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El estrés puede causar complicaciones en la boca, desde caries y bruxismo hasta la aparición del herpes labial en esos momentos de mayor tensión. Si quieres saber más al respecto, aquí te contamos porqué estar más tranquilo y relajado te permite mantener una buena calidad de vida en general, tu boca incluida.

Ya se sabe que el dolor de espalda o de cuello puede ser provocado por el estrés, así como el ardor en el estómago o esas terribles jaquecas que no te dejan vivir en paz. Pero… ¿y tu boca qué? ¿Has notado que los brotes de herpes labial te llegan en esos momentos de mayores complicaciones y tensión? ¿No  es en esas situaciones cuando te despiertas con dolor en la mandíbula por apretar o rechinar los dientes? Todos esos malestares también pueden ser causados o exacerbados (aumentados) por el estrés.

Del mismo modo, y aunque parezcan situaciones completamente desconectadas, estar bajo una situación de estrés durante mucho tiempo también puede provocar la aparición de caries. Esto no ocurre por arte de magia, sino por una especie de “efecto dominó” el estrés hace que el sistema de defensas se debilite y eso causa una disminución de la producción de saliva. Menos saliva implica que los ácidos aumenten y ataquen directamente al esmalte de los dientes, que es la capa natural que los protege. De ahí a la aparición de caries no hay más que un paso.

En cuanto a los brotes de herpes en la boca, éstos pueden reactivarse junto con el mal aliento (o halitosis) ante una situación de estrés mayor, como por ejemplo tener que presentar un examen o superar algún desafío laboral. Si bien el herpes desaparece en poco tiempo y el mal aliento no parece algo grave sino más bien molesto, éste puede indicar la presencia de alguna enfermedad en las encías que debilite los dientes. Por eso es importante controlarlo y revisar que no se presente con otros síntomas como sabor amargo en la boca y enrojecimiento de las encías (que siempre deben verse de un color rosa pálido).

Por último, el estrés es el principal causante de lo que se denomina bruxismo, que en pocas palabras significa apretar los dientes o hacerlos rechinar sin darse cuenta, especialmente durante la noche. La presión constante sobre los dientes hace que éstos se desgasten y se debiliten, y si no se corrige a tiempo, es posible que hasta se rompan (se quiebren) o se caigan más adelante. El tratamiento para esta condición suele ser el uso de una placa que se utiliza durante la noche. Si a ti te pasa, no dejes de consultarlo con tu dentista, quien podrá indicarte el tratamiento adecuado.

Además, no te olvides de seguir algunos hábitos de higiene bucal sencillos que pueden ayudarte a mantener tus dientes y tus encías sanos por más tiempo. Los principales son:

  • Cepíllate los dientes todos los días, por lo menos dos veces y siempre antes de acostarte.
  • También se recomienda cepillarse la lengua para mantener el aliento fresco, pero no las encías.
  • Utiliza hilo o seda dental por lo menos una vez al día.
  • Limita los alimentos azucarados que consumes, sobre todo entre comidas. No fumes ni mastiques tabaco.
  • Revisa el interior de la boca con frecuencia para ver si tienes llagas que no se curan, irritación en las encías u otros cambios.
  • Visita regularmente al dentista, al menos una vez por año, para hacerte chequeos y limpiezas.

Y ahora a esto puedes sumarle, una vida más tranquila y relajada, sin tensiones y estrés, que pueden poner en riesgo tu salud en general, tanto física como emocional. Hay varias maneras de combatir al estrés, si te das cuenta de que no puedes manejar la situación, lo mejor es tomar la sartén por el mango y pedir ayuda profesional. Con un tratamiento adecuado podrás vivir más y mejor.

 

Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2011.

Imagen © iStock / René Jansa

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