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Al desayuno un omelet con jamón y queso, al almuerzo una carne asada o un buen churrasco a la parrilla, y de cena una ensalada césar. Aunque no lo creas, este puede ser tu nuevo régimen alimenticio con la Dieta Atkins, pionera en las dietas bajas en carbohidratos y conocida en casi todo el mundo.

La popular Dieta Atkins fue creada en 1972 por el cardiólogo Robert Atkins, quien sostenía que el principal enemigo de la salud era la dieta rica en carbohidratos, tan común en casi todos los hogares.

Según Atkins, los carbohidratos aumentan los niveles de insulina en el cuerpo haciendo que aumenten los niveles de azúcar en la sangre y las reservas de grasa en el cuerpo. Esto provoca aumento de peso, obesidad, diabetes tipo 2 y aumenta los riesgos de enfermedades del corazón.

El reducir los carbohidratos, era el motivo principal que le dio vida a la Dieta Atkins, un régimen enfocado en limitar el consumo de alimentos como: azúcar, harina blanca, arroz blanco, papas, leche, la mayoría de las frutas, algunas verduras, y demás carbohidratos refinados. Así se convirtió en una de las primeras dietas bajas en carbohidratos (low-carb diets, en inglés) en Estados Unidos y actualmente una de las más populares.

Pero, si no son carbohidratos, ¿qué contiene la dieta? En vez de los carbohidratos, Atkins propone alimentarse de proteínas y grasas. Sí, todas esas comidas que están prohibidas en las demás dietas (como tocino, queso cremoso, huevos con yema, costillas de cerdo, etc.), son permitidas en la dieta Atkins. Puede parecerte extraño y hasta increíble, pero hay toda una teoría detrás de esta dieta.

Tu cuerpo quema tanto grasas como carbohidratos para obtener energía, aunque los carbohidratos se queman primero y las grasas se reservan para los momentos en que no estás comiendo. Pero la teoría de Atkins dice que si reduces los carbohidratos en tu dieta, tu cuerpo entra en un estado de cetosis que lo lleva a quemar los depósitos de grasas como su principal combustible para obtener energía. Cuando entras en ese estado de cetosis, el cuerpo tiende a sentir menos hambre y por ende tiendes a comer menos. Además, quema las reservas de grasa que guardas en el abdomen, las caderas, las piernas, los brazos.

¿El resultado?: pierdes peso y volumen.

Claro, no todo es tan fácil como se lee. La Dieta Atkins sí te permite muchas proteínas y grasas, pero no todas, sólo las “buenas” (como el aceite de oliva, por ejemplo) y en las cantidades indicadas. Además, aunque la dieta ha demostrado ser exitosa para muchas personas, hay muchas dudas sobre sus efectos a largo plazo, específicamente por el alto consumo de grasas y el bajo consumo de carbohidratos que puede llevar a deficiencias nutricionales, entre otros problemas. Cabe decir que la Asociación Americana del Corazón y la Asociación Americana de Diabetes consideran a las dietas más balanceadas como dietas más saludables.

¿Te interesa la Dieta Atkins? Recuerda que es una dieta comercial, y no una dieta hecha a tu medida. Por lo tanto, necesitarás probarla primero y analizarla con tu médico, antes de meterte de lleno en ella.

Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2009.

Imagen © Thinkstock / Eskemar

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