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Las nuevas tecnologías de imagen en 3D que se presentan como la última innovación y son cada vez más utilizadas en el cine, la televisión, los videojuegos y hasta en el Internet, no pueden ser vistas por todos y pueden generar malestares como náuseas y dolores de cabeza. Aquí te contamos más detalles sobre esta tecnología y cómo puede afectar la visión.

¿Cómo prefieres ver las películas en el cine, en las tradicionales 2D (2 dimensiones) o en las novedosas 3D (3 dimensiones) que están saltando de la pantalla grande para instalarse en televisores, videojuegos y hasta en el Internet? Tal es el crecimiento de esta tecnología que YouTube, el sitio de videos en línea desde el cual se reproducen más de 3 mil millones de videos al día en todo el mundo, anunció el lanzamiento de una nueva función para que los usuarios puedan convertir sus filmaciones de 2D a 3D en tan sólo unos clics, y éste es sólo un ejemplo.

Sin embargo, no todos pueden ver imágenes en 3D.  Hay quienes sencillamente ven la imagen distorsionada, mientras que a otros les provoca malestares físicos, como mareos y dolor de cabeza. A todo esto se suma que los efectos logrados no parecen generar más realismo en los espectadores. Entonces, ¿realmente vale la pena pagar más para ver las películas en 3D?

Para poder ver en tres dimensiones, la información de la imagen entra por cada ojo y viaja hasta el cerebro, en donde las señales se unen en una única imagen tridimensional final, es decir, con la dimensión de profundidad. Este procedimiento que parece tan sencillo se denomina estereopsis, y el cerebro aprende a hacerlo con precisión en los primeros años de vida.

La estereopsis permite realizar muchas de las tareas cotidianas de los adultos, como conducir, construir objetos tridimensionales, enhebrar una aguja, llenar un vaso de agua sin que rebalse y hasta saludar dando la mano a otra persona sin golpearla. A los niños les permite interpretar el espacio que los rodea, ubicar y localizar objetos, realizar habilidades motoras como golpear una pelota, correr y saltar, percibir la velocidad de los objetos, calcular distancias y alturas, y hacer tareas manuales precisas.

Pero a veces este proceso no se produce correctamente, por ejemplo cuando alguien tiene estrabismo (los “ojos cruzados”), vicios de refracción, anisometropía o sea el denominado “ojo flojo o perezoso”. En ese caso, es importante detectar el problema lo antes posible. Lo ideal sería detectarlo antes de que el niño cumpla el año de edad, ya que luego puede ser irreversible, pero como eso no siempre es posible, si hay algo que las tecnologías 3D están permitiendo es detectar problemas de visión en los niños (y en los adultos) que de otro modo podrían haber pasado desapercibidos.

A pesar del éxito que parece mostrar la industria del 3D,  muchas personas tienen dificultades para verlas. Según una encuesta desarrollada el año pasado en el Internet por la Asociación de Optometristas Estadounidenses, un 25% de los espectadores declararon haber sufrido dolores de cabeza, visión borrosa, náuseas y otros malestares al mirar películas en 3D.

¿Entonces, es realmente más placentero ver películas en 3D? La industria no deja de producir dispositivos capaces de reproducirlas y los presenta como la última innovación en materia de imagen. ¿Qué opinan los espectadores?

Un grupo de investigadores de la Universidad del Estado de California, en Estados Unidos, se hizo esta pregunta y se sorprendió con los resultados que obtuvo mediante una encuesta en línea, realizada entre 400 estudiantes: los espectadores mostraron que no recordaron mejor la película cuando la vieron en uno u otro formato, y quienes la vieron en 3D no experimentaron una sensación de inmersión mayor en el mundo de la ficción.

¿Y tú, qué sensaciones tienes con las películas en 3D? Si no le habías prestado atención o te sentías incómodo ante tus amigos de que te haya causado algunos efectos físicos incómodos, ahora ya lo sabes: esto puede pasar y es más común de lo que parece.

Y si vas a disfrutar la película con tu hijo, con tu sobrino o algún niño, no dejes de pregúntale cómo se siente y qué sensaciones tiene. Si te dice que ve raro o borroso, que le duele la cabeza, está mareado o tiene náuseas, quizá tenga un problema de visión y vale la pena que visite al oftalmólogo, que es el médico especializado en  atender la salud visual.

Imágen © iStockphoto.com / Denis Raev

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