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Cada vez es más habitual encontrar en diferentes establecimientos lo que se conoce como gafas premontadas o lentes genéricos o fabricados en serie que se usan especialmente para la presbicia o vista cansada. Es posible encontrarlos con múltiples graduaciones, siendo lo más habitual en intervalos de +0,5. Los puedes encontrar en ópticas o farmacias, pero también en muchos otros establecimientos como supermercados, gasolineras o tiendas de ropa. ¿Pero hasta qué punto son seguros estos lentes o gafas y qué diferencias presentan con respecto a los personalizados?

El Dr. José Luis Güell es el director de la unidad de córnea, catarata y cirugía refractaria del Instituto de Microcirugía Ocular (IMO) de Barcelona y en su opinión este tipo de productos no resulta problemático. Es un tipo de gafas que puede usar cualquier persona que no vea bien de cerca sin temor a ningún perjuicio ¿Esas gafas son las que mejor corrección le van a ofrecer para ver? Seguramente no, porque puedes tener una pequeña diferencia entre un ojo y otro y una graduación adecuada permitiría un producto más adaptado, pero vas a ver mejor que sin ellas y no van a acelerar la presbicia”.

Rápidos y baratos

A la hora de decantarse por este tipo de producto, son principalmente dos los factores que inciden en su compra: su inmediatez y su precio. Una gafa individualizada necesita cierto tiempo para pedir la lente y poder cortarla adecuadamente, mientras que estos productos premontados se compran directamente sin ninguna demora. Su otra ventaja es que se trata de un producto muy económico, aunque esto también tiene su lado negativo, como señala María José Prado, presidenta de la Delegación de Asturias del Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas. En general son de muy baja calidad. Suelen estar mal talladas, por lo que dan una mala calidad de imagen, provocando aberraciones y distorsiones de la imagen”.

María José Prado señala que además de su baja calidad, el hecho de que se trate de productos estandarizados hace que también no se ajusten a las necesidades de cada persona y a sus características, lo que en algunos casos puede acabar generando problemas a largo plazo. Unas gafas individualizadas se realizan en base a la graduación, centros, altura, curvatura de la lente, calidad de la imagen… son muchos parámetros que valoramos. Si nos ponemos a hacer combinaciones de todos estos parámetros es casi imposible fabricar en serie y las premontadas solo tienen en cuenta la esfera”, explica María José Prado.

Por ese motivo, los expertos coinciden en señalar que el uso de este tipo de producto debe ser ocasional y complementario a unos lentes individualizados. El único caso en que podrían usarse siempre sería en aquellos pacientes a los que se les hace un examen y se comprueba que no tiene ninguna graduación de lejos y que lo único que tenemos que compensar es la presbicia y además su distancia interpupilar entra dentro del rango estándar”, apunta Fernando Cansino, vocal autonómico de Óptica del Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CACOF).

¿Qué pasa cuando las gafas no tienen la graduación adecuada?

Aunque el uso de este tipo de lentes no vaya a incidir en la evolución de la presbicia, los expertos señalan que otros problemas se pueden derivar de su uso. Uno de los principales problemas es el de la corrección inadecuada, sobre todo si están utilizando unas gafas de una graduación mucho mayor a la que realmente se necesita. Otro uso inadecuado sería en aquellas personas que tienen una distancia interpupilar muy diferente a la media. En ese caso podemos estar provocando un efecto prismático, es decir, una desviación en el objeto que estamos mirando”, apunta Fernando Cansino, quien incide en que, en estos casos, si el uso es prolongado puede acabar generando un problema grave de alineación del eje visual.

En la mayoría de los casos, la forma de adquirir este tipo de productos se realiza de forma autónoma y sin asesoramiento. Es la propia persona quien se prueba diferentes modelos hasta encontrar aquel que él o ella considera más apropiado para sus necesidades. Esto es una apreciación subjetiva y no siempre es la más adecuada. Si resulta que el número de dioptrías que yo para ver perfectamente necesito es de 1,5 y lo que me he comprado son unas gafas de 1 o de 2,5, pues cambia un poco mi plano de foco y me costará un poco más o menos mirar de cerca, pero no perjudico a mi ojo. Esto lo haría extensible a cualquier gafa. Alguien que es miope y no usa gafas no está estropeando su ojo, simplemente no ve bien, pero eso no le perjudica”, apunta el Dr. José Luis Güell.

María José Prado, por el contrario, se muestra en general muy crítica con este tipo de producto, incidiendo en cómo hay pacientes que incluso las usan para ver de lejos aun reconociendo que les causan mareos. Un error muy común es pensar que este tipo de gafas pueden sustituir a unas de prescripción individualizada. Hay muchos problemas derivados del uso de las gafas premontadas, a parte del dolor de cabeza. Cuando para prescribir y adaptar unas gafas hay que hacer una carrera universitaria, será porque no es tan simple”.

La presbicia, una cuestión de edad

A partir de cierta edad es habitual tener dificultades para ver de cerca. Es lo que se conoce como presbicia o vista cansada, una consecuencia derivada del envejecimiento. El ojo está conformado por dos lentes: la córnea y el cristalino. La primera de ellas que es fija mientras que la otra tiene capacidad de moverse, para permitirnos enfocar de lejos y, al contraerse, de cerca. Con el paso de los años este cristalino por un lado se va volviendo opaco y, al mismo tiempo, esclerosando, es decir, disminuyendo su capacidad de contraerse. Cuando esta capacidad está muy mermada, no es capaz de permitirnos enfocar de cerca, aunque en estado de relax sigue siendo capaz de enfocar de lejos”, explica José Luis Güell.

¿Existen factores que incidan en que se desarrolle en mayor o menor medida la presbicia? Ninguno sobre los que podamos incidir. Evidentemente hay diferencias, del mismo modo que hay gente a la que se le pone el pelo blanco antes, es uno de tantos otros fenómenos asociados al envejecimiento”, apunta el Dr. José Luis Güell, al tiempo que señala que ciertas ideas alrededor de la presbicia son falsas, como pensar que la vista se puede cansar de leer o coser mucho. 

El momento de aparición de la presbicia no tiene nada que ver con tus actividades de lectura, tiene que ver con el envejecimiento de algunas estructuras oculares. Esto hablando en términos generales, donde siempre hay excepciones. Si una persona lo que hace durante todo el día, durante muchos años seguidos, es estar leyendo unos textos con letras en tamaño reducido, es posible que vea empeorada su vista más rápidamente, pero son ejemplos extremos”.

Unos lentes adecuadamente graduados servirán para compensar la presbicia, pero el Dr. José Luis Güell apunta que a partir de cierta edad lo adecuado es hacerse evaluaciones oftalmológicas periódicas. La presbicia no es incompatible con que tengas la presión alta del ojo, un problema en la retina u otras cuestiones que también están relacionadas con el envejecimiento. Independientemente de que veas bien o mal de cerca, a partir de los 40 años y mucho más a partir de los 50 o los 60 el examen oftalmológico es muy importante. Y, probablemente, lo menos importante es la evaluación de la presbicia”. Por eso, el experto no duda en señalar que aunque las gafas premontadas puedan ayudarnos en un momento concreto, siempre ante una pérdida de visión lo más importante es acudir a un oftalmólogo que pueda hacer una evaluación completa.

 

Por Miguel Ramudo
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