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  • Los humanos venimos, por milenios, alterando genéticamente a los organismos que nos rodean mediante la selección artificial de características. 
  • Los alimentos transgénicos suponen seleccionar desde diferentes especies características que pueden ser interesantes para los cultivos.
  • La modificación genética es segura y puede adicionar nutricionalmente los alimentos que son consumidos en regiones con una baja calidad de alimentación. Pueden resistir mejor las plagas, cambio de clima e incluso la fruta demorar más en madurar.
  • Las organizaciones gubernamentales realizan extensos y muy estrictos estudios antes de aprobar un alimento transgénico. Esto puede suponer años antes que aparezcan para el consumo humano. Aumentando la seguridad.

Para el año 2050 se estima que la población mundial sea cercana a los 10,000 millones de personas. Alimentar a ese gran número de personas, en ambientes cada vez más hostiles por el cambio climático es un gran desafío. Una de las grandes soluciones pueden ser los organismos (alimentos) genéticamente modificados (GMO por sus siglas en inglés). Claro, inmediatamente pueden sonar las alarmas al pensar que puede alterar genéticamente nuestro cuerpo, o a nuestros hijos. La verdad es que estos vegetales no generan ningún tipo de daño a los seres humanos. Razón por la que, por ejemplo, el 99.9% del cultivo de remolachas para azúcar es GMO. 

Los transgénicos son tan antiguos como los humanos

La modificación genética no es algo nuevo para la humanidad. Llevamos milenios alterando la genética de los seres vivos que nos rodean, eligiendo características de las plantas y animales de acuerdo a nuestras necesidades. Los perros, gatos, vegetales difieren muchísimo de sus parientes ‘salvajes’. Eso ya es alterar genéticamente una especie. 

Con la biotecnología podemos buscar características en diferentes especies y podemos insertarlas en otra. Eso es lo que se conoce como transgénico. ¿Si una planta sin interés alimenticio puede sobrevivir en un cierto clima, o con poca agua, no sería interesante darle esa característica al maíz o al aguacate o palta? Eso intenta realizar la tecnología de los alimentos transgénicos.

  • El material genético corresponde a moléculas (ADN y ARN) que pueden entregar información directamente de cómo construir proteínas y dónde depositarlas. Cada instrucción se llama gen, y todo el material genético con las instrucciones para todas las proteínas se llama genoma.
  • Con biotecnología es posible ‘insertar’ los genes para la resistencia de plagas o incluso, si se conoce, apagar proteínas que permiten alargar la vida de una fruta. 
  • Históricamente, la insulina para las personas diabéticas se extraía directamente de animales. A finales de los 70´s se consiguió, mediante tecnología transgénica, que bacterias pudieran producir la insulina humana. Actualmente es la fuente principal y razón de que su costo es mucho más accesible.
  • Al igual que en el caso de la insulina, un vegetal genéticamente modificado solo posee proteínas nuevas, no herramientas que alterarán nuestro propio genoma.

Están en más lugares de lo que piensas

La FDA (Administración de Comida y Medicamentos de Estados Unidos, por sus siglas en inglés) señala que en estados unidos se utilizan muchos alimentos vegetales genéticamente modificados, por ejemplo:

  • El maíz, con un 92% genéticamente modificado
  • La soja, 94% son modificados
  • El algodón, con un 96%  
  • Algunas frutas como la papa, algunas manzanas, piña y papaya

De acuerdo al genetista de plantas, de la Universidad de Missouri, el Dr. Melvin J. Oliver, al adicionar genes para resistir el clima, las pestes o prolongar la vida en los lugares de venta, no existe nada que nos pueda afectar directamente. Aunque aún queda mucho trabajo para asegurar una total seguridad y adaptar a cada región las necesidades que puedan tener, de tal manera que sea sustentable en el tiempo.

Una luz dentro de la oscuridad

Para este experto, lograr responder la pregunta “¿Cómo alimentamos a todas las personas de manera nutritiva y sustentable?” cada día apunta directamente a confiar y seguir investigando en los alimentos transgénicos. Además, las regiones que históricamente tenían un tipo de cultivo están siendo afectados por el cambio climático, generando una mayor presión por lograr mantener la cantidad y calidad de cultivos necesarios. 

  • Nutrientes: Es posible insertar genes para que las plantas produzcan algunas vitaminas que de otra manera pueden ser muy difíciles de conseguir, a su vez que sean la punta de lanza para una correcta salud; como el caso de las vitaminas A, C, E, algunos pigmentos de plantas y algunos prebióticos. Un gran ejemplo es el arroz dorado, que hace muy poco se logró su crecimiento en las zonas del sudeste asiático y África.
  • Resistencia: Actualmente, las principales alteraciones genéticas apuntan a la resistencia a las plagas y a crecer en ambientes con menos cantidad de agua. Por otro lado, se busca aumentar el tiempo de cosecha. Y una vez sacado el fruto de la planta, que demore mucho más en madurar y así llegue en su mejor punto al consumidor.

La seguridad de los alimentos transgénicos es determinada mediante fuertes testeos y regulaciones por las agencias gubernamentales. En general, pueden pasar muchos años antes que se acepte la venta o uso de estos organismos. En síntesis, de acuerdo a estos alimentos son seguros para el consumo humano y tienen el potencial para entregar numerosos beneficios nutricionales, reducir el uso de pesticidas, aumentar el rendimiento agrícola e incluso mejorar el aspecto y sabor. Con las nuevas tecnologías de alteración genética (que discutiremos en el próximo artículo) será posible en el mediano plazo, curar enfermedades e incluso aumentar la seguridad alimenticia.

 

Por Carlos Diego Ibáñez
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Imagen: ©Shutterstock / Monika Wisniewska

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