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  • El vaginismo es una condición sin una causa específica que impide la introducción de cualquier elemento dentro de la vagina por una contracción excesiva de los músculos del piso pélvico de manera involuntaria. Muchas veces se puede prevenir mejorando la lubricación, relajando el momento sin forzarlo, o con una visita al profesional médico.
  • El vaginismo tiene solución si es tratado por profesionales. El autoconocimiento, aprender a relajar las estructuras y una mejor sexualidad son las claves del trabajo kinesiológico.
  • Poder tratar el vaginismo permite a la persona afectada recuperar su estilo de vida, como puede ser usar implementos de menstruación para visitar una piscina. Aunque es posible solucionarlo solo, es recomendable acudir al médico y que se derive a un profesional de la kinesiología para solucionarlo. Casi todas las pacientes no vuelven a sufrirlo más.

En el artículo anterior, conversamos con las kinesiólogas Marcela Polonsky y Juliana Saccoccia, del centro de kinesiología del piso pélvico, KIM sobre el vaginismo y sus causas. Definiéndolo como una contracción involuntaria del piso pélvico, específicamente de los músculos de la vagina, lo que impide físicamente y por el gran dolor la introducción de cualquier elemento. En esta segunda parte continuaremos con la conversación indagando en las formas de tratamiento.

¿Cómo se trabaja el vaginismo desde la kinesiología?

Primero, es quitarnos el factor psicológico, el miedo a no rendir o no poder cumplir, o apoyarnos con otros profesionales si hay traumas involucrados. Hace poco tuvimos a dos hermanas, y ambas tenían vaginismo. Ellas al conversar se dieron cuenta que padecían del mismo problema, y nosotras reconocimos que venía desde la educación sexual de la madre. Por eso primero nos tomamos una hora para hablar sobre cómo funciona la sexualidad.
Luego es enseñarle al músculo a relajarse: nosotras tenemos aparatos que permiten medir la actividad muscular, y muchas veces piensan que están relajadas cuando no lo están. Además de trabajar los hábitos, como son aguantar de ir al baño o estar tanto tiempo con las piernas cruzadas.

Trabajamos como otro tratamiento kinesiológico, buscando puntos para soltar el músculo, reconocer donde hay tensión y dolor. Luego a medida que vamos ampliando nuevamente la vagina, trabajamos en desensibilizar para que la zona al estar en tensión no esté alerta a cualquier artefacto que entra. Eso debemos quitarlo.

Específicamente ¿qué debería esperar encontrarse una persona en tratamiento?

Primero, partimos con la educación sexual, preguntarle como se siente, y derivamos si es necesario con una sexóloga. Esto les permite que tengan estrategias para que si en algún momento sientes que aumenta la tensión, no aparezca el dolor y logren atravesarlo de la mejor manera posible.

Usamos un montón la electro analgesia, que es el uso de corrientes eléctricas para disminuir la sensación dolorosa, lo que hace es impedir que llegue la sensación de dolor al cerebro. Luego trabajamos con dilatadores, idealmente usamos algunos con forma de pene para que puedan acostumbrarse a las texturas y formas, pero sin forzar. Es ir aprendiendo distintas técnicas para reducir la tensión.

También usamos masajes de los músculos del piso pélvico, internos y externos. El uso de acupuntura también permite conocer los puntos dolorosos y así liberar aún más la tensión. Eso no es interno, más bien en los glúteos y abductores principalmente. Todo lo acompañamos del biofeedback que es un sensor colocado en el piso pélvico, ya sea superficial o internamente para que la paciente tome conciencia de cuándo está apretando y cuándo relaja el músculo. Finalmente están los ejercicios de elongación en isquiotibiales, abductores, glúteos y aprender posturas de relajación.

¿Algunas palabras finales?

Esto no es algo que puedas solucionar sola, aunque hay gente que si lo logra. De todos modos hay que buscar ayuda. Salvo casos muy específicos, la mayoría de las personas con vaginismo lo resuelven y no vuelven a padecerlo más. Con un tratamiento adecuado se logra solucionar.

Nos merecemos tener una vida plena; si queremos usar una copa menstrual tenemos derecho a poder ponérnosla. No todo es el coito, es poder vivir nuestra vida como queramos.

 

Por Carlos Diego Ibáñez
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Imagen: ©Shutterstock / elenavolf

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