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¿Sabías que el número de niños autistas ha crecido considerablemente en los últimos años? El aumento se justifica, en parte, por mejores métodos diagnósticos y la detección temprana, pero todavía se están investigando el resto de los factores. Al parecer el exceso de peso de la madre es uno de los factores de riesgo. Infórmate aquí.

El autismo es un trastorno del desarrollo caracterizado por la dificultad en la comunicación verbal y no verbal, problemas para relacionarse socialmente y conductas repetitivas. Se cree que en un 50% es causado por factores genéticos, y que el otro 50% es producto de distintos factores (ambientales, edad avanzada en los padres, nacimientos prematuros, deficiencia de vitaminas durante el embarazo). Y según una investigación reciente, publicada en la revista Pediatrics, el exceso de peso de la madre podría ser uno de esos factores.

Como actualmente la obesidad se ha vuelto casi una epidemia, se piensa que puede haber una relación con el creciente número de niños que padecen de autismo y de otros retrasos en su desarrollo, sobre todo porque se considera que una tercera parte de las mujeres norteamericanas en edad reproductiva  son obesas, y casi un 9% padece de diabetes. Los hallazgos de esa investigación coinciden con un reporte de los CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades en los Estados Unidos), que revela que el autismo hoy en día afecta a uno de cada 88 niños en los Estados Unidos, comparado con uno de cada 110 niños en 2009.

En la investigación, publicada el 9 de abril en Pediatrics, se estudiaron más de 500 niños entre las edades de dos a cinco años con autismo de leve a grave, unos 170 niños con otro tipo de discapacidad del desarrollo y 315 niños con un desarrollo normal. También se estudió el historial de salud (los antecedentes personales) de la madre. Las madres que estaban obesas antes del embarazo, en comparación con las que no estaban obesas, tenían más de un 60% de probabilidades de tener un niño con autismo, y el doble de probabilidades de que el niño tuviera otro tipo de problema de conducta, de discapacidad intelectual o de desarrollo. Si las madres padecían también de hipertensión o de diabetes antes o durante el embarazo, el riesgo era aun mayor en cuanto al retraso en el desarrollo del niño, pero no significativamente en cuanto al autismo.

No se sabe, sin embargo, cómo el peso de la madre o sus desórdenes metabólicos contribuyen al autismo o a otros problemas del niño. Una teoría sugiere que la obesidad desencadena proteínas inflamatorias, y que algunas de estas proteínas pueden pasar de la placenta el feto y dañar su cerebro en desarrollo.

Los resultados de la investigación sugieren que la obesidad y otras condiciones metabólicas en la madre son, en general, un factor de riesgo para el autismo y otros retrasos en el desarrollo del niño, aunque, naturalmente, no son el único factor. Y esos otros factores tampoco deben ignorarse.

No se debe llegar a la conclusión de que todos esos problemas se deben únicamente a la obesidad. Muchos padres de niños autistas tienen un peso normal, mientras que muchos padres obesos no tienen hijos autistas. Tal vez no sea la obesidad por sí misma la causa del autismo, sino otros factores que llevan a ella, como la genética, el estilo de vida o la dieta. En ese caso, la relación de la obesidad con el autismo podría ser más bien indirecta.

En realidad, hay una lista de causas potenciales del autismo. Unos investigadores de la Universidad de California en Davis han examinado ciertos factores ambientales, como la contaminación. El estudio, cuyos datos se publicaron el verano pasado, demostró que el riesgo de autismo se duplicaba si las familias habían vivido cerca de una autopista durante el tercer trimestre del embarazo. Otros factores de riesgo incluían: no tomar vitaminas prenatales, una edad avanzada en los padres (sobre todo en el papá) y dejar menos de 12 meses entre un embarazo y otro.

Está también el factor genético. Tres estudios independientes publicados en la revista Nature identificaron varias mutaciones genéticas espontáneas como causa de al menos una parte de los casos de autismo.

En cualquier caso, la obesidad es preocupante no sólo por ser causa potencial del autismo, sino también por muchos otros motivos de salud. Pero tiene una parte buena: puedes controlarla. Si estás planeando quedar embarazada o ya lo estás, es importante que sigas una dieta sana y hagas ejercicios moderados, siempre bajo supervisión médica, cuidando de tener un peso adecuado, pero no excesivo. Si lo haces, ya estarás poniendo de tu parte para que tu bebé nazca saludable.

Imágen © iStockphoto.com / Rhienna Cutler

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