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Además de la conocida relación de las grasas trans con las enfermedades cardíacas, ya tienes otra razón para desterrarlas de tu dieta, o al menos disminuirlas lo más posible. Según los resultados de un nuevo estudio, las grasas trans al parecer aumentan el riesgo de la apoplejía o los accidentes cerebrovasculares en las mujeres después de cierta edad.

Hace algún tiempo, las grasas trans se usaban normalmente en los alimentos procesados, tanto horneados como fritos, ya que realzaban su sabor y su textura, y alargaban su vida en los anaqueles del supermercado. Por desgracia, estas grasas representan un riesgo para la salud, porque (como otras grasas) se trasladan a través de tu sistema digestivo hasta llegar a las arterias en donde se acumulan y pueden  llegar a bloquearlas, incrementando así el peligro de que sufras ataques al corazón y otras enfermedades cardiovasculares, como las apoplejías o accidentes cerebrovasculares. Y tienen un peligro extra. Aunque al igual que las grasas saturadas aumentan el colesterol “malo”, a diferencia de ellas, las grasas trans disminuyen el colesterol “bueno”, por lo que son doblemente dañinas para la salud. Desde que se comprobó esto hace años, han ido desapareciendo poco a poco de los supermercados y los restaurantes.

Pero ahora hay algo más: un estudio, publicado en el número de marzo de la revista Annals of Neurology, sugiere (aunque no prueba) que existe una relación entre las grasas trans y la apoplejía o ataque cerebrovascular en las mujeres después de los 50 años.

En el estudio tomaron parte más de 87,000 mujeres de entre los 50 y los 79 años, que llenaron cuestionarios detallados sobre su dieta, entre otras cosas su consumo de los distintos tipos de grasa. Aunque no se encontró una conexión entre el consumo total de grasas de otros tipos con la apoplejía, las participantes que ingirieron en particular las mayores cantidades de grasas trans tuvieron un riesgo 39% más elevado de sufrir un accidente cerebrovascular que las que ingirieron las menores cantidades.

Al hacer la proporción, se tuvo en cuenta no sólo el consumo de grasa de las participantes, sino también su estilo de vida y su dieta, factores que contribuyen a los accidentes cerebrovasculares. Es importante aclarar, sin embargo, que el aumento del riesgo sólo se notó en las mujeres que no tomaban aspirina regularmente. Por otra parte, las personas que consumen grandes cantidades de grasa trans suelen tener una dieta inadecuada, alta en azúcar, sodio (sal) y otras sustancias poco sanas. Eso puede explicar en parte el mayor riesgo de apoplejía.

Aun así, basándose en la evidencia que existe, es recomendable que te abstengas de consumir alimentos que contengan grasas trans. La mayoría de los fabricantes están incluyendo en las etiquetas de los alimentos la proporción de los distintos tipos de grasa que contiene. Asegúrate de no comprar los que contienen grasas trans. Pero mantente alerta: si la etiqueta dice “parcialmente hidrogenado”, significa que el producto contiene grasas trans, y es preferible que no lo lleves.

¿Hay medidas que puedes tomar?

Aparte de disminuir el consumo de grasas trans (y también de otras grasas), hay algunas cosas que puedes hacer. Entre ellas:

  • Practicar ejercicio moderado.
  • Controlar la hipertensión (presión alta).
  • Suprimir el exceso de sal (sodio) en las comidas.
  • Dejar de fumar.
  • Mantenerte en un peso sano.
  • Introducir en tu dieta abundantes frutas y vegetales frescos, granos integrales y alimentos con fibra.

Aunque esos factores no te “inmunizan” totalmente contra los accidentes cerebrovasculares, sí reducen significativamente tus riesgos de sufrirlos. Recuerda el refrán que avisa que el que oye consejo llega a viejo. Así que para vivir más años con más salud, toma desde hoy las riendas de tu alimentación, evitando al máximo las grasas más perjudiciales, las grasas trans.

Imágen © iStockphoto.com / Francesco Santalucia

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