¿Los consejos que reciben madres y padres ayudan realmente a prevenir la obesidad en niños pequeños? Un nuevo estudio internacional acaba de ponerlo en duda. Aunque muchos programas se enfocan en cambiar hábitos dentro del hogar, los datos muestran que no son suficientes para reducir el peso infantil en los primeros años de vida.
Un metaanálisis publicado en la revista The Lancet analizó más de 9.000 familias en 10 países y llegó a una conclusión clara: los programas para padres contra la obesidad infantil no logran un impacto significativo en el peso de niñas y niños a los dos años. Este hallazgo está generando debate entre expertos en salud pública, que coinciden en que se necesita una estrategia más amplia.
¿Qué encontró el estudio sobre los programas para padres contra la obesidad infantil?
El estudio revisó 17 ensayos clínicos aleatorizados donde se aplicaron intervenciones conductuales dirigidas a madres y padres de bebés menores de un año. Estas intervenciones incluían desde consejos de alimentación hasta rutinas de sueño y promoción de la actividad física.
Sin embargo, al analizar el índice de masa corporal (IMC) de los niños a los 24 meses, no se observaron diferencias significativas frente a los grupos que no recibieron ninguna intervención. El endocrinólogo Cristóbal Morales Portillo, del Hospital Vithas Sevilla, explica en declaraciones al Science Media Center de España que: “El mensaje es claro: actuar en la obesidad solamente con una intervención conduce al fracaso (…). Prevenir la obesidad desde la cuna exige políticas preventivas sobre el entorno sociocultural”.
¿Por qué no funcionan los programas para padres contra la obesidad infantil?
Según el estudio, una de las razones principales es que la obesidad infantil es una enfermedad compleja, influenciada por factores sociales, económicos, biológicos y culturales.
La Dra. Mercedes Martínez Cortés, especialista en salud pública de Madrid Salud, señala que: “El estudio es de gran calidad. Pero no hay que interpretar que estas intervenciones deben abandonarse. Al contrario, hay que seguir investigando cómo mejorarlas, con nuevas metodologías psicosociales o adaptándolas a otros grupos de edad”.
Y añade: “El problema tiene una raíz social profunda. No se puede cargar toda la responsabilidad sobre las familias. Necesitamos cambios estructurales, como regulación de publicidad, acceso a alimentos saludables y espacios seguros para jugar”.
Esta mirada coincide con los principios de la salud poblacional propuestos por Geoffrey Rose, que promueven abordar los determinantes sociales y no solo tratar a quienes ya están en riesgo. Para profundizar en este tema, puedes consultar este artículo sobre nutrición infantil en Vida y Salud.
¿Qué alternativas sugieren los expertos a los programas para padres contra la obesidad infantil?
El profesor Franco Sassi, director del Centro de Economía Sanitaria de la Imperial College Business School de Londres, destaca que: “La dificultad de los padres para reconocer la obesidad en niños pequeños es una barrera importante. No obstante, no deben descartarse las intervenciones conductuales, especialmente si están bien diseñadas y apoyadas por servicios comunitarios y de atención primaria”.
Sassi lideró el proyecto europeo STOP (Science and Technology in childhood Obesity) y señala que la Organización Mundial de la Salud ha publicado guías de buenas prácticas para implementar este tipo de intervenciones con mayor eficacia.
Además, reafirma que: “Se necesitan acciones en los entornos alimentarios y de actividad física donde viven las familias. Eso es clave para lograr cambios a gran escala”.
Un problema global que exige soluciones integrales
Este estudio deja claro que los programas para padres contra la obesidad infantil, si se usan de forma aislada, no son suficientes para frenar una de las principales amenazas a la salud infantil del siglo XXI.
Como dijo la Dra. Martínez Cortés, “la obesidad es como una gran inundación; cada intervención es un saco de arena. Solo cuando hagamos suficientes cosas en suficientes lugares, construiremos un dique más alto que el nivel del agua”.
Pero para lograr ese “dique”, necesitamos políticas que no choquen con intereses económicos. De hecho, un estudio citado en The Lancet (McPherson, 2014) calculó que, para revertir la obesidad al nivel de hace 30 años en Reino Unido, la industria alimentaria perdería más de 8.700 millones de libras al año. ¿Será posible en un mundo tan influenciado por el mercado?
Preguntas frecuentes
¿Qué son los programas para padres contra la obesidad infantil?
Son intervenciones conductuales dirigidas a madres y padres de bebés o niños pequeños, que ofrecen herramientas sobre alimentación, actividad física, sueño y crianza saludable.
¿Funcionan estos programas?
Según el reciente metaanálisis publicado en The Lancet, no se encontró evidencia de que estos programas, por sí solos, reduzcan el índice de masa corporal de los niños a los dos años.
¿Deben abandonarse estas intervenciones?
No. Los expertos coinciden en que deben mejorarse y combinarse con acciones más amplias, especialmente políticas públicas que modifiquen el entorno obesogénico.
Por Karla Islas Pieck
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