La diabulimia: una forma peligrosa de perder peso

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Miles de adolescentes y jóvenes con diabetes tipo 1 reducen o se saltan su dosis de insulina para perder peso rápidamente. Y aunque el efecto esperado se note en la báscula de inmediato, las consecuencias para la salud a corto y a largo plazo pueden ser catastróficas. No caigas en esa peligrosa trampa o ayuda a tu hija(o) a salir de ella.

La diabulimia es un trastorno de la alimentación específico en el que personas con diabetes tipo 1 deliberadamente reducen la dosis de insulina que necesitan (o se las saltan) con el propósito de perder peso rápidamente o evitar subir de peso.  Diabulimia no es un término reconocido oficialmente por la comunidad médica ni aparece tampoco en los manuales y libros de medicina, pero desde el 2007 se usa ampliamente en revistas, blogs y otros medios de comunicación que manejan información relacionada a la salud para referirse a este trastorno en particular que ha sido detectado y estudiado por décadas. Solamente el nombre es el que se considera relativamente “nuevo”.

¿Por qué se le llama diabulimia?

En los casos de bulimia, un trastorno de la alimentación que sí es aceptado y reconocido (al igual que la anorexia), la persona come (casi siempre en exceso) y luego expulsa, o purga los alimentos, provocándose el vómito o mediante el abuso de laxantes. En la diabulimia, el método utilizado para purgar o eliminar las calorías es la expulsión de la glucosa a través de la orina al reducir u omitir la insulina necesaria para que la glucosa ( el azúcar) llegue a las células.

El objetivo en ambos casos es el mismo: la pérdida de peso, pero mediante un comportamiento inapropiado, que es la purga de calorías y nutrientes que el organismo necesita.  La diabulimia, por lo tanto, cumple con los criterios clínicos que identifican a la bulimia nerviosa, pero ocurre en el caso específico de los diabéticos tipo 1. Algunos expertos proponen definir a la condición en estos términos: una reducción de insulina de más de un cuarto de la dosis necesaria, que ocurre por lo menos dos veces a la semana con el propósito de perder peso y se extiende durante más de tres meses.

¿Y cómo se pierde peso de esta forma?

Las personas con diabetes tipo 1 necesitan recibir dosis diarias de insulina para sustituir esta hormona que su páncreas no produce y que el organismo requiere para que las células puedan absorber la glucosa (azúcar) y usarla como energía. (Dicho de otra forma, para que la glucosa pueda entrar a la célula y pueda nutrir a la persona).

Cuando el diabético recibe la insulina que necesita de la manera adecuada, la glucosa obtenida de los alimentos y que es transportada por el torrente sanguíneo puede entrar en los tejidos del cuerpo y allí entonces se usa o se almacena. Sin la insulina necesaria, la glucosa se acumula en la sangre y se expulsa a través de la orina. El resultado es la pérdida rápida de peso.

Todo tiene su precio

El método funciona y de inmediato. Por eso se puede entender que resulte tan popular. Cualquiera puede caer en la tentación de la diabulimia, pero resulta más común sobre todo en los adolescentes y especialmente, las chicas, que son más susceptibles a sufrir la presión social por verse delgadas.  Se calcula que alrededor de un tercio de todas las mujeres con diabetes tipo 1 en los Estados Unidos (lo que equivale a unas 450,000 mujeres) se han privado en algún momento de insulina para perder peso.  Como el comportamiento muchas veces se oculta y no se divulga, la cifra podría ser muchísimo más elevada. Los resultados de la práctica de la diabulimia, aunque son rápidos y efectivos tienen un precio elevado para la salud. Algunas de las consecuencias de la reducción de la insulina son las siguientes:

  • Retraso en el crecimiento y el desarrollo de los adolescentes debido a un control inadecuado de la glucosa
  • Mayor peligro de desarrollar infecciones
  • Episodios más frecuentes de cetoacidosis diabética. Esta condición ocurre cuando el cuerpo no puede usar a la glucosa como fuente de energía y utiliza entonces a las grasas, que al metabolizarse, producen ácidos llamados cetonas que se van acumulando en la sangre y en la orina. La alta concentración de cetonas es tóxica y en casos severos puede requerir hospitalización.
  • Visitas a salas de emergencia y hospitalizaciones más frecuentes
  • Mayor riesgo de desarrollar complicaciones prematuras debidas a la diabetes, como daño a las terminaciones nerviosas o neuropatías, pérdida de la visión, enfermedad renal (de los riñones) y enfermedades cardiovasculares (incluyendo ataques al corazón).

Las señales de aviso

Si tienes un hijo o hija adolescente con diabetes tipo 1, una elevación prolongada e inexplicable de los niveles de la glucosa en la sangre es la primera señal de se que puede estar saltando o puede estar reduciendo sus dosis de insulina y que podría estar sufriendo de diabulimia. Los expertos recomiendan monitorear los resultados de la prueba de hemoglobina A1c (que representa el promedio de los niveles de la glucosa en la sangre en un período de tres meses). Si los resultados suben sin razón aparente, considéralo una señal de alerta. Además, pueden presentarse otras señales como:

  • Cambio en los hábitos de alimentación (por ejemplo, la persona come más, pero aún así pierde peso)
  • Aumento o pérdida rápida de peso
  • Preocupación excesiva por la imagen corporal, por el peso o por lo que se come
  • Autoestima baja
  • Ganas de orinar con frecuencia
  • Comportamientos destructivos (como exceso de ejercicio o uso excesivo de laxantes)
  • Falta de energía, cansancio, irritabilidad, confusión, ansiedad o incluso, desmayos
  • Ausencia de algunos períodos menstruales o periodos irregulares
  • Episodios de cetoacidosis diabética frecuentes

¿Y cómo se trata?

Si sospechas que tu hija(o) está bajando sus dosis de insulina y tiene varias de las señales indicadas que sugieren diabulimia, evita el impulso de acusar y culpar. Se trata de una condición médica, un comportamiento compulsivo difícil de romper. Si el problema está en una etapa inicial, tu papel principal es explicarle y enfatizar las consecuencias negativas para su salud, así como hacer hincapié de que no falte a sus visitas al médico, que se alimente adecuadamente y de que reciba las dosis necesarias de insulina.

Si piensas que no tienes éxito, es necesario que busques ayuda médica.  Algunas personas necesitan hospitalizarse hasta que se estabiliza el control de la glucosa, pero si todavía no se requiere hospitalización, romper el círculo de la diabulimia puede requerir los recursos de varios especialistas que funcionen en equipo:

  • Un endocrinólogo
  • Un psicólogo o psicoterapeuta
  • Un especialista en nutrición

Entre todos deben trabajar para hacer que el paciente recupere hábitos saludables de alimentación junto con una imagen positiva de sí misma(o).  Y si eres tú quien se priva de la insulina para perder peso, piensa que no hay nada más importante que la salud.  Busca ayuda profesional calificada de inmediato para salir de ese peligroso ciclo. Es un proceso largo y difícil, pero vale la pena. Da el primer paso hoy mismo para decirle adiós a la diabulimia.

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Imagen: ©Shutterstock / Bochkarev Photography

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