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En los últimos años son varios los países que están despenalizando la producción, venta y consumo del cannabis o marihuana. Recientemente, por ejemplo, en España la comisión de sanidad del Congreso aprobó un dictamen que insta al gobierno a tomar la medidas necesarias para que el uso del cannabis medicinal sea una realidad. Algunos estudios apuntan a que en la actualidad unas 200.000 personas utilizan este producto como alternativa medicinal en ese país, sobre todo para tratar dolores crónicos. En total son 47 los países del mundo que tienen regulado su uso terapéutico.

Pero, aunque el cannabis pueda tener propiedades medicinales, esto no significa que su consumo esté exento de riesgos. Al igual que muchos otros fármacos que son legales, su uso sin control puede degenerar en problemas como la adicción. No hay que olvidar todo el problema generado en los Estados Unidos por el consumo sin control de derivados de los opioides que ha causado un grave problema de salud pública.

Desde algunos sectores se ha apuntado especialmente al peligro que puede llegar a suponer que el cannabis se consuma sin limitaciones. Estamos asistiendo a un uso fraudulento del apellido medicinal. No se puede pretender que se llame medicinal a algo que no ha sido sometido a las leyes de las agencias reguladores”, advierte el Dr. Celso Arango, presidente de la Sociedad Español de Psiquiatría (SEP) y jefe del área de Salud Mental del Hospital Gregorio Marañón. 

Para este psiquiatra, actualmente no hay respaldo regulatorio en el uso del cannabis medicinal, aunque señala que si lo hubiera sería bienvenido. Yo mismo estoy estudiando el cannabidol (uno de los compuestos activos de la marihuana) en psicosis. Pero una cosa es investigarlo y otra es dar el salto por motivos comerciales. En ciencia no hay atajos, no podemos saltarnos la evidencia y los ensayos clínicos controlados randomizados contra placebo. No podemos dar el salto de estar investigando a decir que está funcionando porque hay una serie de casos o un estudio abierto que no cumple con los estándares científicos que se necesitan para mostrar evidencia”, reivindica el especialista.

Efectos del consumo de marihuana en la salud

El consumo de cannabis por tanto, no está exento de riesgos para la salud, tanto a corto como a largo plazo. Estos son algunos de sus efectos:

  • Alteraciones cognitivas y conductuales, pudiendo afectar al pensamiento y a las habilidades de resolución de problemas. Asimismo, la coordinación motora y la percepción sensorial pueden verse afectadas.
  • A largo plazo puede causar alteraciones de conciencia, dificultades en la concentración y memoria y sintomatología depresiva.
  • El cannabis puede también aumentar el riesgo de sufrir trastornos psicóticos. Entre los más jóvenes el abuso de cannabis puede provocar efectos más negativos, puesto que el sistema nervioso está aún en la fase de maduración.

El Dr. Celso Arango recalca la evidencia de estos efectos negativos del cannabis. En los países donde hay mayor consumo de cannabis y este es de mayor potencia, hay más trastornos psicóticos. La relación psicosis-cannabis es clara. En definitiva, está demostrado científicamente que cuanto más consumo de cannabis haya peor será la salud mental de esa población”.

Para abundar en estos riesgos del cannabis, el Dr. Arango explica que en la unidad de adolescentes con trastornos mentales que dirige, el 50% de los 600 pacientes que reciben todos los años dan positivo en marihuana. “Todos son menores de edad y si se facilita aún más la accesibilidad al cannabis, podrían ser muchos más”, cuenta. “¿Esto quiere decir que la mayor parte de la gente que fuma marihuana tiene un trastorno mental? No, pero existe un factor de riesgo demostrado de que aumenta el riesgo de trastornos mentales como la depresión, la ansiedad, la esquizofrenia o el suicidio”, señala. La verdadera pregunta, dice, es si la sociedad quiere ser protectora con los demás: “Esto es igual que con las máquinas tragamonedas o de casino: si las normalizamos en todas partes, mucha gente vulnerable podría caer en la ludopatía”.

¿Cómo saber si se está abusando de una sustancia?

Un consumo esporádico o casual no debería resultar problemático. Sin embargo ¿cuándo estamos abusando de una sustancia? Esta pregunta es clave para entender en qué momento se ha producido una adicción y comenzar a tomar medidas. Estos son los criterios actuales establecidos a nivel mundial para considerar que una persona es dependiente a una sustancia:

  • Control deficitario: consumo de grandes cantidades de sustancia o durante un tiempo más prolongado de lo previsto; deseos insistentes de dejar o regular su consumo y esfuerzos fallidos por disminuir o abandonar este; inversión de gran parte del tiempo intentando obtener la droga, consumiéndola o recuperándose; y deseo intenso de consumo.
  • Deterioro social: el consumo recurrente de esta droga puede llevar al incumplimiento de deberes en los ámbitos académicos, laborales o domésticos. La persona puede seguir consumiendo a pesar de los problemas recurrentes en su vida cotidiana, causados o aumentados por los efectos del consumo. Se reducen o abandonan importantes actividades sociales, ocupacionales o recreativas por este motivo.
  • Consumo de riesgo: puede producirse un consumo recurrente de la sustancia, incluso en situaciones en las que provoca un riesgo físico. La persona consume de forma continuada a pesar de saber que padece un problema físico o psíquico recurrente o persistente, que posiblemente pueda originarse o empeorar por el citado consumo. 
  • Criterio farmacológico: tolerancia y abstinencia.

En próximos artículos explicaremos otros usos terapéuticos del cannabis así como los riesgos que tiene su consumo recreativo, especialmente en adolescentes. Y comentaremos algunos consejos de expertos para abordar este tema con nuestros hijos.

 

Por Miguel Ramudo
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