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La mayoría de personas se entera que tiene los sacos, llamados divertículos, cuando se somete a una colonoscopia para detectar pólipos o cáncer de colon. Por lo general, los divertículos se tornan problemáticos solamente cuando se desarrolla una infección o se presenta inflamación, lo que se conoce como diverticulitis.
Los síntomas de la diverticulitis incluyen dolor y sensibilidad en el lado inferior izquierdo del abdomen. El dolor suele ser intenso y aparece repentinamente. Algunas personas sienten un dolor menos fuerte que fluctúa y se acumula gradualmente durante el transcurso de varios días. Puede también haber fiebre, náusea, estreñimiento y diarrea, o a veces hasta problemas urinarios.
La diverticulitis es leve y sin complicaciones en alrededor del 75 por ciento de las personas que la padecen. El tratamiento incluye analgésicos de venta libre, antibióticos y dieta líquida durante unos días, todo lo que normalmente se administra en casa.
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Sin embargo, la diverticulitis puede ser más grave y hasta mortal. Las complicaciones de esta afección pueden incluir la presencia de un saco infectado y lleno de pus (absceso), la perforación del divertículo dentro de la cavidad abdominal o una obstrucción intestinal. En tales casos, posiblemente se requiera administrar antibióticos por vía intravenosa y una operación para extirpar la porción afectada del colon.
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Los médicos no saben con certeza las causas para estas anomalías en el colon, aunque se sospecha que guardan relación con una alimentación sin fibra, falta de ejercicio, obesidad y envejecimiento. Realizar cambios en el estilo de vida, sobre todo añadir fibra en la alimentación, puede prevenir el avance de la diverticulosis y la recurrencia de la diverticulitis. La recomendación es que los hombres y mujeres de más de 51 años consuman 30 y 21 gramos de fibra al día, respectivamente. Una alimentación con alto contenido de fibra consiste en ingerir abundancia de frutas, verduras, productos integrales, legumbres y leguminosas. No existe ninguna evidencia respecto a que los alimentos, tales como las semillas, las nueces o las palomitas de maíz, aumenten el riesgo de diverticulitis.
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