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Cuando vemos o leemos las noticias, eventos como la violación en grupo y el asesinato de una estudiante de 23 años de edad en un autobús de Nueva Delhi, en la  India, nos parece algo insólito. Pero la realidad es que la violencia en contra de la mujer es una epidemia que está al asecho y está más cerca de nosotros de lo que pensamos. Como nos afecta a todos, necesitamos participar activamente en la solución.

Las estadísticas no mienten. La violencia en contra de la mujer es una epidemia mundial. En Estados Unidos solamente, una mujer es agredida o golpeada cada 9 segundos. Y en todo el mundo, al menos una de cada tres mujeres ha sido golpeada, obligada a mantener relaciones sexuales (violada), o maltratada de otra manera durante su vida.

Las Naciones Unidas definen la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia de género que resulte o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada”.

Aunque sus cifras son altas, la oficina para América Latina y el Caribe de la ONU Mujeres, indicó recientemente que en el mundo ni siquiera se tiene claro el concepto de feminicidio (que es una palabra nueva que significa: asesinato de una mujer a causa de su género).

El feminicidio o femicidio, la máxima manifestación de la violencia contra la mujer, se considera uno de los problemas principales a los que se enfrentan las mujeres de América Latina. Según estudios de entidades como la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe). En el 2011 se registraron 1,139 homicidios de mujeres, sólo por el hecho de ser mujeres, en ocho países de esta región.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) también afirmó recientemente que la violencia contra la mujer y el feminicidio se han convertido en una “epidemia” que afecta a Latinoamérica y al Caribe. Dependiendo del país, entre el 13 y el 50% de las mujeres ha sido víctima de violencia física, mientras que el 36% de las mujeres, es decir, una de cada tres mujeres ha sufrido de abuso sexual en la niñez, en esta zona.

Según un informe de la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia (OVD), de Argentina, en ese país la situación también es alarmante.  Las denuncias por violencia de género aumentaron casi el 60 % desde 2010.  Lo que es peor: entre el 1 de enero y el 30 de junio de 2012 se registraron 119 feminicidios que dejaron huérfanos a 161 niños.

El Observatorio Nacional de la Violencia de la Policía de Honduras, indicó que en ese país, en el 2012,  ocurrieron 606 muertes violentas de mujeres, lo que representa una tasa de 14.2 por cada 100,000 habitantes. En promedio, un total de 51 mujeres murieron asesinadas mensualmente.”

La causas

Según la Organización Stop Violence Against Women, y otros expertos en el tema, estas son algunas de los causantes o factores de riesgo para la violencia en contra de la mujer:

  1. La discriminación. Esta se manifiesta en la manera en que se trata a los niños y a las niñas desde el nacimiento, el nivel de educación que pueden lograr según su género y el trato que reciben las mujeres en el trabajo, el hogar y la comunidad.
  2. La presencia de una cultura de violencia. Por ejemplo, después de una guerra civil o un conflicto armado, o cuando los actos cotidianos de violencia se aceptan como normales, es más fácil que se genere violencia contra la mujer.
  3. La impunidad. El hecho de no llevar a los violadores de los derechos humanos de la mujer ante la justicia, perpetúa el ciclo de la violencia y la discriminación que lleva al feminicidio.  Según informes recientes de Amnistía Internacional, esta impunidad es también un problema mundial:  en Afganistán, por ejemplo, las mujeres no están dispuestas a denunciar los crímenes cometidos contra de ellas, ya que no tienen fe en las autoridades. En su informe del 2007, la Oficina de Washington para América Latina, indicó que en Guatemala, sólo ha habido 20 condenas por los más de 2,500 asesinatos cometidos en los últimos seis años. En México, la situación no es muy distinta: la mayoría de los casos de asesinatos siguen sin resolverse de acuerdo con el informe del Relator Especial 2005 en México.
  4. La edad. Los adolescentes y las mujeres jóvenes han sido señalados como un grupo que tiene más probabilidades de ser víctimas. En un informe de 2005, Amnistía Internacional declaró que la mayoría de las mujeres secuestradas y asesinadas en México tenían entre 13 y 22 años de edad. En la ciudad de Nueva York una cuarta parte de las víctimas que murieron en los años noventa estuvieron por debajo de los 24 años y otro tercio tenían entre 25 y 34 años.
  5. Su estado migratorio y etnia. Las estadísticas también indican que las mujeres inmigrantes se enfrentan a un mayor riesgo de convertirse en víctimas.  Mientras que estudios realizados en Canadá y Estados Unidos también señalan que las mujeres pertenecientes a minorías étnicas son más a menudo víctimas de feminicidio.

La solución

Uno de los mayores desafíos para erradicar este problema, es la impunidad que enfrenta la violencia contra la mujer: de las estadísticas mencionadas por la OPS/OMS, el 70% de los casos de feminicidio quedan sin condena.

Para erradicar este problema, es necesario promover la conciencia de estos abusos en cada comunidad. En Perú, por ejemplo, se lanzó la campaña “El valiente no es violento” impulsado por el sistema de las Naciones Unidas.  La meta es cambiar el prototipo de lo que es considerado valentía y masculinidad en este país, llamando la atención sobre todo de los jóvenes para prevenir la violencia en contra de la mujer.

También es imperativo crear sistemas que encausen legalmente la violencia contra a mujer. Tras mucho esfuerzo, en Guatemala se pasó la ley de la Violencia Contra la Mujer. En 2008 y en 2010 se instalaron los juzgados especializados en Delitos de Feminicidio y otras formas de Violencia contra la Mujer. Ahora la lucha en Guatemala, como en los países en donde ya se están creando leyes similares, es que la penalización de la violencia contra la mujer no quede en letra muerta.

Pero lo principal es comenzar a crear una mayor conciencia social de la violencia contra la mujer. Una buena forma de hacerlo es compartir este artículo con tus familiares y amigos. Hablar del problema, es el primer paso para buscar su solución.

Si eres víctima de violencia, o sospechas que alguien conocido la sufre, no te quedes callada(o).  Busca ayuda en tu comunidad, y denuncia los hechos a las autoridades.  Si resides en los Estados Unidos, si te sientes en peligro o presencias una situación de abuso, llama al 911 de inmediato. En ese país existe una línea de información y ayuda a disposición de las víctimas. Llama a la línea de ayuda de la National Domestic Hotline al 1-800-787-3224 (TTY), para recibir información sobre refugios locales y los recursos disponibles en cada caso.

 

Imagen © iStock / pepifoto

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