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Antes se creía que los accidentes cerebrovasculares (ACV) eran un problema casi exclusivo de los hombres. Hoy se sabe que no es así y que las mujeres también los pueden sufrir. Pero, después de pasado el derrame cerebral, ambos sexos no reaccionan igual.  Un estudio reciente indica que, tras un episodio de este tipo, los varones tienden a deprimirse más.

Por alguna cuestión de género, cultura o costumbre, en general son las mujeres las que más se preocupan por la salud y los cuidados, no sólo de su propio cuerpo sino también de la familia y el hogar en general. Los hombres, en cambio, creen que tienen que ser siempre fuertes y que conservarán su salud eternamente.

Esta es una de las ideas que posiblemente les provoque mayor depresión luego de sufrir un accidente cerebrovascular (ACV), también conocido como derrame cerebral o apoplejía. Así lo ha detectado un pequeño estudio que aparece en la edición del 12 de septiembre de la revista Archives of Physical Medicine and Rehabilitation.

Recuerda que existen dos tipos de accidentes vasculares cerebrales:

  • El más común es el llamado ataque cerebral isquémico, causado por un coágulo de sangre que bloquea un vaso sanguíneo (arteria) en el cerebro. De este hay dos tipos, el ataque cerebral trombótico en donde el coágulo se forma en ese lugar en la arteria, y el ataque cerebral embólico, en donde el coágulo se forma en otro lugar y viaja por la sangre hasta esa arteria para bloquearla).
  • El otro es llamado ataque cerebral hemorrágico y se produce por la ruptura de un vaso sanguíneo que sangra dentro del cerebro.

Por su parte, los “mini-derrames cerebrales” o ataques isquémicos transitorios (que se conocen como TIAs por sus siglas en inglés), ocurren cuando la circulación de la sangre al cerebro se interrumpe brevemente.

En todos los casos se necesita recibir atención de inmediato, porque el cerebro no tolera mucho tiempo sin recibir sangre y oxígeno. Cuando el flujo de la sangre y el oxígeno se interrumpen, las células cerebrales sólo logran sobrevivir poco tiempo. Por eso, muchas veces estos ataques dejan secuelas (efectos o consecuencias) y las personas que los sufren deben reordenar su vida y sus actividades y seguir tratamientos de rehabilitación.

En ese proceso, los hombres son los que parecen verse más afectados. Unos investigadores del Colegio de Ciencias de la Salud de la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Cincinnati, en Estados Unidos, evaluaron los síntomas de depresión y la capacidad de realizar actividades rutinarias como bañarse y cortar la comida, de 36 personas que habían sufrido un primer ACV en los 36 meses anteriores (16 mujeres y 20 hombres).

Los investigadores también examinaron el nivel de incertidumbre que los sobrevivientes tenían sobre su salud o el resultado de su ACV y encontraron que la incertidumbre sobre la salud se asociaba firmemente con una mayor depresión en ambos sexos, aunque esta relación era más fuerte entre los hombres.

Por otro lado, los autores señalaron que estos hallazgos sugieren que hablar con los sobrevivientes y sus familiares usando términos claros y fáciles de comprender podría ayudar a disminuir la tensión y la angustia de los sobrevivientes y de esta forma se podría mejorar los resultados de la rehabilitación.

Además, esperan que estudios con personas de antecedentes sociales y económicos variados en el futuro brinden más información sobre cómo el sexo y las creencias relacionadas con la salud afectan a los resultados de los sobrevivientes y que de esta forma, ayuden a determinar por qué las mujeres tienen cierta protección contra la depresión después de sufrir un ACV, comparado con los hombres.

En todos los casos, un ACV es una emergencia, aunque los síntomas desaparezcan. En un ataque, los segundos pueden salvar vidas. Por eso, toma nota de estas señales que suelen darse de manera repentina, de un momento a otro y sin motivo aparente:

  • Adormecimiento o debilidad en un lado de la cara o caída facial.
  • Adormecimiento o debilidad en un brazo o una pierna, especialmente en un lado del cuerpo.
  • Confusión y dificultad para hablar o entender.
  • Dificultad para ver con uno o ambos ojos.
  • Dificultad para caminar, mareo o pérdida de equilibrio o de la coordinación.
  • Dolor de cabeza severo y repentino sin causa conocida.

Cuanto más rápido se trata a quien sufre un accidente cerebrovascular, más factible es disminuir o hasta hacer desaparecer los daños que provoca. Recuerda estas señales de alerta: tú también puedes salvar vidas.

Ten presente además, que las percepciones sobre la salud relacionadas con el género de las que hablábamos antes (sentirse más fuerte físicamente y en control de las situaciones), pueden aumentar el nivel de frustración y depresión después de un ACV mucho más en el caso de los hombres. En este caso, te recomiendo que busquen la ayuda de un profesional y a la familia que le brinden al enfermo todo el apoyo moral y emocional posible.

Imagen © Pixabay.com / MabelAmber

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