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Además del aumento de la temperatura global, existen muchas otras dificultades que afrontaremos en este Siglo XXI: la falta de espacio físico, la contaminación por basura y de la atmósfera, así como el aumento del uso de fertilizantes industriales. Con motivo del Día Mundial de la Tierra, hoy te queremos hablar sobre una gran forma para reducir los desechos que produce tu hogar y aportar tu granito de arena a combatir el cambio climático y, de paso, tendrás un tesoro natural en tus manos: el compost o la composta.

Algunos mitos

Pablo cortés, ingeniero industrial experto en proyectos de regeneración ambiental y coordinador de proyectos de la organización Regenerativa, explica a Vida y Salud qué es el compost o composta: “es un abono que permite mejorar las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo. Se obtiene al descomponer lentamente restos de plantas principalmente. Se puede producir en el patio o en una terraza”.

A diferencia de la tierra de hoja o tierra negra, que es un sustrato (material en el cual las plantas y otros seres vivos del ecosistema viven y se sostienen, pero no aporta nutrientes), el compost es un abono y no sirve para sostener físicamente a las plantas. Por lo que no reemplaza a la tierra, debe ser una mezcla. 

Algo que a muchas personas les puede preocupar al pensar en hacer una composta en casa es que pueda generar mal olor o ser peligrosa por tener bacterias. Este experto nos explica que un compost que se encuentra sano y controlado no tiene patógenos peligrosos para las personas y tampoco debería producir mal olor, salvo al inicio que huele como si la basura de la cocina no llevó el basurero por unos días, pero debería irse todo el olor en muy poco tiempo”.

El compost reduce la basura que se vierte sin uso

Producir compost, tiene una pequeña curva de aprendizaje. “El proceso de compostaje puede llegar a tomar hasta 6 meses en finalizar. Si alguien te dice que lo logra en días, algo extraño está ocurriendo. Los primeros intentos generalmente pueden ser fallidos”. El proceso para iniciar el compost incluye:

  • Buscar un equilibrio entre los productos ricos en carbono y nitrógeno: En general los productos verdes y húmedos, como el césped fresco y las cáscaras de futas y verduras, tienen alto nitrógeno; mientras que, si está seco y café, como las hojas secas, tiene carbono. Buscar hojas secas, pasto recién cortado, cáscaras de frutas y verduras, incluso el café molido ya usado funciona. Nunca se debe utilizar ningún tipo de carne, resto de grasa o desechos animales, y cítricos ya que atraerá a insectos y puede generar mal olor.
  • Generar un gran ambiente para los microorganismos beneficiosos: A medida que el compost comienza a generarse, la temperatura de este comenzará a subir. El centro puede llegar incluso hasta 70°C (160°F). “Esto asegura que todos los patógenos mueran y solo sobreviven las bacterias que producen el compost nutritivo”, comenta Pablo Cortés. Además, señala que este proceso puede tomar muchos meses.
  • La fase final de maduración: Si todo se mantiene en orden, a los 4 a 6 meses, se podrá extraer el compost con una apariencia muy oscura, como si fuera tierra y con olor a esta. 

La clave del éxito, además de mantener un equilibrio en los materiales que se agregan a la pila, se encuentra en dos cosas, de acuerdo al experto:

  • Airear: En todo momento toda la pila de compost debe tener una gran cantidad de oxígeno, si se pierde, se comenzará a pudrir. Para que el proceso se mantenga funcionando es muy importante cada cierto tiempo dar vuelta la pila, y así se oxigena.
  • Humedecer: Contrario a lo que se puede pensar, es muy importante que el compost se mantenga húmedo, “generalmente se logra regándolo levemente cuándo se está aireando la pila”, señala Pablo.

El éxito de Seattle

Vida y Salud conversó con Nicolás Diaz, ingeniero químico y máster en políticas públicas de la Universidad de Washington. Actualmente es el gerente de proyectos de residuos y economía circular del Global Methane Hub. De acuerdo a su mirada, además de atrapar mucho CO2 y metano, que es un gas de efecto invernadero potente, puede reemplazar a los fertilizantes industriales. Además “actualmente [la basura orgánica] tiene un proceso de una vía, en los vertederos se pierde todo ese rico nutriente orgánico; si lo pensamos de manera circular, con el compost devolvemos los nutrientes a la naturaleza”.

El experto, que trabajó en Seattle, llamada la capital del compost, comenta que Estados Unidos tiene un gran potencial, y recursos en los gobiernos locales para iniciarse en el compost. Por ejemplo, en esta ciudad:

  • Una vez a la semana pasa un camión recogiendo los desechos que se pueden transformar en compost. “La ciudad gana dinero con este producto, por lo que se los devuelve a los ciudadanos reduciendo lo que deben pagar por recoger las otras basuras”, comenta Nicolás.
  • La ciudad tiene muchos puntos de apoyo para las familias que quieren generar su propio compost. “Puedes buscar qué hace tu ciudad sobre el compost. Acercarte a los huertos comunitarios, que son formas para ayudar a reconectar con lo que estamos hechos y nos damos cuenta de que somos parte de algo más grande”, cierra el experto.

Por Carlos Diego Ibáñez
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