación hasta los 28 días de vida neonatal.
  • Algunas infecciones del sistema nervioso central.
  • Traumatismos craneoencefálicos.
  • Haber tenido un ictus (puede ser la causa de hasta el 12% de los casos).

De esta forma, las meningitis bacterianas y las encefalitis víricas son las responsables de un 2-5% de los casos de epilepsia y las personas que hayan sufrido algún traumatismo craneoencefálico grave tienen un riesgo 20 veces mayor para desarrollar epilepsia que las personas con trastornos craneoencefálicos leves (4-5% de los casos)

“Es por tanto importante llevar a cabo estrategias que permitan mejorar la salud materna y neonatal; mejorar el control de ciertas enfermedades transmisibles y prevenir lesiones y problemas vasculares. De esta forma se podrían reducir de forma significativa el número de casos”, explica el neurólogo, que explica que hasta el 25% de los casos de epilepsia podrían llegar a ser prevenidos.

Gran variedad de tratamientos

Gracias a la investigación llevada a cabo, actualmente existen muchos más tratamientos disponible para la epilepsia que hace tan solo cinco años. “Hoy en día hay más de 40 tratamientos. Realmente hemos mejorado los resultados para los pacientes. Creo que es importante analizar las opciones de tratamiento porque pueden tener repercusiones trascendentales y significativas en la vida de los expertos”, explica el Dr. Jamie Van Gompel, neurocirujano de Mayo Clinic de Estados Unidos.

Algunas personas necesitan tratamiento de por vida para controlar las convulsiones, pero otras dejan de padecerlas con el tiempo. Incluso, algunos niños con epilepsia superan la afección cuando crecen. “Los medicamentos contra la epilepsia han mejorado y siguen siendo la forma más común de tratarla: el tratamiento con medicamentos o, en algunos casos, con cirugía puede controlar las convulsiones en la mayoría de las personas que padecen epilepsia”, enfatiza el Dr. Van Gompel, que agrega que la cirugía abierta para extraer la parte del cerebro que provoca las convulsiones es aún una opción de tratamiento importante para la epilepsia que no se controla con medicamentos.

En los últimos años, se han desarrollado nuevas opciones de tratamiento para la epilepsia, incluidas opciones de invasión mínima. 

  • Estimulación cerebral profunda. En este caso, se usa un dispositivo que se coloca en una zona muy profunda en el cerebro de manera permanente. El dispositivo libera señales eléctricas programadas regularmente que alteran la actividad que provoca la convulsión. 
  • Neuroestimulación receptiva. Estos dispositivos implantables y parecidos a un marcapasos pueden ayudar a reducir en gran medida la frecuencia de las convulsiones.
  • Terapia térmica intersticial inducida por láser (LITT, por sus siglas en inglés). Esta terapia es menos invasiva que la cirugía de extirpación. En este caso, se usa un láser para marcar de manera precisa y destruir una pequeña porción de tejido en el cerebro. 
  • Cirugía de invasión mínima. Las nuevas técnicas quirúrgicas de invasión mínima, como la ecografía focalizada guiada por imágenes por resonancia magnética, son prometedoras para tratar las convulsiones con menos riesgos que la cirugía con cerebro abierto tradicional.

A la hora de decidir qué tratamiento es el más adecuado, resulta fundamental poder contar con la asesoría de un experto. Estas consultas deben además mantenerse en el tiempo, ya que los avances el tratamiento de la epilepsia son continuos. “Si no ha tenido una cita con un especialista en los últimos cinco años, debería acudir a un especialista en epilepsia en un centro de atención médica especializado. Los tratamientos cambian tan rápidamente ahora que posiblemente haya alguno nuevo que pueda ayudar. Y en los próximos dos o tres años tendremos novedades realmente revolucionarias. La robótica y la inteligencia artificial están dando grandes resultados en los nuevos tratamientos”, agrega el Dr. Van Gompel.

 

Por Miguel Ramudo
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