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¿Has oído hablar sobre la culebrilla? Es una condición extremadamente dolorosa y molesta que causa un sarpullido en la piel que puede afectar diferentes partes del cuerpo o el rostro.  Está relacionada muy de cerca con la varicela ya que las provoca el mismo virus. Aquí te doy más detalles.

Las personas que han tenido varicela de niños pueden volver a desarrollar la enfermedad en forma de culebrilla en algún otro momento de sus vidas, generalmente luego de los 60 años de edad. ¿Por qué? Porque la denominada culebrilla está provocada por el mismo virus, denominado virus de la varicela, o el varicela zóster.

Después de haber tenido varicela, el virus no abandona el cuerpo, sino que continúa viviendo en algunas células nerviosas y, por algún motivo, puede volver a activarse.  Se estima que uno de cada cinco adultos que han tenido varicela tendrá culebrilla (o herpes zóster) más tarde en su vida.

La varicela, por su parte, es esa infección que provoca una erupción en la piel que causa picazón y llena el cuerpo de granitos (que se transforman en ampollas con líquido que luego forman costras), común en los niños menores de 15 años. (Menos ahora que ya tenemos vacuna contra la varicela). Cuando esta enfermedad reaparece como culebrilla, las ampollas tienden a agruparse en un área específica del cuerpo, en forma de faja o franja.  Ese brote afecta los nervios y causa dolor.

Los primeros síntomas de la culebrilla son ardor o dolor (que puede ser leve o tan agudo que muchos lo consideran insoportable) y hormigueo o picazón, generalmente de un lado del cuerpo o de la cara. Luego se forman las ampollas que al secarse hacen una costra. En la mayoría de los casos, la culebrilla dura de tres a cinco semanas, pero una vez que las ampollas se van el dolor puede continuar durante semanas, meses o incluso años. Este dolor prolongado, aún después de terminar el episodio de culebrilla, es su complicación más común y se denomina neuralgia postherpética. Cuando la erupción ocurre en la cara y afecta a un ojo, puede causar problemas con la vista e incluso, ceguera.

Hay otros síntomas que podrías sentir si desarrollas culebrilla son:

  • Adormecimiento en la piel y/o piel sensible al tacto.
  • Malestar general: escalofríos, fiebre, náuseas y/o dolores de cabeza

Si bien no existe una cura para la culebrilla, el tratamiento temprano con medicinas (antivirales) puede ayudar a combatir el virus (para acortar la duración de los granitos, las ampollas y las costras) y a calmar los síntomas. Por eso es importante que consultes al médico durante los primeros días en que te aparece el sarpullido.  

El tratamiento típico de la culebrilla consiste en medicamentos antivirales como el acyclovir (Zovirax), el famciclovir (Famvir) o el valacyclovir (Valtrex), que resultan efectivos en un 50 por ciento de los casos, sobre todo cuando se administran en las primeras 72 horas en que aparece el sarpullido. La otra mitad de los pacientes, desafortunadamente, no nota alivio o mejoría con estos medicamentos. Tu médico puede darte medicina para el dolor también.

Mientras sigues las indicaciones de tu médico, hay otros cuidados que pueden aliviar las molestias de la culebrilla:

  • Colócate una toalla mojada con agua fresca sobre las ampollas, para mejorar el dolor y ayudar a que se sequen.
  • Haz cosas que te distraigan del dolor, como ver televisión, leer, hablar con amigos o dedicarte a algún pasatiempo que te guste.
  • Evita el estrés y trata de relajarte, ya que el estrés puede empeorar el dolor. Escuchar música o practicar técnicas de relajación pueden ayudarte.
  • Descansa suficiente y come una dieta sana y equilibrada.
  • Consulta con tu médico si puedes hacer ejercicios simples como estirarte o caminar, que podrían ayudarte.
  • Comparte lo que sientes con familiares y amigos, para que puedan entenderte y ayudarte como tú lo necesitas. Muchas veces, el dolor y las molestias ocasionadas por la culebrilla son tan grandes que dificultan las tareas diarias, trabajar, e incluso las actividades tan cotidianas como asearse o vestirse.

¿Es contagiosa la culebrilla? No, pero quienes tienen culebrilla sí pueden transmitir la varicela a las personas que nunca han tenido esa enfermedad. Por esta razón quienes no hayan tenido varicela de niños, deben evitar el contacto con una persona con culebrilla.

Si quieres evitarla o prevenirla, existe una vacuna, disponible desde el 2006 con el nombre de Zostavax, aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés). Los Centros para la Prevención y el Control de las Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) en Estados Unidos recomienda la vacuna en las personas a partir de los 60 años, aunque está aprobada en las personas de los 50 años en adelante. La vacuna se administra en una sola dosis y es bastante segura.  En las personas de 60 años en adelante, la vacuna evita la culebrilla en un 51 por ciento de los casos y resulta más efectiva mientras más joven sea el paciente. Si te diera la culebrilla después de vacunarte, los síntomas son menos severos y la culebrilla dura menos tiempo.

Si te interesa vacunarte, habla con tu médico acerca de los riesgos y los beneficios, de acuerdo a tu condición personal de salud. No hay una edad máxima para recibirla.

La vacuna de la culebrilla está contraindicada en (no se la deben poner):

  • las personas alérgicas a la neomicina o cualquiera de  los componentes de la vacuna
  • las personas con tuberculosis activa o que no han terminado su tratamiento
  • las mujeres embarazadas o que están tratando de embarazarse
  • las personas con un sistema inmunológico debilitado (con VIH/SIDA, leucemia, linfoma, etc.)
  • las personas en quimioterapia, en esteroides, en medicinas que suprimen el sistema inmunológico (como Humira, Enbrel, Remicade, etc.) o en las personas que están recibiendo radiaciones.

No se les debe dar a los niños en vez de la vacuna contra la varicela.

Imagen © BigStock / Steven Frame

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