La radioterapia es uno de los tratamientos de cáncer más comunes. Uno de los efectos secundarios más frecuentes es el daño a la piel irradiada. La mayoría de los pacientes experimenta algún grado de dermatitis por radiación que causa desde enrojecimiento, inflamación y picazón hasta ampollas, descamación y, en casos muy severos, cicatrices y marcas. Por suerte, muchos efectos se solucionan con el tiempo, pero mientras tanto, hay medidas que pueden tomarse para aliviarlos, evitar complicaciones y proteger al máximo la piel.
Se calcula que la mitad de los pacientes con cáncer recibirán terapia de radiación (o radioterapia) como parte de su tratamiento. Al mismo tiempo que la radioterapia ataca y elimina a las células enfermas, puede afectar a los tejidos sanos cercanos al área del tratamiento, causando ciertos efectos secundarios. Uno de los más comunes, que afecta a un 85 por ciento de los pacientes, es un tipo de reacción aguda en la piel, conocida como dermatitis por radiación que puede oscilar desde una leve erupción rojiza (o eritema), picazón, escamas en la piel (o reacción seca) hasta una reacción más severa con ampollas y piel escamosa y húmeda (reacción húmeda).
Casi todos los pacientes que reciben radioterapia experimentan algún grado de dermatitis por radiación. Para la mayoría, la reacción es de moderada a severa. Esta se resuelve con el tiempo, por lo general en unas cuantas semanas, aunque puede dejar algún tipo de decoloración o engrosamiento de la piel, y en los casos más severos, hasta cicatrices. ¿Qué influye en la intensidad de la reacción? Varios factores, entre los que se incluyen:
El tipo de reacción de moderada a severa, como la reacción húmeda y la aparición de ampollas, suele ocurrir hacia el final del tratamiento, de cuatro a seis semanas después de finalizado el mismo o con una dosis de radiación acumulativa de 45 a 60 Gray (GY, una medida de la dosis de la radiación).
La irritación de la piel y las quemaduras por radiación (parecidas a las producidas por la exposición al sol), pueden interrumpir el tratamiento si no se controlan a tiempo y de la forma adecuada. Es importante que el paciente se comunique con su oncólogo(a) para que le indique el cuidado de la piel durante el tratamiento, los medicamentos o cremas que puede usar y lo que debe evitar.
El Instituto Nacional del Cáncer recomienda las siguientes precauciones:
A continuación, lo que los pacientes NO deben hacer:
Para el alivio de la irritación y la picazón, el doctor podría indicar el uso de cremas con corticosteroides de dosis baja, pero éstas deben pararse si ocurre una reacción húmeda con úlceras o ampollas. En estos casos, hay que recurrir a vendajes o apósitos especiales con solución salina o enzimas para disolver el tejido muerto. Las úlceras y las lesiones más severas que sanan muy lentamente se pueden eliminar mediante un procedimiento quirúrgico conocido como desbridamiento, o también se pueden solucionar mediante cirugía plástica.
Hay que recordar que cada paciente es diferente y reacciona de manera distinta a otro. Lo principal es mantener una actitud positiva y una comunicación muy directa con el oncólogo para aliviar los síntomas más molestos y salir adelante lo antes posible a cualquier tipo de complicación que puede presentarse durante el tratamiento. Esperemos que sea un paso hacia la cura.
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