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Los niños que sufren de asma, hoy en día, pueden jugar como cualquier niño sano. Esa idea de que son más débiles y que deben quedarse quietos ha quedado en el pasado. Sin embargo, es importante mantener esta enfermedad bajo control para evitar ataques inesperados. Por eso, aquí te contamos algunas claves para lograrlo.

Una de las condiciones que puede interferir con la respiración de los niños y que les quita el aire a los padres también es el asma, cuyos ataques pueden aumentar en determinadas épocas del año, como la primavera, pero que se pueden presentar sin previo aviso en cualquier momento del año, y si no se controlan de manera adecuada, pueden ser muy peligrosos para los niños.

El asma se presenta cuando hay dificultad para respirar debido a una inflamación y estrechamiento de las vías respiratorias, específicamente de los bronquios. A veces, los niños son sensibles a algunos estímulos del medio ambiente, como el polen, el polvo y el pelo de las mascotas, y su cuerpo reacciona de forma exagerada haciendo que sus bronquios se inflamen y se contraigan, por eso les cuesta respirar.

Entre los síntomas principales del asma se encuentran:

  • una sensación de opresión en el pecho
  • falta de aire
  • silbidos al respirar (especialmente al exhalar)
  • tos

Con los avances científicos y los nuevos tratamientos que hay disponibles, la idea típica de que los niños asmáticos son débiles y no pueden jugar normalmente ha desaparecido. Hoy, quienes sufren de asma pueden llevar una vida normal, siempre y cuando tengan algunos cuidados para evitar los ataques repentinos o, en todo caso, si desarrollan un ataque asmático puedan reaccionar inmediatamente para que éste no se convierta en un peligro.

Recuerda que el asma es una condición crónica, es decir, que no tiene cura. Sin embargo, existen diversas maneras de prevenirla y de tratarla que hacen posible que los niños con esta condición puedan correr por el parque, jugar con sus amigos y hasta practicar deportes.

Una de las formas de mantener el asma bajo control es adaptar los lugares en donde vive el niño para que haya la menor cantidad de factores que puedan desencadenarle una crisis asmática (ten en cuenta que esto puede ocurrir con partículas diminutas que a las personas sanas no les provocan nada en absoluto).

Por ejemplo, un hogar a prueba de asmáticos no debe tener ni fumadores, ni humo de tabaco. Además:

  • Mantén tu casa limpia, evitando el polvo y las cucarachas, que también pueden provocar asma.
  • Es preferible vivir en espacios sin alfombras y que elijas cortinas y persianas que sean lavables.
  • Cambia periódicamente las fundas de las almohadas, las sábanas, los protectores de los colchones y todos aquellos elementos con los cuales tus hijos mantienen un contacto directo y permanente.
  • Evita las corrientes de aire frío en tu casa y mantén bajos niveles de humedad.
  • También es preferible evitar las mascotas, aunque no es imposible si tu niño padece de asma que conviva con ellas pero, como en otros casos, debes tener cuidados especiales como evitar que ingresen a la habitación del niño y que estén en contacto con sus cosas personales.

Para tratar el asma y mantenerla bajo control hay distintos métodos (se considera, por ejemplo, de acuerdo a un estudio pequeño que la terapia de masajes puede mejorar los síntomas del asma en algunas personas). Es importante que visites al médico con regularidad para que pueda asesorarte y que sigas el tratamiento tal como lo indique.

En general, se usan dos tipos de medicamentos, unos denominados de rescate y otros denominados de mantenimiento. Las medicinas de mantenimiento deben tomarse regularmente, de acuerdo a como el médico lo indique, y su función es mantener despejados los pulmones y evitar que se presenten las crisis o ataques de asma.

Pero eso no significa que no pueda haberlas. Por eso, los medicamentos de rescate, como su nombre lo indica, se usan ante un ataque asmático, para evitar que empeore y para que el niño tenga la capacidad de respirar normalmente otra vez.

Recuerda que mantener el asma bajo control no es una misión imposible. Por el contrario, le permitirá a tu niño desarrollarse de una manera más saludable y sentirse mejor, no sólo ahora sino también cuando sea adulto, ya que si el asma no está controlada puede provocar enfermedades crónicas en los pulmones.

Si el asma de tu niño no está bien controlada y en este momento no está visitando a un especialista, sugiérele a su pediatra que lo refiera con un alergólogo (un especialista en alergias) o con un neumólogo (un especialista en los pulmones), para que tu niño siga jugando y creciendo con una buena calidad de vida.

Iaágen © iStockphoto.com / Andrew Helwich

 

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