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¿Recuerdas el famoso poema de Rubén Darío que empieza: “Juventud, divino tesoro…”? Es esa precisamente la imagen que las personas que ya han pasado esa etapa de la vida, las películas, la publicidad y los medios de comunicación tienen de la adolescencia y la juventud: años hermosos, mágicos y divertidos en que todo está por suceder.  Pero para muchos de nuestros adolescentes y de nuestros jóvenes no todo es color de rosa, según un informe reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que afirma que los trastornos en la salud mental son la causa principal de discapacidad entre los integrantes de este grupo.

Lidia está muy preocupada por su hijo de 17 años, y con razón.  Desde hace un tiempo se aísla durante horas en su habitación, y tiene muy poco contacto y comunicación con el resto de la familia.  Anda desaliñado y ha perdido interés en los estudios. ¿Por qué desperdicia así lo mejor de su vida si tiene todo para ser feliz?, se pregunta ella.

Roberto, de 23, graduado universitario, se siente frustrado y deprimido: no encuentra trabajo en ninguna parte a pesar de sus excelentes calificaciones.  Berta, de 19, no concibe divertirse si no consume mucho alcohol.  Todas sus amigas hacen lo mismo y no hacen caso de los consejos y recriminaciones de los padres.

Estos no son casos aislados sino que, desafortunadamente son cada vez más frecuentes en todos los países del mundo.

Un estudio reciente desarrollado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que la salud mental es una de las principales causas de discapacidad entre los adolescentes y los jóvenes, precisamente ésos que pensamos deben ser los más felices, fuertes, entusiastas y optimistas ante el futuro. Las causas de la alta incidencia de las enfermedades mentales entre los jóvenes pueden ser muchas y no están definidas por el estudio. Lo que sí se sabe es que el 45% de los afectados por un trastorno mental tienen entre 10 y 24 años de edad.

De acuerdo a estas cifras, las enfermedades neuro-psiquiátricas como la depresión, la esquizofrenia y el trastorno bipolar, así como el abuso de alcohol, constituyen la causa principal de discapacidad entre los jóvenes de todo el mundo, seguidas por las lesiones producidas en accidentes y por las enfermedades infecciosas, como el VIH o la malaria.  Por eso los padres deben estar muy atentos. Tienen que aprender a reconocer los síntomas de estas enfermedades para que puedan ayudar a sus hijos.

¿Cómo distinguir una preocupación pasajera de la depresión? La depresión se caracteriza por la presencia de cinco o más de las siguientes señales: tristeza, pérdida de interés o placer en las actividades, pérdida o aumento de peso, dificultad para dormir o sueño excesivo, falta de energía, falta de autoestima  e ideas de muerte o de suicidio.

Es natural que los adolescentes se preocupen y sientan estrés al tratar de ser agradables, desempeñarse bien en la escuela y tomar decisiones importantes. Sin embargo, cuando la preocupación se convierte en tristeza, desesperación y falta de voluntad, es posible que se trate de una advertencia frente a un problema de salud mental.

El trastorno bipolar o maniacodepresivo, en cambio, se produce cuando el estado de ánimo de una persona cambia repentina y continuamente entre la depresión y la manía. Puede pasar de estar muy enérgica o irritable a sentirse triste y sin esperanzas, y luego comenzar el ciclo de nuevo, pasando frecuentemente por estados de ánimo normales entre uno y otro ciclo. Con el tiempo, esta enfermedad puede deteriorar las relaciones interpersonales, disminuir el desempeño escolar o laboral e incluso llevar al suicidio.

El abuso del alcohol o las drogas, por su parte, muchas veces está acompañado o potenciado por algún problema de depresión o bipolaridad. Cuando esto ocurre es importante tratar las dos condiciones simultáneamente y no sólo una de ellas.

Lo bueno es que estos trastornos pueden tratarse y mejorar con el asesoramiento apropiado. Por eso es importante pedir ayuda: cuanto antes se enfrente un problema más rápidamente se puede empezar a controlar.

Los años de la adolescencia y la juventud son preciosos. ¡No permitas que tus hijos formen parte de estas estadísticas tan negativas! Como padre puedes brindarles mucho apoyo, amor, comprensión y en caso necesario, ayudarles a encontrar la ayuda médica adecuada.

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Imagen: ©Shutterstock / NothingIsEverything

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