Skip to main content

¡Vivir para ver! Parece que llegó la hora de agarrar de nuevo la sartén y disfrutar sin sentimientos de culpa alguno que otro alimento frito, siempre que sea con aceite de oliva o de girasol, que sigas algunas reglas en su preparación… y, por supuesto, que no exageres. Un nuevo estudio reivindica la costumbre de freír que, cuando se realiza bajo ciertas condiciones, no es tan enemiga del corazón como parecía.

Una de las recomendaciones para mantener un corazón sano y disminuir el riesgo de desarrollar ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares es evitar los alimentos fritos. Y los que han tenido que elegir entre freír y la salud de su corazón, muchas veces han guardado la sartén en el baúl de los recuerdos. Pues bien, las cosas han cambiado. Según un estudio llevado a cabo en la Universidad Autónoma de Madrid, freír con aceite de oliva o de girasol tal vez no sea tan malo para el corazón, pues no parece aumentar de por sí el riesgo de la hipertensión, del colesterol alto, de la obesidad ni de las enfermedades cardíacas en general.

Los investigadores examinaron durante 11 años los hábitos de cocina y de salud de unos 41,000 adultos entre los 29 y los 69 años, divididos en cuatro grupos, según la cantidad de alimentos fritos que consumían. Ninguno de los participantes sufría de enfermedades cardíacas al inicio del estudio. Durante el período de seguimiento, se produjeron 606 casos de enfermedades cardíacas y 1,134 muertes, de acuerdo con los resultados publicados en la edición de enero en la revista BMJ, pero no se observó que hubiera una asociación entre el consumo de alimentos fritos y el riesgo de enfermedades cardíacas o muerte.

Debes tener en cuenta, claro, que el estudio se llevó a cabo en España, un país que sigue la saludable dieta mediterránea, abundante en alimentos bajos en grasa, ricos en fibras, frutas frescas, vegetales y pescado. Sí es cierto que en España se consumen grandes cantidades de alimentos fritos, pero en general se usan para freír y para cocinar los aceites de oliva y de girasol. En los países en los que la dieta es diferente y se acostumbra freír con manteca o se usa el mismo aceite repetidamente, los alimentos los absorben más y, por lo tanto, se aumentan las calorías y los riesgos al organismo.

Si vas a freír un alimento, aunque sea con aceite de oliva o de girasol, sigue estas reglas básicas para hacerlo más sano:

  • No mezcles el aceite nuevo con el usado. No lo vuelvas a usar tampoco.  Usa aceite fresco cada vez.
  • Si el aceite ha echado humo o se ha oscurecido durante la cocción, deséchalo.
  • No dejes que el aceite se sobrecaliente. Si se pone excesivamente caliente, se producen sustancias tóxicas e irritantes.
  • Procura que los alimentos estén secos al ponerlos en la sartén. El agua favorece la descomposición del aceite.
  • Si vas a utilizar de nuevo el aceite, cuélalo después de freír. Los restos de los alimentos favorecen la oxidación y la descomposición del aceite.
  • Al sacar los alimentos fritos de la sartén, colócalos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de grasa.

De todos modos, no dejes de incluir en tu dieta diaria los alimentos que reducen los riesgos de las enfermedades cardíacas para ayudar a que tu corazón funcione normalmente. Aquí te ofrecemos varias de las recomendaciones de la FDA (Administración de Drogas y Alimentos):

  • Come alimentos ricos en fibra. Al menos 4.5 tazas de frutas y vegetales a diario, sin que falten los de color verde oscuro, rojo y naranja, así como frijoles (habichuelas) y guisantes (chícharos, arvejas).
  • Escoge cortes de carne magra (es decir, bajos en grasa).
  • Reemplaza a menudo la carne de res y el pollo por pescado, especialmente el pescado grasoso como el salmón (recuerda que el aceite de pescado es bueno para la salud).
  • Come granos integrales, al menos tres porciones de 1onza (unos 28 gramos) al día.
  • Sustituye las grasas sólidas por aceite, de preferencia el de oliva y el de girasol.
  • Consume leche y productos lácteos sin grasa o con grasa reducida.
  • Lee la etiqueta de los productos enlatados o congelados para asegurarte de que no tienen grasas saturadas, grasas trans, ni colesterol. Las grasas que ingieres deben ser en su mayoría polinsaturadas o monoinsaturadas, como las que se encuentran en varios tipos de pescado y en las nueces, así como en aceites vegetales.

Recuerda, sin embargo, que sea cual sea el método de cocción, el consumir alimentos con un alto contenido de grasa significa consumir más calorías. Y comer demasiadas calorías llevan al aumento del peso y a la obesidad, que es un riesgo para el corazón. Así que ya sabes: saborea tus alimentos fritos favoritos, pero con moderación, y sin descartar los alimentos y los métodos de cocción propios de una dieta sana.

Imagen © iStock / Benjamin Brandt

Comentarios de nuestra comunidad