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  • El rechazo de órganos es una de las principales dificultades que hasta ahora se enfrentan los profesionales de la salud. A diferencia de la sangre, que tiene una molécula identificadora con dos variantes posibles, los órganos tienen una que es la más variable de todo el genoma, activando un rechazo prácticamente en todos los casos. Es por esa razón que la búsqueda parte con los familiares, los cuales quizá tendrán una molécula similar a la del paciente.
  • El Dr. Eduard Palou, experto en inmunología del trasplante del Hospital Clínic de Barcelona, apunta que el más difícil de todos es el de médula ósea. Este requiere tener una compatibilidad casi idéntica, por sus características específicas. Por lo que la búsqueda de donante se hace por todo el mundo, gracias a las personas altruistas que se inscriben. Eso sí, señala el experto, con los órganos sólidos (como riñones o pulmón) es posible controlarlo con fármacos, aunque la compatibilidad sea baja.
  • En una donación de órganos, el rechazo por parte del sistema inmune es prácticamente seguro; por ello es clave detenerlo antes que ocurra. Para ello se administran inmunosupresores fuertes antes y durante el trasplante; como lo comenta el Dr. Eduard Palou, experto en inmunología del trasplante, del Hospital Clínic de Barcelona. En esa línea, el investigador prevé un futuro donde los fármacos serán tan específicos que permitirán que el órgano pueda ser tolerado. Opuesto a la actualidad donde se deben usar de por vida.

El trasplante de órganos es una luz de esperanza para muchas familias en el mundo, ya que ofrece a una persona una nueva oportunidad para poder vivir. Sin embargo, esta sorprendente técnica no está exenta de dificultades. Una de las más compleja y dura para las familias es lograr que el cuerpo se sobreponga al rechazo del órgano implantado. En este artículo, nos embarcaremos en el viaje intrincado de cómo funciona, y cómo prevenirlo junto a un experto, quién nos dará las nuevas perspectivas hacia el futuro.

Ser únicos trae sus complicaciones

Hay muchos mitos alrededor de la donación de órganos (que puedes revisar acá), una de ellas tiene que ver con que los órganos, quizá, pueden ser fácilmente trasplantados a otra persona, tal como se puede hacer con la donación de sangre; que hay ciertos ‘grupos’ que reciben de otros. Pero, en el caso de los órganos, no es tan fácil.

Nuestro cuerpo debe estar seguro de que todos los órganos le pertenecen (de esa manera reconoce a células cancerígenas que ya no son parte de la unidad, o a patógenos) y si no lo son lo van a atacar. Esto lo hace el sistema inmune “al tener una molécula que te identifica como propio; si no la tienes, o tienes una diferente, te considera un extraño, como si fueras un virus o una bacteria. Se produce la misma reacción, como si tuviéramos una infección, hasta que logran destruir el órgano”, señala el experto en Inmunología del Trasplante e investigador del laboratorio de respuesta auto inflamatoria del Hospital Clínic, en Barcelona (España), el Dr. Eduard Palou.

La respuesta inmune [rechazo] sabemos que se producirá, pero lo que valoramos en el laboratorio [con exámenes] es la posible compatibilidad entre los tejidos del donante y los del receptor; a eso le llamamos histocompatibilidad”, señala el Dr. Palou.

Entonces, a diferencia del grupo sanguíneo, en el que hay grupos establecidos gracias a una molécula que tiene solo dos formas diferentes (en este artículo profundizamos), en los órganos se deben encontrar igualdades en la molécula con mayor variación de todo el genoma: Antígenos de histocompatibilidad (como la HLA, por sus siglas en inglés). “Hay diferentes moléculas de histocompatibilidad, pero cada una tiene miles de variantes en una población. Por lo que, si no están dentro de una misma familia, pues es muy difícil encontrar a dos individuos que sean iguales al nivel de estas moléculas”, agrega el experto.

Recibir médula ósea es muy difícil, se necesita que sea prácticamente idéntico, mucho más que en los sólidos [como la córnea o pulmón]; por esa razón tenemos registros de donantes de médula ósea, la idea es tener a millones de individuos en todos los países, cosa que cuando se necesite, se pueda contactar y realizar la extracción”, apunta el Dr. Eduard.

La respuesta inmune

Para los sólidos como un pulmón u otro [revisa en este artículo los órganos que pueden ser donados], gracias a los fármacos inmunosupresores, ya no es imprescindible que sean histompatibles idénticos. Es decir, estos permiten que un órgano con muchas diferencias pueda permanecer viable dentro de un paciente”, continúa el profesional. 

Eso sí, advierte el investigador, si un paciente, por diversas razones, tiene anticuerpos contra el órgano donado, no es posible ayudar mediante fármacos. “Porque eso sí desencadena una respuesta que puede destruir el órgano”. 

Los inmunosupresores actualmente deben ser tomados de por vida, ya que, si se dejan de tomar, indica el Dr, Palou, esta respuesta inmune puede activarse. ¿Cómo se hace el tratamiento?

  • Al momento inicial del trasplante se da una inmunosupresión fuerte, lo que permite condicionar a la persona a frenar cualquier respuesta inmune exagerada.
  • Luego el tratamiento se va minimizando lentamente hasta llegar a un nivel lo más bajo posible, pero nunca cero. Esto con el fin de minimizar los efectos secundarios, debe pensar el lector que estamos frente a una frenada de las defensas corporales.
  • La pauta común de inmunosupresión es de tres tipos de fármacos diferentes y uno de ellos son los corticoides, muy utilizados en la medicina.

“En el futuro se espera poder llegar a encontrar una forma inmunosupresora que pueda detener solo la respuesta inmune contra el órgano e idealmente que se genere un estado de tolerancia en el cual ya no se necesite ningún fármaco”, aclara el experto.

El futuro

De acuerdo al experto en inmunología del trasplante el futuro apunta hacia:

  • Los xenotrasplantes, o trasplantes que no provengan de otros humanos, pero de los animales. ¿Por qué? Porque hay escasez de órganos y es necesario cubrir esa necesidad. Se trabaja para que exista histocompatibilidad.
  • Poder generar órganos de manera artificial a partir de células del paciente en necesidad. Quizá existirán ciertas estructuras creada previamente que se repueblen con células propias que puedan formar un riñón o un corazón.

Aunque siempre estamos mirando hacia el futuro, en el presente sólo dependemos de los donantes y de sus familias que acepten la donación. Les doy las gracias por el altruismo de las personas”, cierra el Dr. Palou.

 

Por Carlos Diego Ibáñez
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