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Si te sobran algunos kilos y quieres perderlos, lo más común es que intentes hacer una dieta. Por todos lados nos llegan opciones de métodos infalibles, ya sea por medio de amigos, vecinos, compañeros de trabajo y también medios de comunicación, revistas o redes sociales. Algunas son verdaderas “dietas milagro” que nos prometen ser muy eficaces y, con frecuencia, aseguran que con muy poco esfuerzo.

La realidad, por desgracia, es muy diferente. Algunas de estas dietas representan un auténtico sacrificio que pone a prueba la más alta fuerza de voluntad. Entonces conseguimos hacerla algunos días, semanas o incluso meses pero acabamos agotados y lo más probable es que, aunque hayamos logrado aparentemente vencer la báscula, al cabo de poco tiempo es muy probable que volvamos a recuperar los kilos perdidos e incluso hayamos ganado alguno más “de propina”.

Lo peor del caso es que cada vez que hacemos una dieta, la siguiente vez que lo intentamos resulta aún más difícil y menos eficaz. Lo que eleva la frustración y sólo reduce las probabilidades de que algún día consigamos alcanzar y, sobre todo, mantener un peso saludable.

El dietista-nutricionista Julio Basulto en su libro “No más dieta” desmonta algunos mitos relacionados con la alimentación y ofrece una visión más realista y saludable sobre cómo alimentarnos.

Este autor aborda temas como la importancia de la variedad en la dieta, la necesidad de consumir alimentos de origen vegetal, la importancia de comer sin prisa y prestando atención al proceso de masticar, la conveniencia de cocinar en casa y el reto de evitar los alimentos ultra procesados.

El libro comienza cuestionando la obsesión por la delgadez y la idea de que seguir una dieta estricta es la única forma de estar saludable. Basulto argumenta que esta mentalidad puede ser peligrosa y, en lugar de promover dietas restrictivas, anima a los lectores a adoptar hábitos alimentarios más sostenibles.

Además, Basulto desmonta mitos sobre algunos alimentos, como el pan o los huevos, y proporciona información práctica para ayudar a los lectores a tomar decisiones informadas sobre su alimentación.

La vía segura: cambiar de hábitos

Lo único que ha demostrado hasta ahora que ayuda a conseguir una reducción de peso saludable y sostenida en el tiempo es el cambio de hábitos, explica a Vida y Salud Marina Idalia Rojo López, investigadora en Grupo de Endocrinología, Diabetes y Nutrición del Instituto de Investigación del Hospital de la Santa Creu y Sant Pau – IIB Sant Pau. 

Esta experta, de origen mexicano, añade que las dietas muy estrictas, como las que eliminan grupos de alimentos completos, pueden favorecer la pérdida de peso a corto plazo, pero una vez que se abandonan y se recupera el estilo de vida previo, es común recuperar el peso. El tan temido “efecto rebote”.

En relación a las llamadas “dietas milagro“, la experta ha señalado que este tipo de estrategias suelen ser muy restrictivas y no proporcionan al cuerpo los nutrientes esenciales necesarios, como las vitaminas y minerales, lo que además puede conllevar a efectos secundarios nocivos como fatiga, mareos, irritabilidad, estreñimiento, pérdida muscular, y en algunos casos, algo sumamente riesgoso que es la posibilidad de caer en conductas que deriven en trastornos alimentarios como la anorexia o la bulimia.

“Este tipo de estrategias dietéticas suelen emplearse como recurso para perder mucho peso en poco tiempo, no obstante, a día de hoy no existe una sola dieta de estas características que sea nutricionalmente recomendable”.

Un aspecto muy importante y que pocas veces se tiene en cuenta es que las dietas restrictivas pueden tener un impacto muy negativo en la salud mental y emocional, generando ansiedad, estrés y obsesión por la comida y el peso.

Para mejorar los hábitos alimenticios, la experta aconseja “hacer las paces con nuestro cuerpo y establecer metas realistas. Tener claro que los cambios que se desean hacer deben de ser sostenibles”.

Algunas de las sugerencias que se pueden seguir son:

  • Aumentar el consumo de frutas, verduras, legumbres y cereales integrales, ya que son fuentes ricas en nutrientes y fibra.
  • Beber suficiente agua y limitar el consumo de bebidas azucaradas y alcohólicas. Poner mucha atención a aquellas bebidas que en el transcurso del día se consumen como el café o el té que pueden ir acompañadas de leche o azúcares y que muchas veces las pasamos por alto.
  • Planificar las comidas con antelación, hacer la lista de la compra incluyendo solo lo que necesitamos para la elaboración de nuestros alimentos.
  • Preferir snacks saludables como los frutos secos.
  • Servir en el plato solo las porciones de alimentos que nos vayamos a comer. Muchas veces comemos de más porque ya está en el plato y se nos ha inculcado la idea de que no se debe desperdiciar la comida.
  • Incorporar ejercicio físico regularmente en la rutina diaria, eligiendo actividades que se disfruten para mantener la motivación. No es recomendable por ejemplo apuntarse al gimnasio si eso supone una agonía. El mejor ejercicio es el que se realiza por gusto.
  • Buscar apoyo en amigos y familiares para compartir los objetivos y recibir motivación.
  • Considerar la ayuda de un profesional de la salud, como un nutricionista o nutriólogo, para recibir orientación y consejos específicos para cada persona.

En resumen, Marina Idalia Rojo López advierte que las dietas restrictivas no son una solución a largo plazo para perder peso y recomienda hacer cambios sostenibles en los hábitos alimenticios y de vida para conseguir una pérdida de peso saludable.

 

Por Karla Islas Pieck
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