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Cuando los niños pierden sus dientes de leche, lo colocan abajo debajo de la almohada y esperan que pase el Ratoncito Pérez (o el Hada de los Dientes) y les deje una moneda como premio. Pero cuando se trata de los dientes definitivos (permanentes) es un tema totalmente distinto que puede ocasionar  angustia y preocupación, ya sea que se trate de un adulto o no. Aquí te contamos por qué puedes perder un diente y qué puedes hacer si se trata de una emergencia.

Los dientes son estructuras fuertes que están preparadas para durar toda la vida de la persona. Sin embargo, a veces no llegan a cumplir este objetivo y se rompen o se pierden en el camino.  ¿Cuáles son las causas que podrían provocar la fractura o la pérdida de la dentadura? Hay varios motivos, y a veces pueden ser emergencias. Entre ellas se encuentran:

  • Golpes, accidentes o traumas relacionados con el deporte.
  • Peleas.
  • Masticar alimentos duros.
  • Caries (picaduras) que no se tratan o mal curadas.

Todos estos factores pueden causar distintos tipos de lesiones en tus dientes. Las principales son:

  • Roturas menores: se producen en la superficie blanca del diente denominada esmalte. Si bien no requieren tratamiento, el dentista puede pulir el área afectada para suavizarla.
  • Diente agrietado: se trata de una fractura que afecta a todo el diente, desde la superficie para masticar hasta el nervio. A menudo, este tipo de quebraduras se rellena con algún material especial y a veces es necesario colocar una corona y hasta hacer un tratamiento de canal.
  • Roturas en dientes puntiagudos o en la superficie que se utiliza para masticar: en general no afectan la pulpa ni generan dolor pero el dentista puede solucionar el daño si éste molesta al masticar. Para ello, es posible que coloque una corona.
  • Roturas profundas: pueden exponer y afectar el nervio. Causan dolor y sensibilidad en los dientes. En general, la parte rota del diente sangra y será necesario realizar un tratamiento del canal y colocar una corona.

    Todos estos factores pueden causar distintos tipos de lesiones en tus dientes. Las principales son:

  • Diente partido de manera vertical: hace que se divida en dos partes separadas. En algunos dientes que tienen varias raíces quizás pueda conservarse una y cubrirla con una corona. Si esto no es posible, habrá que quitar el diente.
  • Rotura de la raíz: la lesión comienza en donde nace el diente y se extiende hasta la superficie. Suele ser causada por alguna infección e inflamación y provoca dolor. En general, es necesario remover el diente lesionado.
  • Rotura inducida por una caries: se produce cuando una caries que no se trata debilita al diente y lo va lesionando desde adentro. El dentista te recomendará la mejor forma de solucionarlo. En algunos casos, quizá te indique sacar el diente.

A veces, las lesiones se producen casi sin que lo notes y no necesitan ser atendidas de urgencia. Entonces, tienes tiempo de programar una cita con el odontólogo (dentista). Otras veces, él o ella las detecta en la consulta de control, que se recomienda hacer al menos una vez por año.

Hay situaciones de emergencia que necesitan ser atendidas de inmediato, como después de un accidente. ¿Qué harías, por ejemplo, si tu niño se cae andando en bicicleta y recibe un golpe en la cara que le provoca la caída de un diente? A continuación te damos algunas recomendaciones que te permitirán actuar ante una emergencia:

  • Guarda el diente o las partes del mismo que se hayan desprendido, para hacer un posible reimplante y llévalo al odontólogo lo antes posible, ya que cuanto más esperes, menos posibilidades habrá de volver a colocar la pieza dental con éxito.
  • Al tomar al diente, nunca lo tomes desde la raíz sino desde el borde con la cual se mastica, no lo laves con agua ya que tiene cloro que puede dañarlo, ni raspes la raíz para retirar la suciedad, ni trates de cepillarlo o limpiarlo con alcohol o peróxido.
  • Para transportarlo, el mejor lugar es llevarlo en su cavidad, al nivel de los dientes adyacentes, mordiendo suavemente una gasa o una bolsita de té húmeda para ayudarlo a mantenerse en su sitio. También puede llevarse entre el labio y la encía inferiores o bajo la lengua. Siempre cuidando de no tragarlo por accidente.
  • Si no puedes colocar el diente en su cavidad o si se trata de niños pequeños, debes colocarlo en un recipiente y cubrirlo con una pequeña cantidad de leche. También puedes comprar un producto especial para tu botiquín, que incluye un dispositivo para almacenar el diente y una solución liquida que no lo daña.
  • Mientras rescatas el diente, lava suavemente la herida con agua tibia y coloca una compresa fría para el dolor en la boca y las encías. También puedes usar una gasa y presionar para controlar el sangrado. Luego, busca ayuda odontológica (de un dentista) inmediata.
  • Si se trata de un niño o niña, durante la semana posterior al accidente, cuida que no aparezcan signos de infección, como fiebre y encías inflamadas o con dolor, cerca de la zona de la lesión.

Y en todo momento, trata de mantener la calma. Recuerda que conoces los cuidados principales que debes considerar ante una emergencia. Aunque, por supuesto, es preferible que la evites en la medida de lo posible, y que no tengas necesidad de utilizar tus conocimientos.

Imágen © iStockphoto.com / Jasna Hrovatin

 

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