El plástico se ha transformado en una parte indispensable en nuestra vida, presente en prácticamente todos los lugares. Su revolución y beneficios para la vida moderna es incontestable, pero hay un costo escondido que hace poco a comenzado a emerger: la acumulación de microplásticos en nuestro cuerpo. En este artículo, hablaremos sobre el origen de los microplásticos, cómo llegan a nosotros y qué podemos hacer para mitigar su acumulación en nuestro cuerpo, que tiene muy alarmada a la comunidad científica y médica.
El origen
“Los microplásticos son creados por el desgaste y quiebre de objetos plásticos, neumáticos, ropa, pintura seca, y pérdida en la preproducción de pellets [bolitas para fabricar productos ] y polvos”, señala el Prof. Dick Vethaak, especialista en microplásticos de la Universidad de Ultrecht, en Amsterdam, Países bajos. En general se definen como trozos menores a 5 mm de tamaño, aunque muchos pueden ser visibles con el ojo desnudo, otros, los nanoplásticos, no es posible verlos. Considerando que el 75% de todos los plásticos producidos por Estados Unidos (35 mil toneladas) terminan en el mar y vertederos, hay muchas posibilidades de que se produzcan microplásticos que lleguen a nosotros.
Al mismo tiempo, los plásticos al descomponerse o producirse generan otros productos químicos:
BPA: Bisfenol A. Es liberado en la producción de plásticos de policarbonato. Es decir, en ventanas anti-rotura, lentes, botellas de agua, algunos pegamentos, en la pintura de algunas latas de alimentos líquidos y sólidos, tapas de botellas y estructuras plásticas en las tuberías de suministro de agua. Los alimentos y bebidas se contaminan con BPA al estar en contacto con estos objetos. Casi todos los individuos de Estados Unidos mayores a 6 años tienen BPA en la orina, es decir, en el cuerpo.
Plastificantes: Son aditivos que permiten a un material, en este caso los mismos plásticos, para hacerlos más suaves y flexibles, pero manteniendo su resistencia. En general se utilizan en productos como empaques de comida, juguetes, entre otros de contacto humano.
Cantidades alarmantes
En relación a las concentraciones de microplásticos que podemos recibir desde los alimentos el Dr. Dick Vethaak señala que en el agua de las cañerías y embotellada podemos recibir entre 0 y 10,000 microplásticos por litro, siendo los de menor tamaño los que se encuentran en mayor cantidad. En 2019, unos investigadores midieron en Londres había una gran cantidad de microplásticos en el aire y que se depositaba por toda la ciudad (casi 1000 por metro cuadrado). Además, vieron que era 20 veces mayor que en lugares rurales.
En relación a la concentración corporal, mientras más alto se está en la cadena alimenticia, es mayor la acumulación de microplásticos. Así los organismos marinos, especialmente los depredadores carnívoros, como el atún, y lo filtradores, como los moluscos con dos conchas, tienen la mayor densidad de microplásticos.
¿Qué se sabe sobre sus efectos?
La evidencia es escasa, por falta de estudios, y por el poco tiempo que se llevan estudiando. Sin embargo, algunos descubrimientos levantan mucha preocupación:
¿Podemos hacer algo?
Aunque la presencia de plásticos en nuestros alimentos nos preocupa, y no podemos eliminarlos totalmente, si podemos hacer algunas cosas para reducir su efecto y concentración:
Por Carlos Diego Ibáñez
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