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Un estudio a largo plazo realizado por la Escuela de Salud Pública de la Universidad Tulane, en Nueva Orleans, llegó a la conclusión que para perder peso y mejorar la salud cardiovascular resulta más efectivo reducir la cantidad de carbohidratos que cortar las grasas, incluso cuando no se cuentan las calorías ni se cambia el nivel de actividad física. Entérate aquí de los detalles.

Para perder peso se ha intentado todo: dietas líquidas, bajas en calorías, con menos carbohidratos o con alto contenido en proteínas… Con seguridad habrás probado alguna que otra con resultados más o menos favorables. ¿Existe en realidad una estrategia que funcione mejor que las demás cunado se trata de perder peso y mejorar la salud? Un estudio reciente patrocinado por los Institutos Nacionales de Salud y publicado en la edición de septiembre del medio Annals of Internal Medicine al parecer ha encontrado una respuesta satisfactoria a esta pregunta.

Según los resultados,  las personas pueden reducir drásticamente su riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y a la vez perder peso, consumiendo menos carbohidratos al día. Esta sería una estrategia más efectiva  para reducir la grasa corporal y el peso en general que la de limitar la cantidad de grasa que se consume diariamente.

Para medir los efectos de la dieta en un segmento amplio de la población, los investigadores incluyeron en el estudio a 148 individuos con una edad promedio de 47 años y un promedio de índice de masa corporal (IMC) de 35 (lo que los situó en la categoría de obesos), Sin embargo, ninguno padecía ni diabetes, ni deficiencia renal, ni enfermedades cardiovasculares. Más del 85 por ciento eran mujeres y la mitad pertenecían a la raza negra y a ninguno se les permitió tomar medicamentos recetados para perder peso.

Se dividió a los participantes en dos grupos al azar. A un grupo se le asignó a una dieta reducida en carbohidratos, con un mínimo de 40 gramos de carbohidratos al día (el equivalente a dos tostadas aunque durante el transcurso del estudio esta cantidad fue aumentando). Este grupo siguió una dieta muy parecida a la dieta Atkins, alta en proteínas, grasas y baja en carbohidratos. En general se les recomendó consumir principalmente proteínas y grasas y seleccionar alimentos altos en grasas no saturadas, como el pescado, el aceite de oliva y los frutos secos, aunque se les permitió comer alimentos de contenido más alto en grasas saturadas, como el queso y la carne roja.

El segundo grupo siguió una dieta baja en grasas (menos de un 30 por ciento del total de calorías diarias) y más alta en carbohidratos, que incluyó más granos, cereales y alimentos ricos en almidón (como es el caso de los tubérculos como la papa/patata y el boniato/camote).

A los dos grupos se les sugirió que consumieran vegetales y frutas. A ningún grupo se le pidió  que controlara el número de calorías o que realizara ejercicio.

Aunque por lo general los nutricionistas y los expertos en salud no recomiendan una dieta baja en carbohidratos a largo plazo por temor a un aumento de la grasa corporal, el colesterol y otros factores de riesgo de las enfermedades cardiacas, el estudio reciente desmintió estos temores.

Al finalizar el período de prueba que duró un año, el grupo que siguió la dieta baja en carbohidratos había perdido unas 12 libras en comparación con el grupo de dieta baja en grasa que perdió solamente unas 4 libras como promedio. Pero además, el grupo que consumió menos carbohidratos tuvo una mejoría en sus niveles de colesterol “bueno” (o de alta densidad) y de triglicéridos, lo que podría atribuirse a una mayor pérdida de peso y al consumo de grasas “buenas” (no saturadas o trans) en la dieta. Todavía más, los miembros de este grupo redujeron su riesgo en la escala Framingham, que calcula las probabilidades de sufrir un ataque cardíaco en los siguientes 10 años (el grupo que redujo las grasas no mejoró en esta escala de riesgo).

A pesar de los resultados, ¿significa esto que una dieta baja en carbohidratos es la mejor para perder peso? No necesariamente, aunque es una buena opción. Algunos expertos en nutrición han opinado en relación al estudio y consideran que más que una reducción estricta de carbohidratos, lo realmente beneficioso es una mejor selección de dichos carbohidratos y mejor control de las porciones. También señalan que otro de los beneficios del estudio es que no controló el número de calorías y en la vida real es más fácil sustituir alimentos y modificar la dieta que restringirse a un número específico de calorías.

Todos los expertos coinciden en que no existe una dieta para perder peso perfecta que les convenga a todos por igual. Además, en cuanto a la salud del corazón, existe una gran cantidad de evidencia de que la dieta Mediterránea, que contiene el tipo de grasa que favorece la salud cardíaca, como el aceite de oliva y los frutos secos, con énfasis en más frutas y pescado, es una excelente alternativa.

A la larga, lo realmente efectivo es que las personas puedan realizar ajustes y cambios en su dieta que sean favorables a su salud general para toda la vida y no solamente para perder peso, que se recuperan en cuanto termina la dieta. Una alimentación balanceada acompañada de ejercicio físico es la mejor alternativa a largo plazo.

 

Publicación original: 2014

Ultima revisión: 2017

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Imagen © Thinkstock / tetmc

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