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El buen descanso es esencial para que los niños se desarrollen fuertes y sanos. ¿Cuántas horas deben dormir para lograrlo? ¿Es natural que duerman mucho? He aquí una guía del sueño indicado para que puedas ayudar a tus hijos a descansar lo que necesitan… y que todos duerman tranquilos.

Algunas de las preocupaciones que desvelan a los padres, sobre todo a los primerizos, giran en torno a las horas de sueño de los niños. Si ese es tu caso, es posible que te preguntes cosas como: ¿Cuántas horas deben dormir? ¿Es saludable que compartan la cama con papá y mamá? ¿Deben dormir de corrido? o ¿Cuánto deben durar las siestas?

Todas estas preguntas son naturales, y no es para menos, pues el buen dormir ayuda a que los niños crezcan sanos y fuertes. Lo primero que debes saber es que las necesidades del sueño van cambiando a medida que pasa el tiempo. Durante los primeros meses de vida, por ejemplo, los bebes duermen casi todo el día y se despiertan cada tres o cuatro horas para alimentarse. Así, aunque parezca mucho, los bebes de hasta seis meses necesitan dormir entre 16 y 20 horas para recuperar las energías y aprender a defenderse fuera del vientre materno.

Poco a poco, los horarios se van ordenando hasta que el niño logra dormir de corrido por la noche. Incluso, cuando llegue a los tres años de edad, es probable que duerma de 10 a 13 horas por noche, y eso es normal, no hay porqué preocuparse.

La rutina del sueño seguirá cambiando a medida que tu hijo vaya creciendo. Ten en cuenta que, en general, los niños necesitan dormir más horas que los adultos. Y si bien en cada etapa del crecimiento las necesidades del sueño son diferentes, lo importante es que desde pequeños aprendan a tener una rutina saludable para dormir y descansar bien, ya que cada persona es diferente y las costumbres pueden variar de una a otra.

En general, se considera que los niños de 3 a 5 años de edad necesitan dormir de 10 a 12 horas por noche, con un periodo de siesta durante el día. Alrededor de los cinco años de edad, los niños suelen abandonar las siestas. Entonces es posible que debas adelantarles el horario para ira  acostarse por las noches.

Durante esta etapa, también podría suceder que el niño duerma lo suficiente por la noche y no necesite tomar siesta durante el día. En esos casos, puedes reemplazarla por un período de tranquilidad y reposo. Por eso, en la mayoría de las guarderías y de los jardines de niños hay momentos de tranquilidad en los que los niños se acuestan en colchonetas o descansan de algún modo.

Desde los 6 años y hasta la pre adolescencia, los niños necesitan de 10 a 12 horas de sueño nocturno, aunque no es necesario ser estricto con esto. Quizás alguno prefiera repartir las horas entre la noche y la siesta.

Lo importante en esta etapa es que incorpore buenas prácticas de sueño, ya que es en este momento en el que pueden comenzar los problemas a la hora de ir a dormir. ¿Por qué? Pues porque los niños ya comienzan a tener más independencia: aumentan las actividades sociales, familiares y escolares, y se ven atraídos por la televisión, la computadora (el ordenador), los mensajes de texto,  los móviles y los juegos, lo que puede mantenerlos despiertos por más tiempo y retrasar el horario en que quieran ir a acostarse.

Si a esta situación le agregas horarios familiares caóticos, pues es fácil identificar la causa de que los niños no duerman lo suficiente, lo que puede afectar su comportamiento. Los niños que no duermen bien pueden estar irritables, ser hiperactivos y tener problemas para prestar atención en la clase o sentirse cansados durante el día.

Al llegar a la adolescencia, las necesidades en cuanto a la cantidad de sueño se parecen a las de los adultos: los adolescentes necesitan dormir de 8 a 10 horas por noche, aunque la mayoría de ellos no las duerme. Y a pesar de que el descanso sigue siendo tan importante durante esta etapa como en las anteriores, las presiones sociales típicas de esta edad se tornan en contra de este hábito tan saludable.

Además, los cambios físicos en la pubertad hacen que los adolescentes quieran permanecer despiertos por la noche y recuperar el sueño durante el día, algo que es imposible ya que, en general, tienen que levantarse temprano para ir a clases y luego deben cumplir con una gran cantidad de tareas para hacer en casa, así como otras actividades sociales y extra académicas, que hacen que dormir quede como ultima prioridad.

Por eso, además, los adolescentes suelen intentar recuperar el sueño durante el fin de semana. Sin embargo, la falta de sueño se acumula y si sumas una hora menos de sueño por cada noche obtienes una noche entera sin dormir al final de una semana. Este dato no es para quedarse dormido en los laureles, ya que la falta de sueño puede hacer que tu hijo tenga menos capacidad para prestar atención y pierda la memoria a corto plazo, así como el rendimiento y el tiempo de respuesta.

Es cierto que en la sociedad actual todo parece ocurrir demasiado rápido. ¿Qué ganas corriendo tanto? Explícales a tus hijos que hay un tiempo para todo y que, si descansan bien, no sólo podrán disfrutar la cama sino también cada una de las actividades que hagan. Y lo principal: podrán establecer desde muy temprano en la infancia, hábitos y costumbres saludables a la hora de dormir.

 

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Imagen: ©Shutterstock / Yuganov Konstantin

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