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Te diagnosticaron como VIH positivo hace poco y quisieras empezar a recibir tratamiento cuanto antes para detener el virus, pero tu proveedor de salud te dice que no es conveniente todavía. ¿Es eso cierto? Es probable que sí. En Vida y Salud te explicamos por qué.

El ser VIH positivo, es decir, que tienes el Virus de Inmunodeficiencia Adquirida en tu cuerpo, no quiere decir que tienes SIDA – por ahora – ni que necesitas tratamiento inmediatamente.

Recuerda que el VIH es una infección viral y que el SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida) es su etapa más avanzada. El virus del VIH debilita tu sistema inmunológico al destruir los linfocitos o células CD4, que son un tipo de glóbulos blancos encargados de defender tu cuerpo de las infecciones que lo atacan. ¡Pero eso no sucede de la noche a la mañana! La destrucción de tus linfocitos CD4 puede tardar hasta 10 años y sólo cuando te quedan muy pocos (200 células/mm o menos), entonces se puede decir que tienes SIDA.

Hasta el momento no se ha encontrado ninguna cura para el VIH (y, por lo mismo, ninguna para el SIDA). Pero sí existe un tratamiento para detener el avance de la infección y así proteger por más tiempo tu sistema inmunológico y tu vida. Este tratamiento se basa en medicamentos antirretrovirales, que evitan que el retrovirus del VIH se multiplique en tu cuerpo.

¿Por qué no los puedes tomar tan pronto descubren que eres portador del virus? Por varias razones:

  • La decisión de iniciar el tratamiento debe ir acompañada de muchos cambios en tu estilo de vida. Por ejemplo, debes ser muy disciplinado con los horarios en que se toman los medicamentos, cambiar tu dieta y los horarios en que comes.
  • No es conveniente iniciar el tratamiento cuando tienes otra condición médica, y mucho menos cuando estás tomando otros medicamentos que puedan reaccionar con los antirretrovirales.
  • Los medicamentos contra el VIH pueden tener efectos secundarios serios, hay personas que no los toleran bien o cuyos virus, después de un tiempo generan resistencia a ellos. Y cuando esto sucede, pueden limitarse seriamente las posibilidades de continuar con el tratamiento en el futuro.
  • Es probable que, una vez que empieces a tomar los medicamentos antirretrovirales, los tengas que seguir tomando por el resto de tu vida.

Como ves, no es una decisión que debe tomarse a la ligera. Además, el inicio del tratamiento no depende sólo de tu compromiso y voluntad, sino también de tu estado de salud y del avance de la enfermedad.

De acuerdo con el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, el tratamiento contra el VIH se inicia cuando cumples con las siguientes señales de alerta:

  • Los síntomas de tu infección por VIH son serios
  • Tienes una cuenta de linfocitos CD4 de 350 células/mm o menor
  • Te han diagnosticado SIDA o tu cuenta de linfocitos es de 200 células/mm o menor
  • Sufres del riñón por causa del VIH
  • Estás en tratamiento por Hepatitis B
  • Estás embarazada

¿Cómo haces para saber si cumples con esas características? Monitoreando el avance de la infección. ¡En esto sí debes actuar desde temprano! Desde que te diagnostiquen como VIH positivo, pide a tu proveedor de salud que te asigne a un médico especialista en VIH y SIDA. El médico te deberá realizar tres exámenes fundamentales que le permitirá saber cuándo es necesario empezar el tratamiento y con qué medicamentos:

  • Conteo de linfocitos CD4. Mediante un examen de sangre, se hace un conteo de tus linfocitos CD4 para el monitoreo. El conteo debe hacerse cada 3 a 6 meses.
  • Prueba de la carga viral. Mediante otro examen de sangre se mide la cantidad de VIH que hay en tu cuerpo para saber cómo te protege tu sistema inmunológico frente al virus del VIH. Esta prueba debe hacerse cada 3 a 4 meses.
  • Prueba de resistencia a los medicamentos. El virus del VIH puede variar de persona a persona, y algunas de sus “cepas” (como se le llama al tipo de virus) pueden ser resistentes a algunos de los medicamentos. Por eso se realizar un examen de laboratorio para identificar desde antes si puede haber resistencia, para evitar que al tomar el medicamento el virus sufra mutaciones y no se pueda seguir tratando.

Además, es probable que tu médico también te pida otros exámenes para saber cómo está tu salud en general antes de iniciar el tratamiento.

En conclusión, puedes confiar cuando tu médico te dice que aún no es momento de iniciar el tratamiento contra el VIH. Y mientras esperas, lo mejor es mantenerte informado para comprender mejor las opciones que tienes. Porque cuando se trata del VIH/SIDA, cualquier decisión… ¡es una decisión vital!

 

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