Skip to main content

La obesidad y el sobrepeso en niños y adolescentes supone ya toda una alarma para la salud pública en América Latina y el Caribe. Las cifras son preocupantes, pero lo es todavía más la tendencia que se ve, ya que la incidencia de esta enfermedad no ha dejado de crecer en las últimas tres décadas. Así, si en el año 1990 el 6,2% de los menores de 5 años tenía sobrepeso, en el 2021 esta condición llegó al 7,5%, superando la media en el mundo que ronda el 5,7%. Este incremento no es trivial, ya que supone que 400.000 infantes latinoamericanos más padecen de sobrepeso.

Aunque las cifras de América son preocupantes, no es una situación exclusiva de la zona, y en otros países también se ve con preocupación este incremento sostenido de la obesidad infantil. “Todas estas cifras, así como saber que la mayor parte de adolescentes con sobrepeso y obesidad llegarán a ser adultos con obesidad, con las implicaciones en el gasto sanitario que conlleva, sitúan la obesidad infantil y del adolescente como un problema mayor de salud individual y comunitaria, tanto a nivel nacional como global”, explica la Dra. Amanda Fernández-Menéndez, especialista en Endocrinología y Nutrición Pediátrica del Hospital Fundación Jiménez Díaz de Madrid, España.

Importantes problemas derivados de la obesidad

La obesidad infantil es uno de los principales problemas de salud pública a nivel global. Los problemas de salud derivados son numerosos en la infancia y adolescencia, afectando prácticamente a todos los sistemas del organismo. “Cobra especial relevancia, por su relación con la mortalidad causa por esta enfermedad, los problemas cardiometabólicos, que con más frecuencia vemos aparecer en edades tempranas”, añade la experta en nutrición.

En esta categoría se encuentra, por ejemplo, el hígado graso no relacionado con el alcohol, derivado de la inflamación del hígado por la acumulación crónica de grasa en este órgano. También la hipertensión arterial y otras enfermedades cardiovasculares derivadas de la sobrecarga cardíaca y la inflamación de las paredes de los vasos sanguíneos. Y algunas enfermedades como la alteración del metabolismo de los hidratos de carbono, que predispone a la resistencia a la insulina y la aparición de la diabetes de tipo 2.

Además de todos estos problemas de salud física, también es importante entender las implicaciones que la obesidad infantil tiene en la salud mental. “Me gustaría resaltar la complicaciones emocionales de la obesidad en esta etapa de la vida, con altos índices de discriminación, acoso y bullying. El llamado estigma de la obesidad contribuye a perpetuar la situación de exceso de grasa corporal en estas personas. En niños mayores y adolescentes es frecuente también la disminución del rendimiento escolar en relación con sus compañeros sin obesidad”, añade la Dra. Amanda Fernández-Menéndez.

Actualmente se sabe además que muchas de las complicaciones de salud derivadas de la obesidad comienzan ya en la infancia y adolescencia. “En pacientes jóvenes con obesidad y otras enfermedades asociadas se produce una disminución tanto de la esperanza de vida en años como de la calidad de vida en los años vividas”, explica la especialista y continúa. “Sabemos que esto es así cuanto antes se inicia el proceso de obesidad y cuánto más grave esta sea. Hasta el 80% de los adolescentes con obesidad serán adultos con obesidad”.

¿Por qué no mejora la situación?

Aunque los expertos no dejan de avisar sobre el problema de la obesidad infantil, los datos nos muestran que el problema, lejos de solucionarse, se va agravando todavía más. Según la Dra. Amanda Fernández-Menéndez considera que hay múltiples variables que mantienen estas cifras, pero sobre todo destaca tres:

  • El no reconocimiento del problema de salud por parte de los principales cuidadores, especialmente los padres, debido a la normalización del sobrepeso en la infancia y adolescencia. Un porcentaje importante de progenitores de escolares con sobrepeso (88,6%), obesidad (42,7%), incluso con obesidad severa (19,1%), perciben erróneamente el peso de sus hijos como normal.
  • El uso abusivo de pantallas, normalizado en nuestra sociedad, supone un aumento del tiempo de sedentarismo.
  • La relación entre el déficit de sueño y las mayores tasas de sobrepeso y obesidad en la infancia.

Consejos para solventar el problema

La obesidad es una enfermedad muy compleja, y reducirla a una dieta o hacer más ejercicio no es siempre la solución. Esto no funciona muchas veces con los adultos y puede ser incluso más complicado de conseguir con niños o adolescentes, que quizás no acaban de comprender todas las implicaciones que a largo plazo tendrá su obesidad.

La Dra. Amanda Fernández-Menéndez es partidaria de un abordaje multidisciplinar que permita ofrecer a los padres y cuidadores así como a los propios niños y adolescentes herramientas apropiadas para su seguimiento y control. Algunas medidas que señala son:

  • Reforzar la práctica de la actividad física.
  • Control del uso de pantallas, especialmente antes de los 10 años.
  • Fomentar las actividades de promoción de la salud durante la adolescencia.

Todo ello sin olvidar que el ambiente escolar cumple condiciones ideales para la realización de medidas de prevención de la obesidad en niños y adolescentes, afianzando el mensaje en el ambiente familiar.

 

Por Miguel Ramudo
© 2023 Hispanic Information and Telecommunications Network, Inc (HITN). All rights reserved.
Imagen: ©Shutterstock / fotodrobik

Comentarios de nuestra comunidad