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  • Hasta seis millones de niños en los Estados Unidos padecen de asma, una de las enfermedades no transmisibles más común
  • Existen diferentes tratamientos que dependen del tipo de síntomas y su gravedad, pero es muy importante su utilización diaria para evitar las crisis
  • Los inhaladores de rescate solo deben utilizarse en aquellas situaciones en las que se produce una crisis aguda

El asma es una enfermedad crónica que dificulta la respiración. Cuando alguien lo padece, sus vías respiratorias se inflaman y estrechan, lo que hace que el aire tenga dificultad para pasar a través de ellas. Los síntomas del asma pueden incluir dificultad para respirar, sibilancias (un silbido al respirar), opresión en el pecho y tos. Esta enfermedad puede ser desencadenada por diferentes cosas, como alérgenos (como el polen, el polvo o la caspa de mascotas), irritantes (como el humo del cigarrillo o los productos químicos en el aire), infecciones respiratorias, ejercicio físico y emociones fuertes.

Esta patología es una de las principales enfermedades no transmisibles que afecta tanto a niños como adultos y en los Estados Unidos es una enfermedad muy común. Aproximadamente 6 millones de niños la padecen, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). En América Latina su prevalencia varía según el país, pero según un estudio, entre los niños de entre 13 y 14 años esta osciló entre un mínimo de un 8 % y un máximo del 30 %.

¿Cómo se trata el asma?

Actualmente no existe ningún tratamiento que sea capaz de curar el asma, pero existen diversas opciones que se emplean para controlar sus síntomas y que varían según la gravedad de estos y las necesidades de cada persona. Los más comunes son:

  • Inhaladores de mantenimiento: estos contienen medicamentos que ayudan a prevenir los síntomas del asma a largo plazo. Se utilizan diariamente para reducir la inflamación de las vías respiratorias y prevenir los ataques de asma.
  • Inhaladores de rescate: estos contienen broncodilatadores que pueden ayudar a aliviar los síntomas cuando ocurren y se utilizan en la fase aguda, sobre todo cuando hay dificultad para respirar o sibilancias.
  • Medicamentos antileucotrienos: ayudan a prevenir la inflamación de las vías respiratorias y reducir la producción de moco en los pulmones.

Cuando el asma no está bien controlada es posible que los niños tengan que ir a urgencias o ser hospitalizados. Esto puede resultar angustiante tanto para ellos como para sus padres. Por eso es tan importante prestar atención al tratamiento de mantenimiento, como explica el Dr. Vicente Plaza, director del Servicio de Neumología y Alergia en el Hospital Santa Creu i Sant Pau de Barcelona. “Esta es la única manera de prevenir las crisis y controlar la enfermedad, pero por desgracia muchas personas no van a su médico y se automedican con inhaladores de rescate, lo que se traduce en un mal manejo de la enfermedad y que se puedan producir con más frecuencia las crisis”.

En esta falta de adherencia influyen muchos factores y no es un tema sencillo, pero el Dr. Plaza apunta que en el caso de los corticoides inhalados hay sobre todo dos que destacan. Por un lado, los personas con asma no ven el beneficio inmediato de este tratamiento de mantenimiento, lo que hace que muchas veces los abandonen. Por otro, cierta corticofobia. “Navegando por Internet es posible acceder a mucha información en donde se fomenta la creencia de que estos corticoides inhalados equivalen a la cortisona, cuando no tienen efectos secundarios ni comparación posible. Se trata de un tratamiento tópico en realidad, sin apenas afectación sistémica”, recalca el neumólogo.

Mal uso de los inhaladores

El otro gran problema en el manejo de las personas con asma es el mal uso que se da a los inhaladores. “Es sin duda la gran asignatura pendiente. Los inhaladores tienen muchas ventajas, pero también inconvenientes. Incluso el más fácil de utilizar necesita de un aprendizaje para su manejo correcto”, comenta el neumólogo, que señala que el mal uso de estos instrumentos hace que el medicamento apenas pueda llegar a los bronquios, aumentando el riesgo de que los pacientes acaben teniendo más crisis. “Y esto acaba desincentivando también su uso, ya que tienen la percepción de que no funcionan, cuando en realidad están haciendo un mal uso de ellos”, continúa explicando.

Actualmente existen en el mercado una gran multitud de diferentes tipo de inhaladores, por eso también es importante entender cuáles son las necesidades de cada paciente. “No existe un inhalador ideal. No es lo mismo un paciente con EPOC que un adolescente con asma. Hay muchas variables que el médico debe valorar para seleccionar el que mejor se adapta a cada caso, teniendo en cuenta por supuesto la propia opinión del paciente”, comenta e Dr. Plaza, quien señala como también es cierto que existen cada vez inhaladores más modernos y fáciles de usar, pero aun así continúa su mal uso. 

El experto destaca la complejidad de los inhaladores, y considera que en general es mejor que sea un profesional entrenado quien asesore sobre el uso de estas herramientas, aunque si destaca un consejo general. “Lo más recomendable es que cuando se use un inhalador, después el paciente se lave bien la boca y los dientes, algo que muchos no saben. Es posible que algo del medicamento quede en la mucosa de la boca y esto produce efectos secundarios locales. Pero la limpieza correcta los previene”.

¿Cuándo usar un inhalador de rescate?

Todo esto no quiere decir que se deba evitar o prohibir el uso de los inhaladores de rescate, sino que es importante entender que su utilización no debe ser habitual y solo en casos muy concretos. “Es importante entender que deben usarse lo menos posible. Según el Grupo Internacional de Respiratorio de Atención Primaria, el uso de más de tres envases de inhaladores de rescate al año, lo que equivale a usar el inhalador de rescate dos veces al día, indica un aumento de riesgo de descontrol de la enfermedad y es un buen momento para revisar el tratamiento del paciente con asma”, destaca Javier Plaza, vicepresidente de la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC)

Por su parte, el Dr. Vicente Plaza incide en que estos inhaladores de rescate han de usarse en situaciones muy concretas, cuando el paciente no se encuentra realmente bien. “En crisis graves se pueden utilizar, incluso en dosis altas. También otra indicación es en lo que llamamos asma de esfuerzo, cuando sabemos que vamos a realizar una actividad física importante que puede desencadenar una crisis, diez o quince minutos antes el paciente los podría usar previamente”. El neumólogo también destaca la importancia del papel del farmacéutico comunitario para detectar el sobreuso de estos inhaladores y, sobre todo, para asesorar adecuadamente a los pacientes sobre su buen uso.

No todo es tratamiento farmacológico

Aunque el uso de los inhaladores de corticoides es fundamental para un adecuado manejo del asma, también existen otros consejos que pueden ayudar a las personas a controlar su enfermedad de una manera mucho mejor. “El tabaquismo puede empeorar la enfermedad y disminuir el efecto de la medicación inhalada. También la exposición a alérgenos en el trabajo o en la vida diaria, la actividad física o situaciones estresantes”, comenta Javier Plaza, quien añade además como hay medicamentos que pueden causar una crisis asmática como pueden ser los betabloqueantes o los antinflamatorios no esteroideos, especialmente el ácido acetilsalicílico. 

 

Por Miguel Ramudo
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